Hoy, testigo presencial de las nuevas maneras de plantear reivindicaciones, demandas y exigencias. Protagonista del emerger ciudadano, donde se adquieren nuevas formas de vida colectiva. Donde se revalorizan el sentido humano más profundo, el pensamiento crítico, las maneras de contraponerse a diversas expresiones del poder envenenado, concentrado, espurio, corrupto, que comienza a dar indicios de haber creado las condiciones de su propio acabose.
La calle ha sido el centro de los mome...
Hoy, testigo presencial de las nuevas maneras de plantear reivindicaciones, demandas y exigencias. Protagonista del emerger ciudadano, donde se adquieren nuevas formas de vida colectiva. Donde se revalorizan el sentido humano más profundo, el pensamiento crítico, las maneras de contraponerse a diversas expresiones del poder envenenado, concentrado, espurio, corrupto, que comienza a dar indicios de haber creado las condiciones de su propio acabose.
La calle ha sido el centro de los momentos de cambio social, de revoluciones. También de las represiones, de la violencia instrumentalizada, del enfrentamiento entre los defensores de intereses tradicionales y los progresistas, los serviles y los rupturistas. Testigo de confabulaciones y traiciones. En la actualidad, de las convergencias de hartazgo colectivo. Los bloqueos, normalmente cuestionados por muchos, hoy se aceptan, se justifican en aras de un pliego de mensajes que igual se plantean en Cuatro Caminos, en la plaza central, en las calles de Chiquimula o del Petén.
La calle también se presta a las contradicciones. Donde privan lo espontáneo, la convergencia desinteresada y los recursos al mínimo también es el lugar donde partidos como PP y Líder acarrean, manipulan, compran voluntades y se gastan millonadas en presenciar capítulos de un nuevo circo electoral. Unos tienen claridad en los mensajes. Otros asisten solo por paseo dominical y por la promesa de un almuerzo distinto al habitual. Unos usan las calles para sentar las rutinas del recambio de intereses; otros, para remover la apatía tradicional y aspirar a nuevos aires. Las calles donde se baila el caballito y los escenarios copy-paste son las mismas donde la poesía, el hip hop, el rock y la marimba combinan melodías de protesta. Esas son las calles donde se combinan aires malolientes y vientos de cambio.
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