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El rótulo del Café Tetuán, ubicado frente a la torre de tribunales hasta el mes pasado, luce abandonado en la bodega de sus dueños, a finales de mayo. La empresa familiar ya decidió trasladar sus servicios en redes sociales. Simone Dalmasso

Incertidumbre y diversificación: cómo les fue a las mipymes con las que hablamos hace dos meses y medio

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Incertidumbre y diversificación: cómo les fue a las mipymes con las que hablamos hace dos meses y medio

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Diez semanas después del cierre de comercios y empresas por la emergencia del COVID19 hay descontento entre los pequeños y medianos empresarios. La información que traslada el Gobierno sobre los horarios de apertura y los negocios que pueden operar es tan confusa que generó incertidumbre en el sector. Frente al abandono del Estado la opción fue crear redes de apoyo para diversificar los negocios y evitar el cierre. Los préstamos que puede otorgar el Crédito Hipotecario Nacional (CHN) como parte de las medidas de reactivación económica no son la primera opción.

Desde los primeros días de las medidas para evitar la propagación del virus se esperaba un impacto negativo en la economía del país, sobre todo en las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes). Estas cuentan entre uno y diez empleados y de acuerdo con un informe de 2017 del Ministerio de Economía (el más reciente), en Guatemala hay 403,043 de este tamaño. Generan el 80% de los puestos de trabajo y representan el 40% del producto interno bruto.

Un sector económico importante que ahora padece del impacto de la pandemia y que realiza todo lo que esté a su alcance para mantenerse a salvo y garantizar los puestos de trabajo. A mediados de marzo, una semana después del inicio de las medidas para evitar la propagación del virus, Plaza Pública habló con varios pequeños y medianos empresarios, hombres y mujeres que manifestaron preocupación, pero también optimismo por los días venideros.

Dijeron que no estaban preparados para mantener a flote sus empresas tras lo que se anunciaba entonces que serían quince días de cierre. El pago de planillas, de los servicios y alquiler de locales y las deudas adquiridas antes de la emergencia eran los motivos de preocupación. Había expectativa en algunas áreas, sobre todo en las relacionadas con el mercado digital y la distribución en supermercados. 

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Dos meses y medio después, Plaza Pública entrevistó a los mismos empresarios -y a otros- para conocer cuál es su situación. Coinciden en que las ventas bajaron, pero la mayoría logra mantener a su personal. La caída era una situación esperada que les motivó a diversificar sus actividades. La situación generó más trabajo, pero no incrementó las ganancias.

«Las pequeñas y medianas empresas se están descapitalizando porque el volumen de venta disminuyó», dice Raúl Rosales, director ejecutivo de la Federación de la Pequeña y Mediana Empresa Guatemalteca (Fepymes). «Mermó la compra de los artículos que no son básicos. Más allá de los alimentos la gente no está comprando otras cosas porque se encuentra a la expectativa de lo que sucederá con la pandemia», afirma.

Marta Méndez, dueña de la pizzería L’Aperó y el restaurante-panadería Miettes, de Cuatro Grados Norte, dice que durante los primeros días de la emergencia la incertidumbre les impidió tomar decisiones. Las ventas cayeron, sobre todo en la pizzería. Fue un reto adaptarse a la nueva realidad.

«El concepto era disfrutar de la experiencia en el lugar. Independientemente de que quiten el Estado de calamidad habrá un tiempo de adaptación. Ahora repartimos las pizzas a domicilio. Para nosotros representa un negocio distinto. Nos hemos adaptado sobre la marcha y no es fácil», dice Méndez. Cuenta que, aunque no era lo que quería, debió reducir el personal. «De acuerdo mutuo se terminó la relación laboral con tres personas», afirma.

Para los pequeños y medianos empresarios sus negocios no solo representan su medio de subsistencia. Hay una identificación con la idea y la estrategia de producción y venta que ahora también resultada afectada. «Entramos en nuestros propios miedos de cambio», asegura Marta Méndez. «Estamos tratando de transformar todo. No queremos matar la pizzería, que ha sido nuestro emblema, pero ya comprendimos que nos toca cambiar o diversificar más el producto final».

La ambivalencia del Gobierno sobre las medidas para evitar la propagación del virus también impacta a las mipymes. El cambio constante de los horarios de apertura de mercados y supermercados afecta a los proveedores. A esto se suma que en Guatemala los comercios todavía no tienen la capacidad instalada para atender toda la demanda a través de Internet y medios electrónicos.

«En las últimas semanas tenemos que estar más tiempo en la calle, porque con horarios reducidos en los supermercados, nos toca esperar más para entregar nuestros productos», cuenta Lorena Araton, CEO de TASU Chips. Esto también les motivó a iniciar con entregas a domicilio directo a los consumidores, sin recurrir a intermediarios.

