Se trata de Roberto Barreda de León y César Barrientos Aguirre, hijos de Ofelia Beatriz de León de Barreda y César Crisóstomo Barrientos Pellecer, respectivamente.
¿Qué hace la diferencia entre uno y otro caso? Aunque se quiera o no creerlo, básicamente es la actitud de sus padres ante y con el poder. Beatriz Ofelia de León de Barreda, según consta en autos en el proceso al cual está ligada, tuvo participación, incluso directa, en el crimen por el cual su hijo es perseguido. Roberto Barreda de León se fugó del país y se llevó con él a los dos hijos de su matrimonio con Cristina Siekavizza, quien está desaparecida y cuya muerte se presume a manos de su cónyuge.
De acuerdo con los elementos de la acusación, Barreda de León podría haber asesinado a golpes a Cristina y luego haber dispuesto de su cadáver, a fin de que no hubiera cuerpo del delito. La escena del crimen fue limpiada. El cuerpo de Cristina fue sustraído de la casa matrimonial, sitio del homicidio, en vehículos que luego fueron limpiados para eliminar rastros de sangre y evidencias. En estas operaciones, según la acusación, De León de Barreda, habría participado.
Posteriormente, Roberto Barreda de León huyó del país y para ello utilizó documentos falsos. Consiguió la emisión de pasaportes ilegales, mismos que no sólo fueron otorgados sino aceptados para salir del país, por la Dirección de Migración. Más de dos años desde su fuga y el paradero de Barreda de León es desconocido. Ofelia de León de Barreda, igualmente, ha tenido trato preferencial en tribunales. Ella, además de Magistrada del Organismo Judicial, al igual que su esposo, fue presidenta de la Corte Suprema de Justicia. De allí los vínculos que le han permitido el tráfico de influencias con el cual su hijo, el sindicado de haber asesinado a Cristina Siekavizza ha logrado evadir la cadena de la justicia.
Un camino distinto al que ha recorrido César Barrientos Aguirre, hijo del magistrado y ex presidente de la Cámara Penal, César Crisóstomo Barrientos Pellecer. El hijo del magistrado, abogado de profesión, apareció primero como defensor de personajes sindicados de integrar una red de trata de niñas. Luego, resultó directamente implicado en los delitos por los que sus ex representados estaban sindicados.
Pero, a diferencia de De León de Barreda, el padre de César Barrientos, según se aprecia del avance del proceso, no ha corrompido sus relaciones con el sistema para buscar proteger y ofrecerle impunidad a su hijo. Por el contrario, mientras Barreda de León sigue prófugo y tranquilo protegido por las redes de su madre, Barrientos Aguirre está ligado a proceso con base en la ley contra la trata de personas.
Mientras Beatriz de León utilizó sus vínculos para favorecer y proteger los crímenes de su hijo, Barrientos Pellecer ha permanecido al margen del proceso y no ha buscado destruir los argumentos judiciales ni las pruebas que incriminan a su vástago.
Ambos hijos son incómodos. Pero ambos padres son distintos. La madre del uno, la de Barreda de León, no ha distinguido los límites entre la legalidad y el crimen en aras de proteger y defender a su torcido retoño. El padre del otro, ha soportado casi en silencio la vergüenza que habrá de representarle la situación legal de su hijo.
La madre del uno merece el repudio social y el desprecio por su acción encubridora. El padre del otro merece nuestro respeto por su humilde aceptación del pago judicial al que deberá ser sometido su hijo.
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