Los guatemaltecos promedio no tenemos acceso al órgano más poderoso del país. Actualmente la barrera es muy alta para llegar a ser legislador.
¿Cómo bajamos esa barrera para que el proceso sea más incluyente y transparente?
Hay que eliminar las listas cerradas que tenemos en la actualidad, ya que en estas se emite el sufragio por un partido, y no por un candidato. Las listas abiertas, en cambio, le dan al ciudadano la opción de votar directamente por el candidato. De este modo habría oportunidad de que más personas se atrevieran a postularse, pues los votantes votarían por el liderazgo y el trabajo individual de estas y premiarían o castigarían así el esfuerzo individual, ya que sería el propio nombre el que estaría en juego.
Asimismo, en el tema de rendición de cuentas le darían visibilidad al diputado y lo harían más responsable de sus promesas.
Listas abiertas: más de 15 años de lucha y 3 generaciones de reformas electorales
Estamos paralizados en el análisis de las listas abiertas. ¡Necesitamos acción! Me indigna ver que desde hace 15 años están en discusión las famosas listas abiertas, y lo más triste es que nuestros representantes han aplicado técnicas dilatorias para no implementarlas. Hay universidades y tanques de pensamiento, como la Asíes, la Flacso, la URL, la USAC y el Incep, que llevan mucho tiempo promoviendo la discusión de las listas abiertas.
En 1996, algunos actores de los acuerdos de paz discutieron una primera generación de reformas electorales. No obstante, dejaron el tema de lado. Fue hasta diez años después cuando se propuso una segunda generación de reformas importantes, que convenientemente también fueron olvidadas. Posteriormente, el sunami político del 2015 produjo una tercera generación de reformas electorales en el 2016, que sistemáticamente han venido cayendo en el olvido.
¿De qué mentira se valen para seguir con las listas cerradas?
Argumentan que las listas abiertas debilitarían los partidos y confundirían al ciudadano. Pero hoy en día tenemos listas cerradas y partidos fragmentados y el ciudadano se confunde más porque vota ciegamente.
Recientemente escuché al presidente del Congreso, Álvaro Arzú Escobar, en el coloquio Noj de la Universidad Francisco Marroquín, en el cual evidenció que los partidos están fragmentados. María del Carmen Aceña se encontraba entre el público y le preguntó cómo manejan la agenda en el Congreso.
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Arzú respondió que manejarla es muy difícil. Dijo que a él le interesaría abordar temas de pequeña y mediana empresa, pero que es complicado porque el Congreso está muy atomizado. Indicó que ya no se pueden hacer acuerdos con los jefes de partidos o de bancadas como antes, que en la actualidad se debe negociar con todas las personas y que se necesita llegar a 90 acuerdos para mover un punto en agenda. Asimismo, afirmó que las coyunturas consumen esta, para lo cual puso de ejemplo la tragedia del volcán.
Los temas de formación e institucionalización política son los que promueven la cohesión partidaria. Pueden ser varios, como las raíces históricas de los partidos en la sociedad, la toma de decisiones acordes a los estatutos, las reglas y procedimientos internos, la infraestructura partidaria, los patrones de carrera interpartidista y la financiación, entre otros factores que consolidan y cohesionan a los partidos. Las listas abiertas no les quitarán cohesión a estos. Únicamente le devolverán poder al ciudadano y mejorarán la inclusión y rendición de cuentas en el Congreso.
¿En qué proceso se encuentra esta reforma?
En dicho foro se mencionó que la responsabilidad de avanzarla se encuentra en la Corte de Constitucionalidad y que está parada por una discusión técnica sobre la redistribución geográfica en los distritos electorales. Por lo tanto, estimados magistrados de la CC Dina Ochoa, Bonerge Mejía, Gloria Porras, Neftaly Aldana, José Francisco de Mata, y distinguidos diputados, está en sus manos devolverles el poder a los ciudadanos. Si emiten criterios tan rápidos, banales y coyunturales como si se remueve a un embajador o no, los invito a priorizar los temas que resultan medulares para la modernización de nuestro Estado.
Entonces, ¿para cuándo?
¡No podemos esperar otras elecciones! ¡No más tecnicismos ni güizachadas baratas! ¡Necesitamos voluntad política! El pueblo de Guatemala (cada vez menos paciente) los está observando. No quiero esperar otros 15 años para decirles a mis hijos que no pueden involucrarse en política porque no tienen el apellido o los recursos para hacerlo. Quisiera decirles que al menos uno de los legados de nuestra generación fue abrir las listas para incentivar el liderazgo, la transparencia y la meritocracia.
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