Yo me considero una persona democrática y comprometida con el proceso, sin embargo, ante este panorama electoral, mis esperanzas son mínimas para la democracia y el desarrollo, tengo más bien la sensación de estar a las puertas de una debacle política para el país.
Ninguno de los dos candidatos es de mi agrado, me parece que los dos tienen más características negativas que positivas y su actuar pasado y presente confirman mis percepciones. Sin embargo, hoy quiero escribir lo que pienso...
Yo me considero una persona democrática y comprometida con el proceso, sin embargo, ante este panorama electoral, mis esperanzas son mínimas para la democracia y el desarrollo, tengo más bien la sensación de estar a las puertas de una debacle política para el país.
Ninguno de los dos candidatos es de mi agrado, me parece que los dos tienen más características negativas que positivas y su actuar pasado y presente confirman mis percepciones. Sin embargo, hoy quiero escribir lo que pienso sobre Manuel Baldizón y el partido Lider. Considero que sobre el Partido Patriota y Otto Perez Molina ya se ha escrito y dicho mucho, y concuerdo con todos los señalamientos y análisis al respecto.
El partido Lider es de reciente creación, con todo lo que esto implica, incipiente proceso de desarrollo institucional, poca o nula formación y capacitación de cuadros y por lo tanto débil vinculación partidaria de los simpatizantes y militantes con el partido. Todo esto se refleja claramente en la insignificante bancada que obtuvo el partido para la próxima legislatura, apenas 14 diputados a nivel distrital y nacional. Pero esto no es una novedad, casi todos los partidos políticos de Guatemala tienen características similares al partido Lider, en su gran mayoría son partidos de reciente creación –el promedio de edad no supera los 10 años– sin experiencia, sin desarrollo territorial, sin procesos democráticos internos por lo que giran alrededor de un caudillo que hace y deshace a su antojo.
Sobre este aspecto quisiera detenerme, es decir, sobre el papel nefasto que han jugado los caudillos o líderes absolutos de los partidos en nuestro país, limitando las posibilidades de crear un sistema de partidos políticos más sano y funcional. El caso de Manuel Baldizón es el del típico caudillo o líder negativo. Su actuar como diputado nos dice mucho. La forma en que fue comprando voluntades para crear una bancada con personajes de diversos partidos sin nada más en común que intereses personales. Su actuar como presidente de la Comisión de Finanzas donde se evidenciaron justamente estos intereses personales sobre el bien común. Y no digamos todas las obstrucciones y retrasos que generaron él y su bancada durante el actual periodo legislativo. No hay que olvidar que les importó poco estar a punto de perder una donación de US$17.5 millones destinada a enfermos del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y el combate a la tuberculosis y la malaria.
A este tipo de líderes negativos hay que tenerles miedo porque la democracia, el Estado de Derecho y el bien común les dicen muy poco. Su afán por llegar al poder no tiene límites. Al respecto, podemos darnos cuenta cómo justamente los gastos de campaña del señor Baldizón parecieran no tener límites. Sabemos también que Baldizón dice ser un académico con muchos títulos y reconocimientos, pero ¿qué de cierto hay en esto? Tengo mis dudas. Básicamente, porque como dice el dicho “el que mucho abarca poco aprieta” y si el señor dice haber obtenido todos estos títulos en los años recientes, en que también fungía como diputado, me pregunto, ¿En qué momento estudió? ¿Priorizó su trabajo como diputado o su formación? Al parecer no fue su formación la prioritaria porque sus planteamientos y propuestas de gobierno evidencian un impresionante desconocimiento de la realidad nacional y del funcionamiento del Estado. Sus propuestas son absurdas, demagógicas y poco coherentes. No creo que un doctor con estudios en la Universidad de Valparaíso, en la Universidad de Salamanca o en la escuela de Administración Pública de Francia, entre otras, pueda decir y proponer semejantes incoherencias.
Para salir del hoyo en el que estamos no necesitamos a un militar retirado, con acusaciones en su contra, y respaldado por un partido de derecha que básicamente es más de lo mismo. Pero tampoco necesitamos a un tipo demagogo, mesiánico y sin escrúpulos, porque alguien que miente y juega con la ignorancia y la desinformación de las personas y que ve al Estado como botín, nos llevará seguramente a un hoyo aún más profundo, a un Estado fallido. El panorama es desolador, la única opción digna es anular el voto.
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