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Ilustración: Diego Sac para Plaza Pública

Código 300. Episodio 4. Papá y mamá

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Código 300. Episodio 4. Papá y mamá

Autoría
Ilustración: Diego Sac
Historia completa Temas clave

Alejandra tenía 8 años. Un día volvió de la escuela y no encontró a sus papás. Ambos habían sido secuestrados por el Estado. Su madre fue liberada, su padre nunca apareció. El código 300 aparece en el registro que de él existe en el Diario Militar. Hoy Alejandra es querellante adhesiva en el proceso penal sobre este caso en Guatemala.

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Esta es la transcripción del Episodio 3 de la serie Código 300: Las historias del Diario Militar, 25 años después

-Música instrumental-

Alejandra Cabrera:

Estaba de moda el grupo ABBA y entonces me habían comprado esos discos chiquitos, con canciones del grupo ABBA, de los que estaban de amor y… igual en la sala me  gustaba bailar, o más bien como girar con mi mamá (tomadas) de las manos.

Melani Coyoy:

Ella es Alejandra Cabrera Tenas, comunicadora y activista. También es hija de Clara Luz Tenas y de Leopoldo Cabrera. Ambos fueron secuestrados por el Estado Guatemalteco hace 40 años.

-MÚSICA SUAVE-

Soy Melani Coyoy y este episodio forma parte del especial  de Plaza Pública, Código 300, que recoge algunas historias del Diario Militar a 25 años de que se hiciera público.

Alejandra Cabrera:

Yo creo que mis papás hacían muchas actividades o le ponía mucha intención a que la niña fuera alegre fuera, como muy abrazada. Y sobre todo porque pues sí, crecimos en clandestinidad. Ellos tenían, mi papá, tenía un rol importante en el Partido Guatemalteco del trabajo. Entonces, pues la dinámica de una niñez, en esa época o promedio en cualquier época, de salir a la calle, a jugar, de tener visitas y todo, pues eso no era tan común en nuestra familia. Entonces había muchas herramientas que ellos habían diseñado para que creciera en esa alegría y disfrutar a esa niña.

Melani Coyoy:

Clara Luz, la mamá de Alejandra, era enfermera y había sido sindicalista en el hospital San Juan de Dios. Luchó para reducir las jornadas de trabajo de su gremio. En ese momento estaba dedicada al trabajo del hogar y el cuidado de la infancia.

Leopoldo  Cabrera, el papá, trabajaba como secretario de finanzas del Partido Guatemalteco del Trabajo -PGT-.

Se llama PGT desde 1949. Antes era el Partido Comunista de Guatemala. En 1954, el mismo año que derrocaron a Jacobo Árbenz, el partido fue declarado ilegal por autonombrarse comunista.

Pasó entonces a ser una organización, era la parte política de las Fuerzas Armadas Revolucionarias -FAR-. En 1968 esa unión se disolvió. En los setenta, la organización volvió a tomar fuerza a través de la participación de sindicatos y estudiantes universitarios.

Pero hubo algo que nunca cambió: su inclinación política vinculada al comunismo. Por eso los miembros de la organización, como le ocurrió a Leopoldo y Clara Luz, fueron perseguidos durante el conflicto armado interno.

Alejandra era una niña, pero tiene presente las convicciones de sus padres.

Alejandra Cabrera:

Lo que recuerdo mucho era la dignidad humana, que estuviera siempre en el centro de todo, que lo que importaban eran las personas, que el Estado debía estar organizado para proteger a las personas, para brindar esa esa calidad de vida que todos merecemos.

Melani Coyoy:

Sin embargo, fuera de su casa, las preocupaciones en Guatemala eran otras. Era 1984, el conflicto armado interno estaba bien instalado en el país desde 1960 y no se firmaría la paz hasta 1996.

El Estado endurecía la estrategia contra insurgente y se ensañaba contra la población, con la idea de acabar con una, eliminando a la otra.  En ese momento Óscar Mejía Víctores era el jefe de Estado del país. Llegó allí al derrocar a Efraín Ríos Montt.

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Allí lo juramentaban, el acto terminó sin aplausos, solo estrechones de mano entre hombres uniformados. Ese fue un gobierno de facto, como todos los de la época.

La persecución a líderes o militantes del PGT continuó.  Leopoldo era vigilado desde 1970 por fuerzas de seguridad del Estado y Alejandra recuerda que el Ejército cateó su casa varias veces.

