El lucro con el hambre en Guatemala

Mientras tanto, los representantes de agencias internacionales de cooperación optaron por hacerse los desentendidos y celebraron los «avances» con una salida a bailar que, irónicamente, simbolizaba la tragedia del hambre que afecta a millones de guatemaltecos.

Este tipo de situaciones se han repetido en gobiernos sucesivos, donde la burocracia internacional y un aparato estatal disfuncional operan en un ciclo que perpetúa la crisis alimentaria.

A pesar del régimen de impunidad que facilita la perpetuación de la pobreza y la miseria en gran parte del país, han surgido casos de corrupción relacionados con el combate al hambre. Lamentablemente, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) es uno de los más afectados por las mafias que han robado recursos públicos destinados a la alimentación. Los escándalos van desde la compra de alimentos en mal estado para entregarlos a familias rurales, hasta el uso de vales y fertilizantes como regalos de campaña.
También se han denunciado contrataciones de personal no calificado y la entrega de alimentos a personas que no los necesitan, o incluso a fallecidos, en el Viceministerio de Seguridad Alimentaria. La única función de esta institución se ha centrado en la distribución de alimentos; sin embargo, una de sus actividades más urgentes, el mapeo de la inseguridad alimentaria y la identificación de familias necesitadas, ha sido ignorada debido a su incapacidad técnica.
Así, varios ministerios y secretarías, que por ley tienen la corresponsabilidad de atender la inseguridad alimentaria y nutricional, han sido infectados por el virus de la corrupción, lo que ha hecho inoperante la institucionalidad que debería abordar la problemática.

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Por otro lado, los aportes de algunas agencias de cooperación, que tienen como contraparte a entidades gubernamentales, también se han ido a saco roto. Otro rubro codiciado por estos perversos individuos que viven del lucro del hambre son los préstamos que nosotros y nuestras futuras generaciones pagaremos. Un caso relevante es el préstamo de 100 millones de dólares del Banco Mundial para el proyecto «Crecer Sano» aprobado en 2019, de los cuales apenas se han desembolsado 49 millones; es decir, menos de la mitad, debido a un pobre desempeño y a los dudosos eventos de adquisiciones de los dos gobiernos anteriores. Por ejemplo, se contrató a una empresa recién creada para realizar talleres de capacitación a personal de salud por 11 millones de quetzales y a una ONG para capacitar auxiliares de enfermería por 15 millones de quetzales. Ambos montos suman 26 millones que podrían haber servido para graduar de maestría a aproximadamente 866 empleados del MSPAS en la USAC. De ese mismo préstamo, tres millones se destinaron a evaluar indicadores del proyecto, pero en lugar de eso, se utilizaron para realizar la Línea de Base de la Gran Cruzada Nacional por la Nutrición, el proyecto emblemático contra la desnutrición del anterior gobierno, cuyos resultados se entregaron casi al final de esa administración. En realidad, poco les importó mejorar la seguridad alimentaria y nutricional de la población; lo que realmente les interesó fue el negocio.

Es inaceptable que en un país donde la necesidad y el sufrimiento son tan evidentes, existan aquellos que se benefician de la miseria ajena. Es momento de que la ciudadanía despierte y exija cuentas a quienes han convertido el hambre en un negocio, porque el verdadero progreso no se mide en aplausos vacíos, sino en el bienestar de nuestro pueblo. ¡Basta de lucrar con el hambre!
Cómo último aporte de este mes, comparto el enlace para acceder a la información detallada del préstamo Crecer Sano.