El señor presidente de 1922 había llevado el régimen a tal grado de vileza que, según el obispo José Piñol, citado por Agustín Estrada Monroy en su obra Datos para la historia de la Iglesia en Guatemala, «la hipocresía, el interés personal y la falsedad […] habían hecho de la sociedad guatemalteca una sociedad sin moral donde el concubinato, el amancebamiento, el suicidio y el homicidio se habían hecho prácticas frecuentes»[1].
Las semejanzas con el hoy de Guatemala son dramáticas. La Conferencia Episcopal de Guatemala, en su comunicado de prensa del 3 de junio de 2015, ha denunciado, en el numeral 4: «Las elecciones […] se darán en medio de la crisis generalizada que se hizo evidente a raíz del descubrimiento del enorme fraude fiscal ocurrido en la Superintendencia de Administración Tributaria y en la que había conexiones claras con funcionarios de Gobierno…».
Más adelante, en el numeral 5, reiteran los obispos: «Los hechos evidencian la inmundicia de corrupción en que el Estado guatemalteco se ha convertido…».
De tal manera, hipocresía, interés personal y falsedad son síntomas análogos en el gobierno del señor presidente de 1922 y en el desgobierno del señor presidente de 2015.
Para mejor comprensión de las similitudes conozcamos a don José Piñol y Batres.
Era originario de la ciudad capital de Guatemala. Brillante letrado, fue el primer egresado del instituto Pío Latino de Roma, con el grado de doctor en Teología. Se encontraba ejerciendo funciones de obispo en Granada, Nicaragua, cuando se enteró del estado calamitoso del Gobierno y la sociedad en Guatemala. Renunció entonces a su diócesis y volvió al país amparado en concesiones especiales del Vaticano para predicar sin estar sujeto a la jurisdicción de obispo alguno. Así, previo permiso del rector del templo de San Francisco, programó nueve fundamentados sermones que, según Estrada Monroy, eran cristianismo al vivo.
Estos sermones-discursos fueron la chispa de la rebelión popular. Se dice que hasta los orejas que llegaban a escuchar al obispo terminaban entusiasmados con sus denuncias y propuestas. Como muestra, le aplaudían con vehemencia. No obstante, el prelado fue expatriado por el señor presidente, quien finalmente tuvo que dimitir por mandato de la Asamblea Legislativa el 8 de abril de 1920.
No hace muchos días un candidato (muy candidote) a diputado me dijo: «La Iglesia no debe meterse en política. Los curas y los pastores están para la salvación de las almas (sic), y no para hablar babosadas». Colegí de su diatriba que, para él, la política era una vil babosada y que de teología en su vida había leído letra alguna. Recordé entonces un fragmento de uno de los sermones del obispo Piñol y Batres: «Numerosos católicos, al externar su opinión sin fundamento, expresan ideas aborrecibles completamente equivocadas y lo hacen en tono tal que los hace aparecer como censores de doctrinas y maestros en teología, erigiendo sus opiniones en dogmas que distan mucho de la verdadera doctrina»[2].
El ¿político? de marras, católico, apostólico, romano y mentiroso, estaba muy ofendido con los señores obispos por el comunicado Nos duele Guatemala, publicado hace cinco días.
Echó el tipo pasos atrás. Intuyendo que perdía un voto, se despidió de mí tratándome de hermano y doctorísimo. Al momento vinieron a mi memoria segmentos del sexto tema de Piñol y Batres acerca de la falsedad. Sentó cátedra así: «Nos falta franqueza para tratarnos. Disimulamos con arte singular. En presencia de algunos somos corteses, si se quiere empalagosos […] La adulación, que es la forma más odiosa de la mentira, consiste en alabar a alguno sobre sus méritos y por interés propio […] Sobre la falsedad, ¡qué doloroso es decirlo!, ha llegado a convertirse en el fondo del carácter nacional»[3].
Guatemala, Guatemala… La de 1922 y la de 2015. ¡Cómo duele Guatemala! Empero, el dolor nos ha unificado. Así, hemos de sacarla adelante. Las gestas se están repitiendo a puro pueblo y púlpito. Le duela a quien le duela.
[1] Estrada Monroy, Agustín (1979). Datos para la historia de la Iglesia en Guatemala (p. 373). Guatemala: Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala.
[2] Ibíd., p. 371.
[3] Ibíd., p. 371.
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