Alejandra Cabrera:

Lo recuerdo con mucho asco, que llegan muchos militares. Cerraban las cuadras, bajaban de estos vehículos, que eran como buses abiertos y el gran despliegue: 23 buses llenos de efectivos. Y entonces se metían a las casas a registrar todos y a mí me daba como esa sensación de manoseo, de hasta de mi ropa interior, porque todos los acaban y entonces yo decía: mira mis calzoncitos tirados en el suelo, decía. Y por supuesto mi mamá a lavar toda la ropa después, pero si era una sensación de vulneración, de que invadían tu privacidad, tu intimidad y eso era muy habitual en ese periodo previo a la captura de mis papás, porque los capturaron a los dos y y pues esos son los recuerdos.

Melani Coyoy:

A pesar de la clandestinidad obligada, vivían una rutina familiar. Hacían cosas que hacen todas las familias, como organizarse para que en las mañanas Alejandra fuera a estudiar.

Ese es el último recuerdo que ella tiene de su familia completa: una mañana con el alboroto normal de las mañanas en su casa. Sus papás en la cocina, haciendo el desayuno o la refacción que iban a comer más tarde en la escuela.

Alejandra Cabrera:

Yo me recuerdo que iba con un par de colitas ese día. Había frío, había mucho frío y después recuerdo que salí y cuando iba caminando hacia mi colegio, que estaba bastante cerca de la casa, yo volteé a ver y mis papás, los dos, están. Era un portón grande y había una puertecita a la par, entonces en la puertecita, en la ventanilla, estaban viéndonos y entonces me dijeron, adiós y me tiraron un beso. Esa fue la última vez que nos vimos reflejados el uno en la mirada al otro.

Melani Coyoy:

Alejandra tenía 8 años. Ese día su vida cambió para siempre: cuando volvió de la escuela sus papás no estaban.

Alejandra Cabrera:

Mi papá sale a una reunión después de que me fui a estudiar, salía una reunión y muy cerca de la casa es interceptado y y lo suben a una panel blanca. Dan la vuelta de la manzana, con las llaves de mi papá abren la casa, el portón, meten la panel blanca y bueno, ahí torturan a mi mamá. Se la llevan y vacían la casa. Mi mamá recobra su libertad en unos días y cuando llega, pues vacía la casa. Se tuvo que poner ropa sucia que encontró para poderse cambiar, porque vaciaron la casa. Dejaron algunas cosas que quizá no les dio tiempo de llevarse. Como les decía, también eran delincuentes. Además de genocidas y violadores eran delincuentes.

Melani Coyoy:

Antes de ser liberada, la mamá de Alejandra se despidió de su esposo en el lugar donde  estuvieron secuestrados.

No había duda que habían sido secuestrados por las fuerzas del Estado. Clara Luz pudo volver, Leopoldo no.

Alejandra Cabrera:

Entonces sabíamos que mi papá estaba capturado. No fue algo que ignorábamos, lo supimos siempre, digamos entonces, pues crecimos con eso, sabiendo que posiblemente era así. Si en tantos meses, en cierto tiempo, no lo veíamos este, posiblemente nunca lo íbamos a volver a ver. Siempre existió, pues en los primeros años, como esa ilusión de que a lo mejor estuviera en otro país, hubiera tenido que ir al exilio, que por seguridad no nos contactara y pues eso es como un anhelo de uno, de esperar que la persona pues viva.

Melani Coyoy:

Alejandra y su familia tuvieron que salir al exilio tiempo después del secuestro de sus padres. Su mamá también había sido víctima de intimidaciones luego de lo ocurrido. Todo cambió, recuerda que su abuela paterna falleció al poco tiempo del secuestro.

La idea de ver de nuevo a su padre persistía, sin embargo esa esperanza fue descartada por completo en 1999, cuando se hizo público el Diario Militar.

Alejandra Cabrera:

Con el Diario, pues esa esa idea se desvaneció por completo para muchos de los familiares que tenemos personas registradas ahí, sobre todo quienes tienen los códigos de inteligencia militar que definen que fueron ejecutados, como mi papá.

Melani Coyoy:

El código de inteligencia militar al que se refiere Alejandra es el número 300. La investigación hecha por especialistas logró determinar que de esta manera se registraba el asesinato de las personas.

-SONIDO DE MÁQUINA DE ESCRIBIR-

76. Eleuterio Leopoldo Cabrera García

(s) Mincho

Miembro de la DN del PGT-CC encargado de hacer los contactos con la ala derecha, encargado del OSMAR y encargado de Finanzas.

Retenido a las 0800 horas en la 13 avenida 12-70 zona 11

Nombre falso: Gabriel Recinos Herrera

01-12-84: 300

Melani Coyoy:

Para Alejandra, encontrar a su papá en el Diario Militar significó revivir la desaparición forzada que se lo arrebató 15 años atrás

Alejandra Cabrera:

Fue 15 años después y vas como sobrellevando la vida, volviendo a empezar muchas veces. Algo que que impacta en la vida de quienes somos víctimas del terrorismo de Estado es que, pues sí, arrebata un proyecto de vida, arrebataron el proyecto de vida de una familia completa que tenía anhelos, tenía metas, tenía sueños para sus hijas, tenía sueños para ellos mismos, digamos y esto se vio truncado. Fue como un duro golpe que rompió todo eso, no solo rompió la estructura familiar, y el núcleo, sino el entorno, lo sociocultural.

