Nosotros, los gobernados, tenemos que recordarles a los gobernantes que también ellos deben proceder con absoluto apego al derecho.
Es evidente que los gobernados estamos haciendo nuestra parte, por más difícil que sea, quedándonos en casa, apoyando a la Policía, regalando víveres a los grupos que atienden a las personas en situación de calle, respetando a los profesionales de la salud que están arriesgando su salud por cuidar la nuestra, etc. Por otro lado, están los gobernantes, de quienes esperamos lucidez ...
Es evidente que los gobernados estamos haciendo nuestra parte, por más difícil que sea, quedándonos en casa, apoyando a la Policía, regalando víveres a los grupos que atienden a las personas en situación de calle, respetando a los profesionales de la salud que están arriesgando su salud por cuidar la nuestra, etc. Por otro lado, están los gobernantes, de quienes esperamos lucidez ante la responsabilidad histórica de traducir los préstamos y las donaciones en paquetes de recuperación económica y en ayudas puntuales a los más vulnerables para que puedan sobrevivir durante este estado de calamidad.
Es justo reconocer que las medidas se han decretado a tiempo y que las restricciones han evitado que los contagios sean de miles de personas. Estoy seguro de que, sabiendo de nuestro frágil sistema de salud, nadie quisiera tener en Guatemala 30 muertes y 2,000 contagios diarios, cifras que sin duda complicarían la atención médica y crearían un caos social insostenible y propenso a actos violentos y a saqueos. Quiero creer que tanto gobernantes como gobernados estamos cumpliendo con nuestra responsabilidad en este estado de calamidad.
Si bien el ambiente general es de optimismo, también tenemos que ser muy realistas y evitar que el entusiasmo nuble nuestro buen juicio. Los gobernados no podemos pensar que los gobernantes son infalibles y que todas sus decisiones buscan el bien común. Recordemos la forma de proceder de las administraciones anteriores y veremos que en realidad son pocos, muy pocos, los que al final pueden demostrar su honestidad. ¿Por qué ocurre esto? ¿Es culpa de la permisiva complicidad de los gobernados? ¿Los gobernantes se corrompen fácilmente?
Los gobernados tenemos que dejar de creer y de confiar ciegamente en los gobernantes porque así podremos exigir con fuerza cuentas de sus acciones. Tenemos obligaciones, sí, pero también tenemos derechos. Por ello los invito a visitar regularmente el Tablero de control en el cual el Ministerio de Finanzas Públicas quiere transparentar el gasto público e información varia en el marco del estado de calamidad pública, al igual la Información pública puesta a disposición gracias al decreto 57-2008.
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Obviamente las soluciones son complejas, y tendrán que ser los politólogos y los economistas los que evalúen las decisiones del Gobierno cuando finalice el estado de calamidad. En lo que llegamos a ese momento, es necesario reflexionar y asumir virtudes y defectos. Es nuestro derecho pensar y formular las preguntas pertinentes por más difíciles que sean. Por ejemplo:
En cuanto a los procesos contra las estructuras criminales perseguidas, ¿qué pasará con los casos de alto impacto?
Tenemos que considerar que el presidente es corruptible. Ojalá que no suceda, pero, en caso de que ocurra, ¿quién lo investigará?, ¿quién evitará que favorezca nuevas estructuras de corrupción?
Todos felicitan al presidente y reconocen su liderazgo, como si las autoridades locales fueran incapaces. ¿Protagonismo exagerado o ineptitud local?
Los diputados no están sacando dinero de sus bolsillos. No es favor el que nos hacen al aprobar los préstamos. ¿Se bajarán el sueldo en la etapa de recuperación económica?
Durante el estado de calamidad, muchos intentarán beneficiarse directamente o por medio de terceros. ¿Quién recibirá las denuncias y por cuántos días se podrá darles seguimiento?
Los préstamos aprobados del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, ¿qué implicaciones tendrán a largo plazo para el país?
La empresa privada no está regalando nada porque debe mucho más en impuestos.
Un médico gana menos que un diputado. ¿Por qué?
El listado es simplemente una muestra de los temas que nos esperan al superar esta crisis mundial provocada por el virus. ¿Qué temas agregarías?
Tenemos que prepararnos porque en este momento nuestro deber como gobernados es permanecer en casa y cumplir las restricciones de movilidad. Pero, al pasar la emergencia, nuestra obligación será otra: aplaudir los aciertos y, si es necesario, salir a las calles a denunciar a los corruptos.
Francisco Díaz
Autor
Francisco Díaz
/ Autor
El autor nació en Guatemala. Ha realizado estudios de Humanidades y de Filosofía en la Universidad Rafael Landívar de Guatemala, de Comunicación Social en la UCA de Nicaragua y de Teología en la Javeriana de Bogotá. En el 2004 ingresó al noviciado de la Compañía de Jesús en Panamá. Ha colaborado profesionalmente en el Colegio Externado de San José, en la UCA y en Fe y Alegría Zacamil de El Salvador. Gusta de la música, la lectura, la producción multimedia y las posibilidades educativas de las nuevas tecnologías de la comunicación que promuevan los derechos humanos y la formación ciudadana entre la población más vulnerable de la sociedad.
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Francisco Díaz
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El autor nació en Guatemala. Ha realizado estudios de Humanidades y de Filosofía en la Universidad Rafael Landívar de Guatemala, de Comunicación Social en la UCA de Nicaragua y de Teología en la Javeriana de Bogotá. En el 2004 ingresó al noviciado de la Compañía de Jesús en Panamá. Ha colaborado profesionalmente en el Colegio Externado de San José, en la UCA y en Fe y Alegría Zacamil de El Salvador. Gusta de la música, la lectura, la producción multimedia y las posibilidades educativas de las nuevas tecnologías de la comunicación que promuevan los derechos humanos y la formación ciudadana entre la población más vulnerable de la sociedad.
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