En la entrevista de Plaza Pública a la secretaria nacional de Ciencia y Tecnología, Ana Chan, ella expone que la propuesta no debe ser vista como una cura, sino como un proyecto de investigación. Sin duda es lo que debe promover la Senacyt: proyectos de investigación, aclarando que «el Gobierno reconoce la propuesta por los criterios de selección». Sin embargo, entre los criterios de evaluación resalta que la solución propuesta debe tener el grado técnico necesario para implementarse y que debe ser realizable en poco tiempo. La licenciada Chan también resalta que un grupo de expertos fue invitado por la secretaría para evaluar los proyectos. Surge la pregunta: ¿quién eligió a los expertos que evaluarían estos proyectos? El sistema nacional de ciencia y tecnología cuenta con comisiones, como la Comisión Intersectorial de Ciencias Básicas, conformada por expertos designados por algunas instituciones académicas dedicadas a la ciencia y que, si bien tal vez no puedan evaluar todos los proyectos, tienen mejores contactos por sus profesiones y por el entorno en el que se mueven.
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Chan también dice que respeta la libre emisión del pensamiento de los profesionales. Aquí el tema que se contempla no es una opinión, sino una argumentación científica, hechos. La ciencia busca la verdad objetiva, no opiniones, que son subjetivas. Un proyecto presentado al sistema nacional de ciencia y tecnología debe ser aceptado y rechazado por cumplir o no los requisitos, no por arbitrariedades sujetas a la libre emisión del pensamiento. Afirmar que la «tami transfusión autóloga» es una cura que hará efecto en 72 horas es una proposición con un valor falso o verdadero que puede ser verificado en un laboratorio. No es una opinión o una verdad relativa. La ciencia no funciona así.
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También considera que hay que esperar los resultados de la revisión de pares. Un proyecto científico se selecciona después de la revisión de pares. No vale la pena gastar recursos en un proyecto que los pares no han revisado. Ellos son quienes conocen mejor la viabilidad del proyecto, uno de los criterios de evaluación del certamen. Por otro lado, afirma que las comisiones intersectoriales fueron consultadas y que algunos miembros de estas han expresado su sorpresa con la selección de este proyecto. Existe, de igual manera, la Red Internacional de Científicos Guatemaltecos, que está compuesta por los científicos guatemaltecos que se encuentran en todo el mundo. Para ser miembro de esta es necesario tener un posgrado en ciencias. Estoy seguro de que, para cada proyecto, los miembros de la red y los de las comisiones intersectoriales pueden acercarlos a las personas más adecuadas y con los mejores estándares para aprobar o no algún proyecto.
Por último, asegura que su falta de experticia científica no se aplica al funcionamiento de la Senacyt. Aquí sí, usando mi derecho a la libre emisión del pensamiento, no concuerdo con la funcionaria. No es lo ideal, pero puedo aceptar que así sea. Su gestión después de cuatro años dirá si fue buena o mala. No está más que empezando, pero, en materia de ciencia, es necesario que por esa falta de experticia consulte, pregunte y escuche a los científicos que tiene en Guatemala. Podría empezar por las comisiones intersectoriales. Estas se reúnen una vez al mes, emiten opiniones sobre las actividades que realiza la secretaría y pueden servir para evaluar o encontrar expertos que evalúen los proyectos con un mejor criterio técnico que alguien sin experticia.
Con esto no quiero opinar sobre el proyecto en cuestión. Como físico, no soy experto en el tema. Quiero cuestionar los procedimientos y hacer sugerencias. Fui miembro de la comisión de ciencias básicas y sé de la manera en la que se ha llegado a ignorar las opiniones de los científicos locales. Espero que no cometan el mismo error. Estoy seguro de que queremos mejorar el funcionamiento de la Senacyt. Si esta funciona mejor, la situación de los científicos guatemaltecos será mejor.
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