El diálogo buscaba explorar no sólo las características de los líderes y sus tácticas sino que también poder diferenciar entre los liderazgos positivos y los negativos. Era importante determinar los liderazgos negativos ya que a través de la historia, éstos a pesar de sus tácticas ilegítimas, han logrado mover masas e instar cambios radicales. Por la naturaleza de dicha temática, el diálogo que tuvimos se basaba principalmente en los principios y valores morales de los participantes, con el fin de lograr encontrar una ética compartida. Logramos determinar que los liderazgos negativos suelen seguir la ideología de “el fin justifica los medios”, contrario a los liderazgos positivos, en los cuales los medios deben ser igual de legítimos que el fin que buscan. Cuestionamos también el rol que juega la sociedad o las personas que siguen estos liderazgos, principalmente la responsabilidad que tenemos de cuestionarlos e informarnos.
Una de las ideas que más me llamó la atención de dicho conversatorio fue el analizar los modelos y liderazgos que habían sido exitosos debido a sus características de suprimir la diferencia de opiniones y los derechos colectivos e individuales. Se expuso durante la charla varios ejemplos de líderes que habían logrado transformar la economía o el rumbo político de un país, a través de medidas exitosas pero que su vez dependían en la censura de la opción. Un ejemplo fue el crecimiento y el éxito de las economías de los tigres asiáticos a manos de gobiernos autoritarios, específicamente el caso de Singapur. Singapur logró transformar su economía, de una del Tercer Mundo muy similar a la de Guatemala a una economía que ahora compite con Japón y otras potencias económicas. El arquitecto de este cambio fue Lee Kuan Yew, quien logró mantenerse en el poder como Primer Ministro por 30 años. Él logró transformar la economía de Singapur a través de un sistema de libre mercado y especializar no sólo la mano de obra sino que también la industria del país. Tal fue su éxito que actualmente Singapur cuenta con uno de los PIB per cápita más altos del mundo.
A pesar del éxito en el ámbito económico, el sistema político de Singapur era completamente autoritario y Lee Kuan Yew era un dictador bastante opresivo. Dentro de su régimen, la mayoría de los derechos civiles de los cuales gozamos en Guatemala como por ejemplo la libre expresión, la libertad de asociación, manifestación y los sindicatos eran ilegales. Los ciudadanos no contaban con la posibilidad de diversidad laboral ya que la mayoría del empleo era determinado por el gobierno y las iniciativas del sector privado que los mismos apoyaban. Tal era el control del gobierno hacia sus ciudadanos, que no existía ningún tipo de expresión cultural y todos los miembros de la oposición eran encarcelados o demandados hasta el punto de la bancarrota. A pesar que la economía de Singapur es una historia de éxito lo mismo no se puede decir de su sistema político y transición democrática ni de su desarrollo social.
Muchos países del Tercer Mundo ven como ejemplo estos modelos autoritarios, como un sistema de control ciudadano que limita las libertades y derechos individuales con la excusa de promover un bien común falso. La semana pasada, la organización Amnistía Internacional denuncio al Gobierno de Eritrea, señalando abuso de poder al encarcelar en los últimos años a más de 10,000 miembros de la oposición política.
Sin ir muy lejos, en nuestro país se han aplicado medidas políticas que limitan ciertos derechos civiles, me refiero específicamente al uso del estado de sitio como solución a problemas que no lo ameritan. En las últimas semanas, el Presidente declaro estado de sitio en cuatro municipios del oriente del país (Jalapa, Mataquescuintla, Casillas y San Rafael de las Flores) debido a las confrontaciones y la violencia entre los pobladores y las minas. La Constitución Política de nuestro país, al igual que la Ley de Orden Público, señalan que esta medida debe ser implementada sólo en casos de: “invasión del territorio, perturbación grave de la paz, actividades en contra de la seguridad del Estado o calamidad pública”. La razón por la cual el estado de sitio debe ser justificado es por las serias implicaciones que este tiene, porque suspende derechos civiles importantes como: “libertad de acción, detención legal, interrogatorio a detenidos o presos y derecho de reunión y manifestación” entre otros. Lo preocupante es que en Guatemala, los últimos gobiernos han implementado esta medida en ocasiones que no se ameritan y en vez deben ser resueltas con los recursos del gobierno como por ejemplo su política de seguridad e inteligencia.
Esto nos lleva a preguntarnos si, como ciudadanos, estamos dispuestos a renunciar a nuestra libertad y derechos a cambio de medidas extremas como las mencionadas anteriormente, que lo único que promueven es una libertad regulada.
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