Hubo, sí, un cambio de modalidad. Por razones fundamentadas y en apego a la preservación de la vida, el certamen como tal se canceló. De esa cuenta, en mi artículo Un ejemplo de coherencia resalté en la entradilla: «Los médicos sabemos que, para que un cuerpo sane, muchas veces es necesario ponerlo en reposo aunque en ese período de sosiego duela hasta la médula de los huesos. De eso se trata la coherencia».
Indudablemente, para sus organizadores y para el orbe cultural de su alcance, la suspensión fue dolorosa pero absolutamente necesaria. Porque reitero que dicho certamen, a más de ser el más antiguo del mundo hispanohablante, solamente es comparable en América Latina con el Premio Casa de las Américas, de Cuba; con el de la Fundación Rómulo Gallegos, de Caracas, Venezuela; con el premio literario de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA-Palabra), y con el Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán, de la Universidad Tecnológica de Panamá.
Así la realidad, la Comisión Permanente de dicho certamen y el Concejo Municipal de Quetzaltenango no se resignaron simple y llanamente a trasladar las actividades a los años venideros. Lejos de ello, iniciaron una febril actividad cultural que comenzó el 27 de agosto recién pasado, cuando en un coloquio virtual se puso en el tapete La perspectiva del poeta laureado en esta tierra, en el que participaron poetas ganadores oriundos de Quetzaltenango. El día 3 de septiembre se hicieron públicas las interioridades de la comisión mediante la actividad Juegos Florales, ¡Vívelo! Los días 10 y 11 se presentó en las redes sociales la belleza con proyección social mediante El testimonio de las reinas de juegos florales. El día 12, fecha inamovible de la premiación, se exhibió un magnificente documental llamado Juegos florales: su fundación y los avances hacia la era digital. Y el día 13, destinado invariablemente al conversatorio anual, concluyeron las actividades con un encuentro internacional de escritores, todos relacionados (por cercanía o por premio) con los juegos florales hispanoamericanos.
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Esta última actividad tuvo como eje central el tema Literatura latinoamericana y comunicación virtual. El conversatorio estuvo moderado por el doctor Daniel Matul, quien entre sus múltiples haberes académicos y literarios ostenta un doctorado en Mediación Pedagógica y es acreedor de uno de los más preciados galardones en el género de ensayo en Caracas, Venezuela. Como relatora participó la académica Floria Jiménez Díaz, licenciada en Filología y Lingüística Española de la Universidad Nacional de Costa Rica. Como ponentes intervinieron, representando a México, el licenciado Raúl Cueto Martínez, cónsul titular de México en la ciudad de Quetzaltenango; por Ecuador, el máster en ciencias Hugo Jaramillo Muñoz, ganador en dos ocasiones en la rama de poesía; por El Salvador, el doctor Carlos Roberto Paz Manzano, dos veces ganador en la rama de cuento, y por Guatemala, este servidor de ustedes, ganador en los géneros de novela (2014), ensayo (2016) y cuento (2017), merced a ello declarado maestre en Letras en 2017.
Cabe destacar, más allá de la magnificencia de todas las actividades descritas, esa capacidad de los quetzaltecos para adaptarse a los tiempos (porque son dueños de 104 años de tradición literaria con relación a sus juegos florales). Tiempos estos, que son de crisis y de avances tecnológicos. Así, en este año 2020 han ingresado al ciberespacio y a la cibercultura con inmejorable pie, sin perjuicio de la literatura tradicional. Y ese monumental avance es atribuible (solamente) a la febril actividad de la Honorable Comisión Permanente de los Juegos Florales, que con el apoyo del también Honorable Concejo Municipal ha sentado cátedra en cuanto a cómo plantar cara ante una crisis planetaria.
Indudablemente, ellos han replicado la antigua receta del cirujano principal de la Corte de Francia durante el siglo XVI, el doctor Ambroise Paré, quien aconsejó a las personas que quisieran perdurar en el tiempo, en el espacio y en la historia: «Libertad y erudición».
«Así son los chivos, libres y eruditos», me dijo un amigo que leyó este texto antes de que yo lo enviara para su publicación. Y debido a ello me di por feliz y satisfecho.
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