Melani Coyoy:

El duelo para los familiares de las víctimas de desaparición forzada se convierte en una herida abierta, así lo cuenta Alejandra.

Alejandra Cabrera:

Los impactos son incalculables, son demasiados. Entonces vas tratando de volver a empezar, una vez más, otra vez más y otra vez más y cuando se publica el Diario, pues aparece la foto de mi papá y entonces lo impactante es decir: bueno, sí, yo ya sabía que obvio no, no sobrevivió. Pero, pues al final es duro. Es duro siempre saber y como es un luto inconcluso. Es el luto que tienen estas familias, es una herida abierta, una herida sangrante, todo el tiempo no ha cerrado.

En 40 años no hemos podido tener un un cierre de ese luto y entonces va como por pausas, ¿verdad? Y el diario fue uno de esos momentos en los que sabes, bueno, sí, te cae el veinte de que ya de que fue ejecutado. En el Diario aparecen otras seis personas en total, son seis personas que fueron ejecutadas ese mismo día. Entonces también te da la dimensión de cómo eran las actuaciones, cómo eran los operativos ya después de las capturas.

Melani Coyoy:

Pero la publicación también la hizo comprender que había otras personas que podían entender lo que ella y su familia habían pasado. Era una historia compartida, algo colectivo. 

Alejandra Cabrera:

Por un lado decís: bueno, todo esto que yo he vivido, el exilio, el dolor, la incertidumbre la ausencia de mi papá, el temor, el terror, el hostigamiento, la persecución, no me pasó solo a mí. Y entonces decidís, también te impacta y en lo personal a mí me dolió el dolor de los otros, vi en el diario a personas que yo conocía, personas que eran muy queridas y muy cercanas para mis papás.

Melani Coyoy:

Estas historias compartidas en un documento que evidenciaba la violencia ejercida por el Estado, permitió a las familias encontrarse en una lucha en común.

Alejandra Cabrera:

Por supuesto, como todo en la vida, cada ley, cada política buena o mala se puede convertir en una herramienta de lucha y qué es lo que es hoy para nosotros. Porque entonces sabemos uno: no estoy sola, pero dónde están las otras y dónde están los otros y qué podemos hacer con esto. Esto no es un caso individual, es un caso de país, es un caso colectivo.

Melani Coyoy:

Un caso con muchos momentos de silencio.

Según Alejandra, en el proceso individual, desde la asimilación de lo ocurrido,  a veces esos silencios son necesarios. En su familia se vivió una pequeña pausa luego que se hiciera público el Diario Militar.

Alejandra Cabrera:

Sí, lo vimos en colectivo, digamos, entonces vimos en la edición del periódico vimos la noticia y pues sí, hay que decir que después de estas terribles, terribles violencias, también hay momentos de silencio que las personas necesitan para recomponerse, para tomar esas partes que se rompieron, como abrazarlas, unirlas y seguir. Pero si lo vimos, comentamos algunas cosas y pues sí, el dolor estaba presente, eso es innegable, el dolor estaba ahí, pero pues digamos, decís bueno. Algo que te da el Diario es como un respaldo para decir: lo que yo he dicho es cierto.

Melani Coyoy:

Desde entonces han pasado 25 años, Alejandra, como otros familiares, busca justicia, pero sabe que no existe nada que restablezca por completo su vida como era

Alejandra Cabrera:

Es tanto lo que se perdió, es tanto lo que se rompió. Que es como digamos, los anhelos de la justicia, es restituir derechos es uno de los objetivos. Estas dimensiones son tan aplastantes que difícilmente van a restituir lo que había, la familia que existía, la niña que yo era. En ninguna medida, eso ya no, no hay como repararlo, no hay cómo recuperarlo.

Melani Coyoy:

Todas las personas tienen derecho al duelo, dice Alejandra. Como otras familias, después de 40 años de la desaparición forzada, ella  sigue sin saber dónde están o dónde pueden encontrar los restos de su papá.

Alejandra Cabrera:

La devolución de nuestros familiares sería algo muy importante que nos permitiría bueno, abrazar a nuestro familiar por última vez, despedirnos. Es como un luto normal que cualquier persona tiene derecho y, además, necesidad para cerrar, culminar ese proceso. Y sería muy importante recuperar nuestras familias, nombrar lo que se pasó, conocer la verdad, no solo la nuestra. Que se reconozca a nivel nacional, se escuche, se acepte que así fue. La verdad de por qué hubo gente que pudiendo no hacer esto, lo hizo, que decidió ser parte de una estructura ilegal, clandestina y criminal. Se permitió violar y torturar niñas y niños, se permitió violar mujeres mujeres embarazadas ancianas. Se permitió delinquir en nuestros hogares, perseguir personas, torturarlas, ejecutarlas y esconderlas.

