¿Existen partidos políticos en Guatemala?

Por lo tanto, hoy por hoy es necesario refundar este sistema inoperante y nocivo para consolidar la verdadera democracia que requiere el país.

El sistema de partidos políticos de Guatemala constituye uno de los más inestables de América Latina, sobre todo si se toman en cuenta los indicadores que los expertos en ciencia política han diseñado para medir el desempeño institucional de los partidos y la consecuente estabilidad y arraigo del sistema partidario electoral. Tales indicadores demuestran que Guatemala tiene partidos institucionalmente débiles, con una alta tasa de nacimiento, pero sin arraigo ciudadano, por lo que no sobreviven por mucho tiempo.

Ahora bien, ¿estamos hablando realmente de partidos políticos? O más bien, ¿nos encontramos frente a instituciones o agrupaciones personalistas y corporativas? Para llamar a una institución partido político es necesario cumplir con ciertos requisitos mínimos de representatividad, institucionalidad e ideología, entre otros. Los mal llamados partidos políticos que han existido y existen en nuestro país han navegado con bandera de partidos siendo verdaderamente grupos de interés, saqueadores del Estado y farsantes. Pocos son los partidos que realmente han realizado esfuerzos por desarrollar procesos de institucionalización y democracia interna.

Esta situación es el resultado de la falta de precisión en la normativa político-electoral, en cuanto a la naturaleza y funciones de los partidos políticos y de una clase política antidemocrática, corrupta y falta de cultura política.

La Ley Electoral y de Partidos Políticos requiere de una reforma profunda, de una verdadera reingeniería que ponga en el centro de la política al ciudadano. En el 2004 y 2006, el Congreso de la República aprobó un primer conjunto de reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos como resultado de los Acuerdos de Paz. El objetivo esperado de dicha reforma era el de mejorar y desarrollar el sistema político electoral. Sin embargo, para lograr el objetivo se requerían reformas de fondo, cosa que no sucedió. Las reformas que se llevaron a cabo realmente fueron una farsa de los partidos políticos ya que en ningún momento pretendieron resolver los problemas existentes, fueron más bien chapuces o reformas superficiales.

Por su parte, la clase política debe modernizarse, formarse, ideologizarse pero sobre todo democratizarse. Sin embargo, no veo en absoluto a la clase política actual pasar de lobos a corderos. Para una verdadera renovación se requieren nuevos liderazgos, nuevas ideas y especialmente una conciencia clara de la responsabilidad y el compromiso que se debe asumir al hacer política. En otros países de la región, los procesos de cambios profundos se han dado justamente gracias a una nueva clase política comprometida verdaderamente con el país.

El caso de la UNE, me suena al de la GANA, PAN, FRG, etc. La lista es grande, pero aún está incompleta si seguimos por el mismo camino, al parecer a los políticos no les importa mucho, porque finalmente van de un partido a otro, y a otro, y a otro. Parece chiste pero no, nos encontramos frente a una de las principales desgracias de Guatemala.