Machos en las casas, en las calles y en la política. Machos que hacen que este país sea en el planeta uno de los más misóginos (que más odian a las mujeres) y patriarcales (que más las someten). Cuando les hacen encuestas a las mujeres urbanas sobre la cantidad de hijos que quieren tener, responden que dos o tres. Y tienen dos o tres. Y cuando les preguntan a las mujeres rurales, responden que les gustaría tener: dos o tres; pero tienen cuatro o cinco. Las mujeres en este patriarcado no son soberanas sobre su cuerpo y les imponen embarazos (y dominación).
Los machos no son peligrosos sólo en sus casas. También en la calle, en donde también tienen que demostrar que son hombres. El fiscal y escritor Julio Roberto Prado (Plaza Pública) citaba un análisis sociológico basado en estadísticas del sistema penitenciario gringo “que muestra que la violencia tiene una relación con la masculinidad y con la manera en que se construye el hombre socialmente”. Decidir que para resolver diferencias o para convencer nos vamos a dar de trancazos es la vía fácil, como lo hacían los hombres de las cavernas. “Porque la otra vía implica revisar a profundidad quiénes somos, nuestra capacidad de hacer daño y la forma en que hemos sido educados, sobre todo en qué significa ser hombre”.
Como la sociedad es un espejo de los poderosos (o viceversa), el PP y el Lider son los dos partidos más machos. No discuten, no argumenta, imponen. Con trampas, con mentiras, con populismos. Aprueban o frenan; atacan o se defienden; y uno con menos sustento que el otro.
Pero no son exclusivos. Miren la pelea entre Prensa Libre y el alcalde Arzú. Son tan machos y tan testarudos, que ninguno de los dos admite que también la caga y que deben someterse a un árbitro. Prensa Libre insiste en que es infalible a la hora de criticar a los políticos y Arzú quiere imponer la idea de que mostrar resultados es transparencia. Por favor, los ciudadanos somos un poco menos brutos de lo que piensan.
En este país debería ser requisito para todas las candidaturas para ocupar puestos públicos mostrar credenciales contra la misoginia y el patriarcado. En acciones o en planes. Por ejemplo, los candidatos a PDH deberían mostrar qué han hecho o qué harán contra el tráfico sexual de niñas y mujeres (el crimen más atroz del planeta) o cómo frenarán el acoso sexual o la misoginia y el patriarcado. O cómo lograrán que las mujeres puedan caminar tranquilas por las calles de este país y sean soberanas sobre su cuerpo, su cabeza y su vida.
Y no reclamo más derechos y más igualdad para seres extraterrestres. Son nuestras madres, parejas, hijas, amigas, la mitad de la humanidad. www.MartinRodriguezPelleer.com
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