El incremento del trabajo y la baja de las ganancias es una constante. María Kaltschmitt, directora de Zen Interactive Media, una agencia de comunicación en la era digital, se manifestó optimista al inicio de la crisis, porque sus clientes le pidieron más trabajo ante la necesidad de migrar a las redes sociales. Sin embargo, por el impacto en las ventas de quienes la contratan, sus actividades disminuyeron a tal punto que redujo el personal a la mitad. En su empresa, donde solo laboran mujeres, ahora quedan 14 trabajadoras.

«Han sido tan grandes las pérdidas que incluso cuando termine la emergencia no podremos regresar inmediatamente. Las empresas ya me dijeron que en el futuro no requerirán mis servicios como antes», dice Kaltschmitt.

José Legrand, dueño de J&K Nuts, distribuye manías y nueces procesadas en tiendas de conveniencia, restaurantes y bares. Asegura que en las últimas semanas su venta bajó entre 40 y 50%. «Como estrategia frente a la crisis por la pandemia contacté a pequeños vendedores para darles el producto a precio de mayoristas», dice.

La innovación con el apoyo de las redes sociales e Internet es una de las principales estrategias para evitar la caída de las ventas. Juan Arturo Pérez, presidente de la Asociación de la Pequeña y Mediana Empresa de Guatemala (Asopyme), considera que esta es la nueva realidad para los pequeños y medianos empresarios. «Nuestra percepción, aunque no tenemos los datos certeros, es que el regreso a la normalidad será lento. Hay gente que encontró salidas y una de ellas es el comercio electrónico, que funciona a través de las redes sociales. Aún es lento, pero está tomando fuerza».

Sin embargo, asegura Pérez, en Guatemala hay resistencia para las compras directas a través de las plataformas virtuales, por lo que el comercio electrónico apenas empieza y hay desconfianza a pagar con tarjetas de crédito o débito. Se monta la publicidad de los productos a través de las redes sociales y ahí mismo se toman los pedidos y los datos para el envío, pero los pagos suelen realizarse en efectivo contra entrega del producto.

Marta Méndez, de los restaurantes L’Aperó y Miettes, dice que la promoción y el comercio por medios virtuales implica un cambio de relación con el cliente y representa más trabajo. «Es muy agotador», asegura. «Trabajamos el triple. Además, debemos implementar muchos cambios de horario y de costos de entrega a domicilio, porque con las modificaciones de las medidas del Gobierno, suele haber más gente en la calle y, por lo tanto, más tráfico».

«Tomamos decisiones sobre la marcha cada vez que habla el presidente», asegura Lorena Araton, de TASU Chips. «Estamos en reunión virtual todos juntos viendo las cadenas del presidente para saber qué hacer al siguiente día», puntualiza.

El sector turístico, el más golpeado

La innovación es más difícil para los pequeños y medianos empresarios del sector turístico, los más afectados por la emergencia del COVID19. Guatemala empezó a cerrar sus fronteras desde el 31 de enero y de manera total desde el 16 de marzo. Según la II Encuesta Empresarial de Impacto Económico al Sector Turístico, realizada por ASIES y ASI Estrategias, durante mayo el 87% de las empresas tuvo algún impacto. De estas, el 44% cesó actividades.

Ítalo Rojas es locatario en el Mercado Central de la ciudad de Guatemala. Vende artesanías y su familia se dedica a la fabricación de joyas de oro y plata. Su negocio se encuentra cerrado desde el 16 de marzo. «Tenemos cero producción, cero ventas y cero ingresos», afirma.

Aunque tienen la opción de promover sus productos a través de las redes sociales es difícil adaptarse. «Ahora estamos construyendo un catálogo de joyas, pero es difícil trasladarse al mercado electrónico. Uno sabe y conoce sobre las redes sociales, pero es distinto utilizarlas para las ventas», dice Rojas.

Otro problema al que se enfrentan es que no tienen respuesta de la Municipalidad de Guatemala sobre la posibilidad de no pagar el arrendamiento de los locales durante los meses en que están cerrados. «Los demás vecinos del Mercado Central decidimos no hacerlo, porque no tenemos ingresos», asegura.

Una de las principales consecuencias fue la suspensión de los contratos labores en el puesto de artesanías del mercado y en la fábrica de joyas. «Llegamos a un acuerdo y esperamos que la situación mejore a partir de mediados de junio», afirma Rojas.

La situación de Ítalo Rojas refleja la realidad del sector. Según la encuesta de ASIES y ASI Entregas, el 39% de las empresas del sector turístico solicitaron la suspensión de contratos de sus trabajadores. En algunos casos la situación es peor. Se perdió el 35% de los puestos de trabajo en las pequeñas empresas y el 40% en las medianas.

Por confusos y engorrosos, no hay interés los créditos

Como parte del paquete para la reactivación económica, se crearon dos fondos para créditos al sector mipyme, uno a cargo del Crédito Hipotecario Nacional (CHN) y otro del Ministerio de Economía (Mineco). El objetivo es otorgar créditos de manera inmediata para recapitalizar a las empresas afectadas por la pandemia. 

