En el Acuerdo sobre Reformas Constitucionales y Régimen Electoral que surge de los Acuerdos de Paz, se reconoció la importancia de introducir cambios profundos en el régimen electoral guatemalteco. En 1997 se integra la Comisión de Reforma Electoral (CRE), con la participación del TSE, los partidos políticos y la sociedad civil. El informe elaborado por la CRE, denominado “Guatemala, Paz y Democracia”, fue presentado por el TSE al Congreso de la República en 1998. De 1998 a 2004 el proceso tu...
En el Acuerdo sobre Reformas Constitucionales y Régimen Electoral que surge de los Acuerdos de Paz, se reconoció la importancia de introducir cambios profundos en el régimen electoral guatemalteco. En 1997 se integra la Comisión de Reforma Electoral (CRE), con la participación del TSE, los partidos políticos y la sociedad civil. El informe elaborado por la CRE, denominado “Guatemala, Paz y Democracia”, fue presentado por el TSE al Congreso de la República en 1998. De 1998 a 2004 el proceso tuvo avances, retrocesos, estancamientos y especialmente una modificación profunda de las reformas planteadas en el informe presentado por la CRE. Finalmente, el Congreso de la República aprobó el 21 de abril de 2004, el Decreto 10-04 que contiene 152 reformas a la LEPP.
Tras la aprobación de estas reformas llamadas “de primera generación”, desde diversos sectores se señalaron debilidades e incoherencias y especialmente se señaló la omisión de temas clave que no fueron objeto de reforma. En este contexto, los jefes de bloque de los partidos políticos y bancadas independientes, se comprometieron a aprobar en 90 días a partir de la publicación una segunda generación de reformas. El objeto era incluir temas relacionados con la transparencia y legitimidad del padrón electoral, la democratización de los partidos políticos, la racionalización del número de diputados y la transparencia en el financiamiento político, sin embargo, estas reformas de segunda generación aún están pendientes de ser discutidas y aprobadas. En octubre de 2006, se aprobaron las llamadas “reformas de armonización” que únicamente buscaban corregir ciertas incongruencias y debilidades de las reformas de 2004.
Las elecciones de 2007 y las de 2011 evidenciaron la importancia de retomar el tema de la reforma del sistema político electoral desde una perspectiva integral. Temas de fondo, como la democracia, la representatividad y el financiamiento deben ser abordados urgentemente y ser el centro del debate. Sin embargo, a pesar de la necesidad y urgencia de una reforma, me resulta difícil imaginar cómo estos partidos políticos y sus respectivos diputados pueden hacer una reforma como la que el país necesita. ¿Cómo podemos pedirles a instituciones y personas antidemocráticas, corruptas y sin más ideología que el beneficio personal, que democraticen el sistema, lo transparenten y lo hagan funcionar en base al beneficio de las grandes mayorías?
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