En 2015, a raíz de la crisis generada por los actos de corrupción en el más alto nivel del Organismo Ejecutivo, se activaron anhelos de transformación en amplios sectores de la sociedad y, a contrapelo, también se activaron fuerzas lideradas por élites políticas y económicas animadas por el miedo a sentirse vinculadas a dichos actos (Alejandra Colom, Disidencia y disciplina, 2021). La polarización y la intolerancia con quien piensa diferente se profundizó en una sempiterna sociedad escindida.
En este contexto, las autoridades de la Universidad Rafael Landívar decidieron activar un proceso interno de reflexión y de síntesis sobre los principales aportes internos y externos que se han formulado a nivel nacional para rediseñar las bases económicas, políticas, sociales y ambientales que nos configuran como sociedad. Para su elaboración se establecieron un conjunto de orientaciones políticas y metodológicas, entre las cuales destacan el uso de un lenguaje integrador, convocante e inspirador; la incorporación de las diversas propuestas que se han formulado —sin exclusión— a partir del criterio del bien común; la aplicación de los criterios de viabilidad técnica, política y financiera, y un enfoque en la identificación de los problemas que impiden que haya viabilidad como país y sociedad.
Las bases éticas y políticas para discernir las líneas y acciones estratégicas fueron las siguientes: a) búsqueda de la unidad en la diversidad y en la pluralidad; b) meritocracia, efectividad, ética, transparencia y rendición de cuentas; c) combate de la corrupción y de la impunidad; d) Estado de derecho y justicia universal, independiente, pronta y cumplida; e) respeto de la Constitución y de los tratados y convenios internacionales; f) convivencia pacífica y acuerdos de una paz firme y duradera; g) respeto del sistema democrático y republicano del Estado; h) ser constructivos e inclusivos (propositivos, no divisionistas); i) imperio del respeto mutuo, sin autoritarismos ni imposiciones (al escucharse y valorarse mutuamente), y j) el reconocimiento de las diferencias dentro de un espíritu de unidad que reduzca la crispación y la confrontación.
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Así, Propuesta universitaria: lineamientos de desarrollo nacional reúne 27 líneas estratégicas y 274 acciones distribuidas en los ámbitos políticos, económicos, sociales y ambientales. En el prólogo se destacan sus principales derroteros: buscar respuestas innovadoras y útiles, alentar cambios en el comportamiento político, pasar de la negatividad y de un espíritu destructivo a uno constructivo, el involucramiento de la juventud para que esta contribuya a corregir los desequilibrios sociales y ecológicos que prevalecen y exponer la importancia de una voluntad colectiva como motor dinamizador de las transformaciones requeridas.
En el ámbito económico, el conjunto de sus líneas y acciones se guía por la generación de círculos virtuosos entre la economía, lo político-institucional, lo social y el ambiente a fin de sustituir los mecanismos reproductores de las desigualdades por un conjunto de mecanismos sociales, políticos y económicos que potencien la creatividad y la productividad de las personas.
En el ámbito político, las propuestas reconocen que la transformación política no depende solo de diseños institucionales adecuados a la realidad del país, sino que también requiere de una transformación cultural de la sociedad y de las instituciones mismas para convivir y gestionar las diferencias y los antagonismos desde una actitud democrática y de respeto de los derechos humanos.
En el ámbito social, el referente clave es la Constitución Política de la República, que en sus fines y deberes señala: «el Estado se organiza para proteger a la persona y a la familia; su fin supremo es la realización del bien común» y «garantizarles a los habitantes la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona» (artículos 1 y 2).
En el ámbito ambiental se abordan los elementos que se consideran estratégicos para el país y su desarrollo social, político-institucional, económico y ecológico. Se parte de la necesidad de contar con una institucionalidad efectiva y eficiente para gestionar las dinámicas de uso, aprovechamiento, protección y conservación del sistema natural y ambiental de forma justa, equitativa, sostenible e inclusiva.
Finalmente, la Propuesta universitaria advierte que se requieren una revisión continua de esta y una actualización permanente de los liderazgos académicos, políticos, sociales, empresariales, religiosos, sindicales, y de todas las fuerzas vivas del país.
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