“Para servirle a usted…”

Sobre las candidaturas de mujeres a la presidencia y vicepresidencia de la República hay mucho que decir en cuanto a si estas son verdaderamente un cambio en la mentalidad y el actuar machista de los partidos políticos o si reproducen el sistema patriarcal.

Al respecto, quisiera profundizar sobre la candidatura que me parece el más claro ejemplo de la reproducción del sistema existente: la de Patricia de Arzú. De entrada, me gustaría saber cuál es el apellido de la señora de Arzú, es decir, de dónde viene, de qué familia, cuál es su apellido antes de estar casada. Porque el machismo en nuestra sociedad invisibiliza toda una parte de la vida de las mujeres y es la pertenencia a una pareja a través del “de” la característica más común de la identidad de las mujeres en una cultura patriarcal.

Otro aspecto importante de su candidatura son los eslóganes o frases que utiliza. “Patricia para servir…”, es el claro ejemplo de la visión que se tiene de la mujer y que se traspasa del ámbito privado al espacio público. La mujer está para servir al esposo, a los hijos, a los mayores de edad, etc. En este caso para servir a los intereses políticos de su cónyugue. Aunque se pueda argumentar que la frase está relacionada con el servicio público, la otra palabra utilizada —“bondad”— nos regresa al ámbito de la división de roles y características diferenciadas de hombres y mujeres. Las mujeres son generosas, bondadosas, amables, atentas, sensibles… Fue el mismo Arzú quien en un inicio utilizó para él mismo el calificativo de “orden” y que luego trató de matizar con el de “bondad”, característica obviamente de las mujeres.

Luego, me gustaría centrarme sobre el aspecto de la trayectoria política de la candidata. Sandra Torres, Roxanna Baldetti, Zury Ríos y Rigoberta Menchú, son mujeres que han hecho política, tienen cierta trayectoria y experiencia. ¿Cuál es la experiencia política de la señora de Arzú? Ninguna. Pareciera más bien que su figura es simplemente utilizada y manipulada a la mejor conveniencia de su marido, líder del partido. Sus discursos evidencian un desconocimiento de la realidad nacional, un desconocimiento de la política y una clara tendencia a utilizar la religión como base de sus planteamientos e ideas. Las necesidades del país no se van a resolver con la Biblia en mano, eso no solamente sería un atraso en cuanto a la laicidad del Estado, sino además un absurdo. La religión es el opio del pueblo, la historia ha demostrado que nunca ha servido para desarrollar y liberar a las personas.

Este tipo de candidaturas, la de una mujer que promueve los valores y las características típicas de la mujer sumisa, sin identidad propia, reproduciendo roles y manipulada por el sistema, más que aportar a la equidad y a la paridad, banalizan la importancia y urgencia del aumento de la participación política de las mujeres. ¿Cuántas mujeres integran los listados del Partido Unionista con posibilidades reales de ganar? Quizás los dedos de una mano nos sobren para contarlas.