No dejo de indignarme por lo que ha pasado en la protesta del 25-S en Madrid, con ciudadanos manifestándose enfrente del Congreso de los Diputados, quejándose de la pobreza de nuestra democracia y sus políticos, donde los policías infiltrados han boicoteado la protesta, agrediendo a sus propios compañeros para desacreditar a todos los manifestantes. Regresamos a los peores tiempos de la dictadura de Franco. España va descendiendo gradualmente hacia el abismo de la decadencia moral.
Pero, como no hay ying sin yang, por las mismas fechas he visto con esperanza cómo Guatemala se posiciona en el mundo con su Pacto Hambre Cero, cómo el Gobierno refuerza su compromiso con la lucha contra el hambre gracias el reciente decreto 253-2012 para priorizar la Ventana de los 1,000 días, y cómo se llevan a cabo acciones alimentarias de emergencia que llegan a la gente, aunque sigan siendo los típicos repartos de comida que tan poco me gustan. Ojalá este gobierno realice más acciones estructurales, como la Ventana que lucha contra la desnutrición crónica, y menos asistenciales, que dan mucha visibilidad pero sus efectos duran poco. Y espero que el Ministerio de Desarrollo Social focalice sus intervenciones en los municipios y hogares priorizados por el Plan Hambre Cero. Que empiece ya operar a la escala que necesita el país. Si no lo hace, no habrá impacto contra la desnutrición. En lugar de Ministerio, más parece un misterio: el misterio del desarrollo social, porque nadie lo ve, pero dicen que existe.
La SESAN tiene un enorme desafío en Guatemala, pero también lo podría tener en España, donde cada vez hay más hambrientos. Estos hambrientos no son comparables, usando parámetros absolutos, con los de Guatemala, pero tienen inseguridad alimentaria también. Los que pasan hambre en España son personas que no ganan dinero suficiente para comprar los alimentos básicos, y que han de vivir de la asistencia social porque no tienen trabajo desde hace tiempo, y las prestaciones sociales cada vez se reducen más. Todavía no están desnutridos, pero muchos han adelgazado ya apreciablemente. Curiosamente, en España ya hay una Agencia Española de Seguridad Alimentaria, pero se encarga solo de temas de inocuidad de alimentos (caducidad de los alimentos y sanidad animal, entre otros) y no de los hambrientos. Por el momento…
Es curioso saber que España ya recibe dinero de la Unión Europea para comprar comida y distribuirla a más de un millón de familias que han sido atendidas en comedores populares o con reparto de comida. Esta fatalidad esta ya siendo noticia en medios internacionales, como le sucede a Guatemala casi todos los años. Guatemala tiene mucha experiencia en la lucha contra el hambre. Por ello, propongo que Guatemala formule un proyecto de apoyo institucional, capacitación y asesoramiento de políticas entre la SESAN y la AESA, para apoyar a España en el lanzamiento del primer programa de lucha contra el hambre en territorio español del siglo XXI. Esto sería justo, como acto solidario y de reciprocidad en agradecimiento por los millones de euros que España ha proporcionado a Guatemala para luchar contra el hambre aquí. Quid pro quo.
España tuvo mucha hambre después de la guerra civil, pero pensábamos que eso era ya un horror del pasado. Pues no, el pasado siempre vuelve, porque la historia es cíclica. ¡Ah! Y cuando tengamos ya algunos años de rodaje del proyecto en España, y Guatemala gane experiencia apoyando a países desarrollados venidos a menos, puede proponerle a Estados Unidos un programa similar en el marco del Feed the Future, ya que en Estados Unidos también hay 18 millones de hogares en inseguridad alimentaria (15%) y 6,8 millones que pasan hambre ciertos días al año (5.7%). Y esas son cifras del propio Gobierno de Estados Unidos. En el país de las hamburguesas también se pasa hambre. Y en el de la paella no veas…Ya lo anticipaba Arjona: “Si el Norte fuera el Sur, sería la misma porquería…”.
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