Ir

Umberto Eco o la risa como autógrafo

Tipo de Nota: 
Opinión

Umberto Eco o la risa como autógrafo

20 de Febrero de 2016
Palabras clave

Hace muchos años viví algún tiempo en Roma, pero cuando llegué hacía ya bastante que adoraba a Umberto Eco. Dicen que hoy —ayer— ha muerto, y parece que no es broma aunque fuera dado a ellas. Yo llevo ya unas cuantas horas —quizá dos, quizá tres— intentando descifrar este sentimiento insustancial y un poco ingrávido que me deja la noticia. Ya no era aquella figura que idolatré con exceso religioso en mi adolescencia y juventud, pero sé que durante muchos años significó mucho. Y aun hoy me encantaba verle dando entrevistas fingidamente arrogantes y leer su talento deteriorado de los últimos libros.

Es posible que mi memoria introduzca alguna inexactitud, pero recuerdo que un día, al poco de haberme instalado en Roma, descubrí en mi casa alejada del centro que aquella misma tarde Eco llegaría a la ciudad para participar en una charla sobre un recóndito traductor brasileño en algún auditorio minúsculo. De inmediato tomé el metro, salí corriendo hacia la primera librería y compré un libro suyo. Era un libro que no me sonaba en una humilde edición de bolsillo. Se titulaba, con tít...

Autor



Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva del autor. Plaza Pública ofrece este espacio como una contribución al debate inteligente y sosegado de los asuntos que nos afectan como sociedad. La publicación de un artículo no supone que el medio valide una argumentación o una opinión como cierta, ni que ratifique sus premisas de partida, las teorías en las que se apoya, o la verdad de las conclusiones. De acuerdo con la intención de favorecer el debate y el entendimiento de nuestra sociedad, ningún artículo que satisfaga esas especificaciones será descartado por su contenido ideológico. Plaza Pública no acepta columnas que hagan apología de la violencia o discriminen por motivos de raza, sexo o religión
Autor