Resumo en un párrafo estos acontecimientos tan poco predecibles hace tres meses. Los estudiantes de la Universidad Iberoamericana (equivalente a la Landívar) cuestionaron al candidato con más ventaja, Enrique Peña Nieto (PRI), durante un foro, por el asesinato de un niño de Atenco mientras era gobernador del Estado de México. Este lo hizo de menos y fue abucheado por miles al salir de la conferencia. Televisa y el resto de medios publicó al día siguiente que Peña Nieto en realidad había salido muy bien parado de su paso por la Ibero y un jefe de campaña los acusó de “ser 30 pseudo-estudiantes, acarreados y porreros”. 131 estudiantes respondieron con un video con sus carnets universitarios, su nombre y empezó un movimiento de solidaridad potenciado desde las redes sociales con el hashtag #yosoy132.
The Guardian, el medio británico, echó más leña al fuego. Publicó evidencias que muestran que Televisa vendió a Peña Nieto una cobertura favorable, que fuera desde opacar críticas hasta pedir a los participantes de un reality show que hablaran en contra de su oponente progresista López Obrador.
Los jóvenes mexicanos se dieron cuenta que la democracia es una telenovela si no se cuenta con medios que sean (un poquito) independientes de los más poderosos de la sociedad. Medios que no manipulen encuestas o se acerquen tanto a los políticos o a los empresarios que no quieran cuestionarlos nunca.
En Guatemala, como en otros países, la relación de los principales medios con los empresarios debe ser fiscalizada. Y qué decir de la clientelar relación entre el monopolio de la televisión abierta y los políticos. Aquí van de romería a Miami y acuerdan buena cobertura a cambio de reducir impuestos.
Me parece que los estudiantes dieron en el blanco. Y me alegra mucho como periodista que nos fiscalicen a los periodistas, como actores políticos que somos.
En cambio es tan triste ver a los estudiantes de las normales y algunos sancarlistas en Guatemala protestando contra una propuesta del Gobierno y el sindicato de maestros para profesionalizar a los docentes. Quique Godoy mostró esta semana en su columna cómo en el país tenemos un exceso de maestros graduados cada año de secundaria (o diversificado) y los alumnos de magisterio salen peor parados de las pruebas académicas. Lo cito: "En el mercado actualmente hay alrededor de 80 mil maestros desempleados o por lo menos no empleados por el sistema educativo público o privado. Anualmente se gradúan aproximadamente 17 mil maestros y el sistema absorbe entre 2 mil y 2 mil 500 maestros. Esto quiere decir que tenemos una sobreoferta de maestros. ¿Por qué? Porque estudiar magisterio es “menos riguroso” académicamente que estudiar cualquier otra carrera similar con excepción de secretariado."
Esto no quiere decir que no tengamos una falta de oferta de escuelas preprimarias y secundarias. Es obvio que necesitamos como sociedad más maestros preprarados para formar a nuestros niños y adolescentes. Pero la oferta mayor de maestros no nos ha llevado a más escuelas. Es un debate pendiente, pero creo que no pasa por evitar que los maestros tengan que tener al menos un profesorado universitario, pues somos de los últimos países del mundo que no les exigimos a los maestros de nuestros ciudadanos e hijos que tengan un grado universitario.
*Esta columna es publicada primero en elPeriodico.com.gt cada martes.
Para complementar visiones recomiendo tres columnas sobre el tema:
Ricardo Barrientos: http://plazapublica.com.gt/content/protesta-estudiantil-de-ayer-y-hoy
Quique Godoy: http://plazapublica.com.gt/content/mas-y-mejor-educacion
Julio Roberto Prado: http://plazapublica.com.gt/content/los-descalzos-y-las-bombas
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