El Fondo de Protección de Capitales cuenta Q250 millones para otorgar préstamos a pequeños y medianos empresarios y está a cargo del Crédito Hipotecario Nacional (CHN). Durante la cadena nacional del 27 de mayo, el presiente Alejandro Giammattei aseguró que el CHN aprobó más de Q5 millones durante los primeros tres días hábiles del programa. «Están en proceso de aprobación más de Q34 millones», dijo el presidente.

Sin embargo, ninguno de los empresarios con los que habló Plaza Pública están convencidos de entrar en este programa. Las razones: No tienen claros los mecanismos para acceder a los créditos, los requisitos son complicados y la tasa de interés (8.5%) es muy alta, dicen.

«Al inicio el programa se veía interesante, pero nos hemos dado cuenta de que el procedimiento de acceso es demasiado engorroso. Da lo mismos buscar un crédito en cualquier otro banco porque piden un sinfín de requisitos», asegura Raúl Rosales, de Fepymes. «A los pequeños y medianos empresarios que conozco y que aplicaron a los préstamos o no se los autorizaron o todavía esperan una respuesta», puntualiza.

Juan Arturo Pérez, de Asopyme, asegura que los préstamos del CHN son una buena opción, pero todavía no logran saber cuál es el procedimiento para solicitarlos. «Estamos tratando de entender cuáles son los pasos. Hay incertidumbre de cómo funcionan estos créditos. Nuestro equipo financiero está tratando de compilar la información para orientar a nuestros asociados», afirma.

El Ministerio de Economía (Mineco) también tiene a su cargo la ejecución de otro fondo dirigido al sector. Son Q400 millones disponibles en préstamos de hasta Q500,000 y con una tasa de interés alrededor del 4.85% anual sobre saldos. Sin embargo, todavía no se ha ejecutado. Este 3 de junio se publicará el Acuerdo Ministerial para empezar.

Pablo Bonilla, director ejecutivo de la mipyme en el Mineco, dijo que ya recibieron los primeros Q200 millones del Ministerio de Finanzas y que a partir de esta semana empezará la promoción de los requisitos y las condiciones de los créditos. «Con estos recursos se busca el fortalecimiento directo y real del sector», afirmó.

Agregó que desde los primeros días de la emergencia el Mineco redireccionó Q200 millones de un fideicomiso para convertirlos en créditos para pequeños y medianos empresarios. Hasta el momento ya se trasladaron Q108.3 millones a seis entidades financieras, entre las que se encuentran asociaciones y cooperativas con presencia en 15 departamentos. Se espera que esta semana se aprueben los primeros préstamos.

Pero los créditos son poco atractivos. No generan interés porque los empresarios consultados desconfían del Gobierno o no los consideran una respuesta o salida para la crisis que atraviesan.

«No estoy interesado en meterme a un préstamo. Ya la empresa tiene una deuda. No me conviene endeudarme otra vez con una tasa de interés tan alta», dice José Legrand, de J&K Nuts.

También hay desconfianza hacia las medidas del gobierno, porque no se explican con claridad. «No estamos interesados en los créditos del CHN. Algunas de las medidas que se han producido sobre la marcha dan la sensación de no estar completamente desarrolladas. Nos parece que hace falta claridad y transparencia», aseguró Lorena Araton, de TASU Chips.

Y así como la emergencia por el COVID19 obligó a la innovación para mantenerse a flote, las y los pequeños empresarios también echaron a andar otras medidas de apoyo como opciones más convenientes frente a los créditos. Hay alianzas entre comercios para ofrecer productos, comunicación más abierta y directa con los clientes, espacios de diálogo para generar ideas de innovación y también asistencia técnica para adentrarse en el mundo virtual.

«Son redes en donde sentimos más confianza», dice Marta Méndez, de los restaurantes L’Aperó y Miettes. «Hay una desilusión sobre el apoyo que se puede obtener del Gobierno. Prefiero trabajar con otras alianzas que pueden ser más inmediatas y satisfactorias. Con los vecinos de la zona 4 estamos construyendo una propuesta para un huerto urbano. No solo obtendríamos de ahí los productos que necesitamos, sino que también apoyaríamos a iniciativas ciudadanas que atienden a las personas más vulnerables durante la emergencia», comenta. 

La experiencia de Lorena Araton está ligada a la organización de mujeres empresarias. Integran una red de apoyo con presencia en Guatemala. Ahora quieren extenderse a otros departamentos. «Somos más de 30 mujeres emprendedoras. Ahora estamos mucho más activas. Nos apoyamos entre nosotras, no solo para compartir sugerencias de innovación sino también para acompañarnos en estos momentos tan duros que vivimos», asegura.

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