Melani Coyoy:

Es necesario recordar, dice Alejandra, es una forma de reparación del daño ocasionado por el secuestro y asesinato de su padre.

Alejandra Cabrera:

Puedes pretender ser perdonado si tú no estás reconociendo que has cometido alguna falta. Por otro lado, yo siempre pregunto si a ti, o si a ellos les faltara algún familiar. Un familiar ya no hubiera llegado a su casa, hubiera sido arrancado de su casa, ¿acaso no lo buscarías? No, no concebimos nuestra vida sin buscarlos y esta búsqueda se va a terminar hasta que los encontremos o hasta que muramos, pero alguien más va a continuar nuestra búsqueda porque no, yo no busco solo mi papá, o sea, buscamos a las 45.000 personas detenidas desaparecidas

Melani Coyoy:

Alejandra se reconoce como defensora de los derechos humanos. En el caso judicial del Diario Militar que se desarrolla en Guatemala, es querellante adhesiva.

Aunque sus padres fueron secuestrados el mismo día, no existe un registro de Clara Luz en el Diario Militar.

Antes de que el juicio llegará a etapa intermedia, algunas víctimas pudieron hablar sobre sus razones y su búsqueda de justicia.

El testimonio de Clara Luz quedó registrado en un acta ministerial y una parte fue leída por el juez, cuando Alejandra expuso el caso de su familia.

Para ella, esto es significativo pues su mamá salió del anonimato y se valida la pesadilla que vivió cuando fue secuestrada, además se reivindican sus luchas como sindicalista. 

Por otro lado, cree que en sus acciones más cotidianas tiene pequeñas victorias. Cumplir sus propias metas la hace pensar que sigue el proyecto de vida que sus padres tenían para ella cuando era niña, cuando su familia aún no había sido marcada por las desapariciones forzadas en el país.

Alejandra Cabrera:

La alegría, la felicidad, el entusiasmo por las cosas a pesar de que el dolor está ahí, o sea, el dolor y la tristeza están ahí todos los días. Todos los días. No hay día en que esto no no te toque la vida, digamos. Pero permitirnos amar, disfrutar, reírnos, encontrar entusiasmo y motivación por hacer otras cosas, eso también creo yo que es, me siento, en cierta medida se cumplen también los anhelos de vida de mis padres: que querían que fuéramos felices plenas. Entonces que fuéramos personas que aportan, que contribuyen, que nos importan las cosas que importan en este país

Melani Coyoy:

Alejandra reivindica a su padre al recordar sus convicciones, a su mamá en la búsqueda de garantía de derechos. Busca mantener viva la memoria, no solo de ellos sino también de las personas que murieron sin saber el paradero de sus familiares desaparecidos, pues fueron ellas  quienes iniciaron a construir este relato de memoria histórica en el país.

Alejandra Cabrera:

Han pasado 40 años y muchas de ellas ya no están y continuamos esa búsqueda y que lo que hacemos, cada una de estas personas que estamos alrededor de este caso y de otros casos de justicia por los hechos represión en el país, estamos contribuyendo a que se resuelvan de forma colectiva, a que la sociedad conozca estos hechos y a la no repetición. Entonces creo que son las cosas que valen el esfuerzo de seguir luchando y que ojalá que después de que nosotros ya no estemos, sigan. Otras personas también que hayamos dejado esa semillita en alguien que diga: es que se necesita seguir buscando.

-MUSICA SUAVE-

Melani Coyoy:

La historia de Leopoldo Cabrera es una de las que aparece en el Diario Militar y que siguen buscando justicia en Guatemala. Cuando grabamos este podcast, aún no concluía el juicio que se realiza por los crímenes que en ese documento se evidencian. A los sindicados se les capturó en 2021.

Escucha el resto de capítulos que en Plaza Pública investigamos para el especial: Código 300, historias del Diario Militar 25 años después.

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Equipo de Plaza Pública que participó en este episodio:

Investigación, entrevistas y locución: Melani Coyoy

Audio de entrevistas: Emmanuel Andrés

Diseño de portada e imagen: Diego Sac

Post producción: Josué Sac y Melissa Coronado

Edición: Liliana Villatoro

Editora gráfica: Rosana Rojas

Fotografía y vídeo: Emmanuel Andrés

Editora de fotografía: Laura García

Coordinadora de redes: Nydia Fuentes

Dirección General: Francisco Rodríguez

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