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El pueblo del alcalde que no es alcalde

Finalmente, los resultados de las elecciones esta vez declararon ganador a Herbi Zamora, pero Muñoz no dejaría que ganara esa batalla campal por una municipalidad que está totalmente quebrada.
Él es quien debería ser el alcalde interino, el concejal primero, que no tiene una cara, ni un curriculum, y no hay nada que indique su nombre en ningún lugar de la municipalidad. Las órdenes municipales pegadas en la pared están firmadas por la gerencia municipal.
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El pueblo del alcalde que no es alcalde

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El presidente Otto Pérez visitó este sábado un pueblo peculiar, Pueblo Nuevo Viñas, que no tiene alcalde a ciencia cierta. “¿Cómo es que se llama?”, preguntaba hace unos días la secretaria para confirmar el nombre de quien se supone debería ser su jefe. Es que en esas oficinas municipales desteñidas, desalineadas y desatendidas hace más de dos años que no conocen a ningún alcalde.

El jefe edil anterior, José Manuel Morales, trabajó durante 2008 y 2009, se llevó todo el presupuesto de la municipalidad, pidió préstamos a bancos, de los que Pueblo Nuevo Viñas no vio ningún resultado, y desapareció. Los 150 empleados de estas oficinas y algunos maestros dejaron de recibir su sueldo desde entonces.

La cabecera municipal parece abandonada hace más de dos años. Las calles de adoquín ya son de tierra, las calles de tierra nunca fueron asfaltadas y los únicos negocios florecientes son las tiendas y las carretas de pollo frito.  Pero desde principios de mes parece que estuvieran trabajando; los empleados municipales han recibido un pago que corresponde a febrero de 2010. Según Jorge Chocón, secretario del sindicato edil, se logró porque la comuna pidió un préstamo  de Q300 mil al Instituto de Fomento Municipal (Infom).

El ingreso a esta cabecera que está a 65 kilómetros de Ciudad de Guatemala rumbo a El Salvador parece una pista de obstáculos, con agujeros cada 50 metros, sin buses extraurbanos y un carro de vez en cuando. A pesar de eso, al llegar al pueblo el tráfico es desviado de la calle principal por los trabajadores municipales que tienen la orden de que la calle tenga solo una vía.

En la penúltima cuadra del pueblo se encuentra la Municipalidad de Pueblo Nuevo Viñas, sin nada que la identifique como tal.

Entre canciones rancheras y la telenovela de la tarde, todo parecía normal a principios de mes para los cinco empleados: uno en la ventanilla, dos en los escritorios de la entrada y dos señoritas al fondo; una, la secretaria del alcalde. Una normalidad que incluía que el Centro de Salud estuviera cerrado un martes por la tarde.

¿Quién es el alcalde?

La noche del 11 de septiembre de 2011, casi todos los municipios del país iban descubriendo quién sería su nuevo jefe edil. En Pueblo Nuevo Viñas, esa noche varios hombres armados quemaron las urnas electorales en tres de los cinco centros de votación.

El Tribunal Supremo Electoral decidió que los comicios debían de repetirse y el pueblo quedaría sin alcalde electo hasta el 6 de noviembre, cuando se celebrara la segunda ronda de votaciones para presidente y vicepresidente.

Los candidatos que luchaban por la alcaldía eran diez, pero ninguno de ellos tuvo tantos votos como Herbi Zamora, del partido Compromiso, Renovación y Orden (Creo); y Julio Muñoz, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE).

Ambos se acusaban mutuamente de ser los culpables de la quema de papeletas y de cualquier problema que ocurriera dentro del municipio.

Finalmente, los resultados de las elecciones esta vez declararon ganador a Herbi Zamora, pero Muñoz no dejaría que ganara esa batalla campal por una municipalidad que está totalmente quebrada, descrita por este medio en octubre de 2011. Batalla que incluía balaceras, acarreo de vecinos (el 4 por ciento del padrón vive en otros municipios), acusaciones de ser narco y papeletas supuestamente quemadas pero a salvo. Muñoz presentó un recurso de nulidad ante el TSE –señala a Zamora de no cumplir con el requisito de vecindad para poder ser alcalde– y éste no pudo tomar posesión.

“Romualdo Yumán”. Ese era el nombre que la secretaria no recordaba y del que no podía escribir correctamente el apellido. Él es quien debería ser el alcalde interino, el concejal primero, que no tiene una cara, ni un curriculum, y no hay nada que indique su nombre en ningún lugar de la municipalidad. Las órdenes municipales pegadas en la pared están firmadas por la gerencia municipal.

