Me parece que Giammattei no es el tonto útil que fue Jimmy Morales, por lo cual no lo creo incapaz de darse cuenta del rechazo, la desconfianza y el enojo tan grandes que suscitan su persona y su gestión presidencial, incluso entre quienes votaron por él en agosto de 2019, que hoy están arrepentidos o, en el mejor de los casos, resignados porque votaron en contra de Sandra Torres, no a favor de Giammattei (y su consuelo es que Torres pudo haber sido aún peor, y no que Giammattei esté siendo un buen estadista).
La actitud insolente, cínica y burlona del presidente quedó vergonzosamente confirmada en un conversatorio virtual que este sostuvo con personal del Centro Adrienne Arsht para América Latina realizado la semana pasada. En el evento, Giammattei aseguró que el suyo «ha sido el gobierno más transparente que ha habido en el país» cuando se le preguntó qué medidas adicionales aplicaría para combatir la corrupción y la impunidad. Las declaraciones han causado una ola de enojo ciudadano, reflejado en el fastidio expresado en comentarios en redes sociales y en toda conversación sobre la actualidad política.
¿Por qué dijo esto Giammattei cuando es claro que desde el año pasado se le percibe ya como uno de los gobernantes más corruptos de Guatemala? ¿Será que Giammattei es tan tonto y bobo como Jimmy Morales como para creerse él mismo sus mentiras y de verdad pensar que el suyo es el gobierno más transparente de la historia? No lo creo. Alejandro Giammattei sabe de la corrupción rampante en el Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda; de la corrupción asesina en el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, así como de la corrupción en su gobierno en general, que ha matado a muchos en esta pandemia de covid-19; de la corrupción criminal en las portuarias, convertidas hoy en emporios de narcotraficantes y de contrabandistas; de la corrupción como la principal motivación de la alianza que lo apoya desde el Congreso de la República… Y la lista es larga, pues el suyo es un gobierno que funciona por y para la corrupción.
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Y saber todo esto no solo no incomoda a Giammattei, sino que encima este responde, con una negación insolente de la realidad, que su gobierno es el «más transparente de la historia». Y no es que él pretenda que le creamos, sino que él precisamente sabe que nadie le cree, pero tácitamente nos desafía, como diciendo además: «¿Y qué?». Temo que Giammattei realmente nos ve a los ciudadanos guatemaltecos como un conglomerado de pendejos y dejados a quienes puede espetarnos semejante desafío mientras nosotros permanecemos indiferentes, resignados e inertes. Nos ve como una ciudadanía cansada y negligente, tolerante sin límite de los abusos.
Porque pensará Giammattei: «Si, pese a tanto escándalo de corrupción en mi gobierno, les espeto a la cara que este ha sido el más transparente de la historia y no pasa nada, pues en realidad puedo hacer y decir lo que se me dé la gana, que igual no va a pasar nada». Confianza que seguramente se vio alimentada ante la enorme expectativa que generó la visita de la vicepresidenta estadounidense, pero con la cual tampoco ha pasado nada. Los corruptos siguen de fiesta, cebándose con los recursos que provienen de los impuestos que pagan los contribuyentes honrados.
Ante semejante panorama, con razón los migrantes prefieren arriesgarlo todo, la vida incluso, largándose de Guatemala. Y los que no tienen el dinero para irse quedan condenados a tratar de sobrevivir en una sociedad que sigue tolerando a gente como Giammattei junto con su gobierno, su Congreso y sus cortes corruptas.
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