Cuando buscamos en nuestro entorno a personas a quien admirar, podemos ver sus luces, aunque también sus sombras. Conocer las sombras de alguien, o al menos lo que los demás consideran como sombras, solo nos enseña aún más porque nos ayuda a comprender la complejidad del ser humano y sus circunstancias.
María Luisa Beltranena de Padilla, Mau, fue mi profesora de Introducción al Derecho y quien verdaderamente me presentó el mundo de las ideas, los argumentos y la complejidad de...
Cuando buscamos en nuestro entorno a personas a quien admirar, podemos ver sus luces, aunque también sus sombras. Conocer las sombras de alguien, o al menos lo que los demás consideran como sombras, solo nos enseña aún más porque nos ayuda a comprender la complejidad del ser humano y sus circunstancias.
María Luisa Beltranena de Padilla, Mau, fue mi profesora de Introducción al Derecho y quien verdaderamente me presentó el mundo de las ideas, los argumentos y la complejidad de la vida en sociedad. Mau nos transmitió la idea de que el derecho era mucho más que legislación. También logró imprimir en nosotros el amor que ella le tenía a Guatemala a pesar de haber vivido en Estados Unidos y tener familia en ese país.
En 2005, cuando empecé la carrera de Derecho, Mau era una señora que, a pesar de ser un par de años más joven que mis abuelas, tenía la claridad mental, la retentiva y la energía de una persona joven. Hay personas que logran superar el obstáculo del tiempo y la vejez. Ella era el vivo ejemplo de eso.
Siempre llegaba a clase puntual y no recuerdo una vez que se ausentara. Las clases de Mau nunca eran aburridas. Durante sus clases nos invitaba a reflexionar. Era abierta al debate y, a pesar de ser una persona bastante conservadora, siempre estuvo dispuesta a mantener discusiones académicas de altura, sin dejar que sus posturas impidieran el intercambio de ideas.
La doctora Beltranena era una mujer que invitaba a la excelencia con elegancia. Nunca la escuché referirse a nadie de forma grosera, sino que tenía esa magia de guiar y transformar mentes que solo los buenos maestros tienen. Esta generosidad se refleja en tantos profesionales del derecho que le están agradecidos.
Este es solo un aspecto de la vida de Mau. Existen muchos más. Algunos la recuerdan como alumna. Ese fue el caso de mi abuelo, quien fue su catedrático y la consideraba una mente brillante. Hay quienes fueron sus alumnos en la Facultad de Derecho de la Landívar cuando fue la decana. Ese es el caso de mi mamá, quien la admiraba por ser una mujer fuerte y decidida. Y en general, la sociedad guatemalteca la recordará en los momentos en que participó en la vida pública y política del país, cada quien con un tinte distinto, pero seguramente nadie duda que María Luisa Beltranena de Padilla fue un ejemplo de mujer en una sociedad en la que ser una mujer de su calidad implica valentía y perseverancia.
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