Según dicho estudio, 38 de los 47 países del continente han adoptado medidas, acciones y leyes que no sólo limitan los derechos de la comunidad LGBT sino que han llegado al extremo de condenar con cárcel cualquier actividad gay. Consecuentemente, la mayoría de estos países están en el proceso de implementar leyes que castigan la homosexualidad con cadena perpetua y hasta aplicar la pena de muerte. Debido a estas medidas, la violencia, el abuso y el acoso en contra de estos grupos vulnerables ha incrementado dramáticamente hasta cobrar vidas inocentes como lo sucedido en Uganda con el brutal asesinato de David Kato. Debido a que sus mismos gobiernos son los culpables de su inseguridad, los activistas han tenido que recurrir al auxilio y apoyo de la comunidad internacional.
Uganda es el caso más extremo del continente. En el 2009, el entonces presidente del Congreso, intentó pasar una legislación que condenaba a muerte o a cadena perpetua a cualquier persona que se identificará gay. Por lo que los diferentes grupos de activistas de la comunidad LGBT se organizaron bajo el liderazgo de David Kato, y tuvieron que apelar a la comunidad internacional. Kato es considerado el padre del movimiento pro derechos de la comunidad gay en Uganda y gracias a sus esfuerzos logró frenar esta legislación. Países como Gran Bretaña, Francia y Alemania amenazaron detener toda ayuda económica al país si dicha ley pasaba, los diputados no tuvieron opción más que desistir. Sin embargo, en el 2011 David Kato fue asesinado brutalmente en su casa en una situación que muchos consideran un ataque planificado por sus enemigos y tristemente el año pasado volvieron intentar pasara la ley mencionada.
La actual situación en África es trágica y lamentable, varios expertos internacionales al igual que abogados de derechos humanos afirman que la comunidad LGBT se encuentra en constante peligro y estado de vulnerabilidad. Estos expertos consideran que la intolerancia y rechazo de la misma sociedad ha propagado estos actos de violencia, intolerancia que tiene como raíz, sentimientos importados por tendencias conservadoras/religiosas de países del Oeste. Por ejemplo, Amnistía Internacional en su estudio recopilo información que señala a las misiones religiosas que llegan al continente africano principalmente provenientes de Estados Unidos como los principales culpables de propagar sentimientos de odio dentro de la sociedad.
Hace un par de semanas, los guatemaltecos fuimos testigos y algunos fuimos culpables de este mismo odio e intolerancia hacia algunos de nuestros compatriotas. Me refiero a la controversia que causaron 100 mupis alrededor de la ciudad, los cuales pertenecen a una campaña impulsada por la Fundación Fernando Iturbide, Fundación Hivos, Generación Cero y el Fondo Mundial. Estas organizaciones se enfocan en prevenir y frenar la propagación del VIH/SIDA a través de la educación y la concientización de la sociedad. Dicha campaña tiene como objetivo detener el rechazo y la intolerancia en contra de los miembros más vulnerables de nuestra sociedad. La campaña que tiene contemplado durar seis meses busca darle un rostro a la lucha diaria de estas personas y por consiguiente recordarle al resto de su humanidad. Muchas veces estamos tan empeñados en un odio injustificado que se nos olvida que estas personas son igual que nosotros y por lo tanto tienen el mismo derecho de acceder una mejor calidad de vida. En dichos mupis se vieron representados una trabajadora sexual, un transexual, un homosexual y una persona con VIH. Más allá de estas etiquetas, los mupis también incluyen detalles de su cotidianidad.
Al poco tiempo del lanzamiento de la campaña varios se manifestaron agresivamente en contra de los mupis, la mayoría siendo grupos conservadores de índole religiosa. Argumentando que se estaba promocionando acciones y comportamientos anormales y dañinos hacia lo sociedad. El argumento más ridículo fue la afirmación que se estaba intentando desinformar y pervertir a la juventud guatemalteca. Anormal es creer que podemos intimidar y tratar de violentar los derechos de otros ciudadanos, dañino es no reconocer el peligro que causa la desinformación en la propagación del VIH. Lo más irónico es que los opositores de la campaña reafirmaron y validaron la necesidad de dicha campaña en la urgencia de combatir el odio, la ignorancia y la intolerancia.
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