Global se deriva de un término inglés que en español significa mundial. Por eso globalización y mundialización pueden considerarse sinónimos, pero la Real Academia Española solo define globalización y considera que se trata de una “Tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales”. Esta tendencia puede considerarse que está presente desde la revolución industrial, el desarrollo del capitalismo y la expansión de las economías de mercado, lo cual no es evidentemente, algo muy nuevo.
La relación de lo trasnacional y las migraciones laborales con la globalización, tampoco resulta tan novedosa. Compañías navieras se encargaron de trasladar miles y miles de personas trabajadoras de un continente a otro, así como de expandir el comercio trasnacional por donde fuera posible durante el siglo XIX y XX.
Sin embargo, desde las décadas finales del siglo pasado se perfilaron otros cambios de índole política (ruptura del orden bipolar del mundo), económica (modos más flexibles en la acumulación del capital, como la deslocalización de empresas en China o la división global del trabajo), tecnológica (trasportes y comunicaciones cada vez más rápidos y la aparición nuevas tecnologías comunicativas como el internet) y cultural (una mayor homogenización en los modos de vida y a la vez, la expresión y lucha por mantener identidades locales ) lo cual ha tenido lugar a escala de todo el globo.
En el mundo, hoy por hoy existen 200 millones de migrantes, de los cuales alrededor de 175 son migrantes internacionales que se mueven del sur al norte de los continentes o en flujos migratorios intercontinentales en busca de una vida mejor y un trabajo mejor remunerado que en sus países de origen. Esta forma de división internacional del trabajo, que resulta funcional a la economía de los países receptores, se revela como un rasgo permanente de la nueva economía global. Nos guste o no.
Guatemala no permanece al margen. En 2012 ya suman más de un millón 700 mil personas, el número de guatemaltecos viviendo y laborando en Estados Unidos, un número bastante menor lo hace en Canadá, México y otros países fuera del continente americano. Los envíos monetarios de estos migrantes ya son tan importantes que han sobrepasado lo que deja el turismo y suman más de la mitad del monto total de todas las exportaciones del país. Sin ellas, como sociedad seríamos más pobres y nuestras clases medias y altas, reducirían sus niveles de ingreso.
Este aporte monetario se ha vuelto una necesidad estructural en la economía de los países expulsores, como la mayoría de los países centroamericanos, quienes ven en sus migrantes un importante ingreso. Ello ha motivado que los gobiernos de algunos países (El Salvador u Honduras) hayan negociado mejores condiciones de legalidad migratoria para sus connacionales en los países de arribo (ej. TPS en Estados Unidos) considerando a su juventud (la mayoría sale entre los 15 y 35 años) y su fuerza de trabajo, como un producto de exportación. Esta gestión gubernamental supone, asimismo, una búsqueda por conseguir cierta regulación en las condiciones legales de sus migrantes y puede traducirse en cierto apoyo en el plano del trabajo internacional. Sin embargo, la economía globalizada, no gusta de regulaciones y aprovecha la falta de documentación legal de los trabajadores en los países de arribo, como una ventaja para imponer condiciones laborales desventajosas.
Estas nuevas relaciones globales exigen pensar de otra manera lo relativo a mejoras de las condiciones laborales de los migrantes, pues no obstante su enorme aporte en los países de origen y destino, permanecen en una situación legal y laboral muy precaria.
* Antropóloga guatemalteca, investigadora del área de migraciones en el Instituto de Investigaciones y Gerencia Política (INGEP) de la Universidad Rafael Landívar. Doctora en antropología por la Universidad de Paris X, Nanterre.
Los temas de trabajo reciente han sido sobre migraciones internacionales sur-norte y sur-sur, tanto hacia Estados Unidos, como las binacionales (México) y sus impactos locales, sobre todo considerando a población indígena. Actualmente tiene a cargo cuatro proyectos al respecto. En 2010, coordinó la investigación Arquitectura de remesas, publicada ese año.
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