La peculiar oficina del alcalde

“Cuando las necesidades de modernización y los volúmenes de trabajo lo exijan” el Código Municipal permite, en el artículo noventa, la creación del puesto de gerente municipal. Pueblo Nuevo Viñas no parece camino a la modernización ni contar con volúmenes de trabajo impresionantes, pero sí que necesitaba un puesto para el alcalde que no pudo tomar posesión porque el TSE lo prohibió. Y Herbi Zamora es, desde finales de enero, el gerente municipal. 

La oficina del alcalde no se encuentra en el mismo estado que el resto de la municipalidad. Ahí los muebles están en mejor estado, son negros con plateado, las paredes están limpias, todo es nuevo y en orden. Pero no hay papeles, ni computadora, ni libros, ni ninguna de esas cosas que se utilizan para trabajar.

Romualdo Yumán debería encontrarse ahí, pero no, al entrar a la oficina es alguien más quien ocupa la silla del alcalde: el gerente municipal, al que el TSE no dejó tomar posesión como alcalde de Pueblo Nuevo Viñas.

Las reporteras nos presentamos de nuevo, como lo habíamos hecho hace casi cinco meses para el reportaje sobre la batalla campal por esta municipalidad quebrada. La conversación era casi cordial hasta la fotografía de él sentado en el escritorio del alcalde, que fue suficiente para que la conversación se tornara incómoda.

“No me tome la foto. Es ilegal que yo este sentado aquí”, fue su reacción al oír el flash de la cámara. “Ante el Tribunal no puedo estar sentado aquí, pero ante el pueblo sí”, dijo amenazante quien se considera el alcalde legítimo (aunque no legal) de Pueblo Nuevo Viñas.

Yumán “tuvo un problema personal” justamente esa tarde y no podía estar en la entrevista, pero cinco hombres, una mujer y el gerente estaban dispuestos a hablar.

Los cinco hombres no quisieron presentarse, la mujer ni siquiera saludó y no dijo una palabra durante el poco tiempo que duró la conversación.

Uno de sus asistentes explicó que Zamora no se levantará de esa silla. Cree que si la Corte Suprema de Justicia no falla a su favor, luego la Corte de Constitucionalidad lo hará porque “la gente lo quiere, la voluntad del pueblo fue que él estuviera como alcalde”.

El resto de presentes dibujan el escenario catastrófico que es evidente: se le deben Q3 millones a los trabajadores –el sindicato afirma que son Q5 millones–, otro tanto al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, otro tanto a la Distribuidora de Electricidad de Oriente (Deorsa), y en total la deuda asciende Q15 millones. Toda una joya para ser disputada a balazos entre los candidatos.

Se le cuestionó sobre su función bajo el cargo de gerente municipal, pero no fue capaz de explicar la creación del puesto de trabajo. Tampoco quiso comentar sobre la expulsión de observadores electorales.  Uno de los asistentes le dijo al alcalde que en el primer reportaje de este medio, las reporteras le habían acusado de narcotraficante. El ambiente era tenso y el entrevistado prefirió dar por terminada la conversación.

La única solución para Zamora es conseguir microcréditos como el que les brindó el Infom para el primer pago de los empleados. Aunque la municipalidad no puede pagarles, ya que durante los próximos meses todos los ingresos irán directamente a Banrural para saldar la deuda de la administración anterior. Sobre esos temas no quiso discutir.

Para Rubelio Recinos, vicepresidente del Infom y alcalde de Barberena, municipio vecino, es imposible que Zamora llegue a ser alcalde.

El sábado último, 10 de marzo, el presidente Otto Peréz Molina, inauguró una carretera que desviaría el tráfico desde Pueblo Nuevo Viñas a Barberena. Todos los alcaldes de Santa Rosa se encontraban presentes y los del Gobierno Central aseguraban que el alcalde de Pueblo Nuevo Viñas debía encontrarse en el lugar; hasta el presidente, que dijo que hablaría con él sobre cómo solucionar el problema de los 150 empleados sin sueldo. "No, no estaba enterado pero lo vamos a revisar, oye. Ah, sí estaba enterado porque fui para la campaña, fui allá con ellos. Y ahí me contaron eso. Son empleados municipales, ¿verdad? Y nosotros vamos a ver ahí para que con el nuevo alcalde se pueda hacer los procesos necesarios para que ellos puedan resolver ese problema". Pero sería un tanto difícil para el presidente hablar con el alcalde de Pueblo Nuevo Viñas.

Romualdo Yumán nunca apareció, ni con el presidente de la República inaugurando la carretera atraviesa el municipio que él dirige. Su cara seguirá sin conocerse, las órdenes seguirán viniendo de la gerencia municipal y Zamora esperará sentado en su silla edilicia, a pesar del TSE, hasta que la Corte de Constitucionalidad lo confirme en el puesto.

 

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