El esfuerzo por traer a ambos lados a un diálogo es significante, ya que recientemente ambos se han negado participar. Por un lado, Palestina argumentando que Israel no está dispuesto a comprometerse genuinamente. Por otro lado, el Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu ha tomado una postura radical y poco conciliatoria en relación a Palestina, política que ha sido criticada por varios países de la comunidad internacional, incluyendo a EE.UU.
La situación ha sido tan delicada qu...
El esfuerzo por traer a ambos lados a un diálogo es significante, ya que recientemente ambos se han negado participar. Por un lado, Palestina argumentando que Israel no está dispuesto a comprometerse genuinamente. Por otro lado, el Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu ha tomado una postura radical y poco conciliatoria en relación a Palestina, política que ha sido criticada por varios países de la comunidad internacional, incluyendo a EE.UU.
La situación ha sido tan delicada que el año pasado, las relaciones entre Estados Unidos e Israel se encontraban bastante fragmentadas hasta llegar a un punto de tensión entre Obama y Netanyahu. Netanyahu no sólo ha tomado una postura extrema en contra de Palestina, ésta ha categorizado sus relaciones exteriores y procesos diplomáticos con otros países del medio oriente, específicamente Irán. Por lo que la tensión entre Obama y Netanyahu llego después de las irresponsables declaraciones del primer ministro de Israel hacia Irán, incitando e insinuando una posible guerra. Guerra que no sólo rompería la ya débil estabilidad en el Medio Oriente, sino que también involucrando a Estados Unidos en un conflicto más en Medio Oriente.
Dicha tensión ha resultado en que varios diplomáticos de ambos países (Israel y Estados Unidos) estén priorizando políticas diplomáticas que lleven a diálogos y negociaciones de paz. Por lo que el Secretario de Estado de EE.UU., John Kerry antes que fuera confirmado en su puesto declaró que una de sus prioridades sería reanudar las negociaciones de paz entre Israel y Palestina. Ya asumido su cargo estableció como uno de sus ejes de trabajo principales las negociaciones de paz, y consecuente la designación de Indyk como el responsable de las mismas. El ex embajador estará a cargo de una comisión especial enviada por Estados Unidos a moderar los diálogos que puedan llevar a una negociación aceptable para ambos lados. La buena noticia es que Israel, al igual que Palestina, ha accedido a participar en este proceso inicial, por supuesto sin comprometerse a ningún acuerdo hasta que ambos se sientan cómodos con la dinámica de dichos esfuerzo. Por lo que la creación de dicha comisión y la decisión de quién la lideraría fue un trabajo realmente minucioso para Kerry, ya que debería escoger a la persona indicada que no resultara en el rechazo de ambos lados.
Martin Indyk tiene más de 30 años de experiencia trabajando en asuntos del Medio Oriente, específicamente en la conciliación entre Palestina e Israel. Indyk fue el arquitecto que diseñó la política exterior de EE.UU. en relación al Medio Oriente en la época de Clinton, y fue embajador en Israel en dos ocasiones (1995-1997, 2000-2001). Aparte de sus méritos diplomáticos, Indyk junto a Simon Peres son considerados los autores principales del Convenio de Oslo, el cual fue firmado por EE.UU., Palestina e Israel y en su época fue considerado un esfuerzo conciliatorio genuino entre ambos lados. Peres, quien junto a Yasser Arafat e Isaac Rabin recibieron el premio nobel de la paz en 1994, ha sido un mentor importante en la carrera de Indyk. En un perfil hecho por el diario El País, Martin Indyk aseguró que su convicción por la paz entre Israel y Palestina sucedió durante la Guerra Yom Kipur cuando se encontraba en un Kibutz. Su larga carrera en la diplomacia y su compromiso por construir un proceso de paz, fueron elementales para la designación de Indyk en este nuevo reto.
Varios periodistas y politólogos han criticado la designación de Indyk argumentado que por ser judío y ex embajador en Israel, es parcial hacia el lado de Israel. Claro que Indyk se autodenominó pro Israel, sin embargo ser pro Israel no significa estar en contra de Palestina. De hecho Indyk como Simon Peres y muchos otros judíos de Israel se han manifestado públicamente en contra de las políticas radicales y agresivas del Primer Ministro Netanyahu hacia el pueblo palestino. Es importante resaltar que existen muchos judíos e israelís que están a favor de la paz y el reconocimiento de Palestina. Martin Indyk ha declarado que por la misma razón de ser pro Israel, su prioridad es encontrar un camino genuino hacia la paz. Claro que la opción ideal sería que esta comisión especial encargada de las negociaciones estuviera co liderada por Indyk y una contraparte pro Palestina como lo pudo ser Rashid Khalidi. El tiempo dirá si Indyk será un líder imparcial y si este nuevo esfuerzo de EE.UU. en busca de paz es realmente genuino.
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