Después del surgimiento de la penicilina, la sífilis comenzó a pasar a la historia y, como en toda enfermedad que ya se puede tratar, los díceres aparecieron en el horizonte de su pasado. Fue cuando comenzó a afirmarse que dicha enfermedad marcó la personalidad de grandes personajes, desde artistas famosos hasta los tiranos más sanguinarios de quienes se tiene noticia.
Ángela Boto, en un artículo titulado La sífilis ha esculpido la personalidad de algunos grandes hombres expuso: «No es fácil aceptar que los exquisitos movimientos del Himno a la Alegría de 'la novena' de Beethoven o la explosión de color de los cuadros de van Gogh podrían estar 'inspirados’ por los síntomas de una enfermedad venérea como la sífilis. Pero quizá suscite menos recelos admitir que esta patología sea la responsable del carácter iracundo y paranoico de Hitler»[1].
Tiene razón Ángela Boto, es difícil aceptarlo, sobre todo, de manera científica. Pero de algo estamos seguros (en orden a la documentación médica de algunos de esos personajes), muchos dictadores como El carnicero de Uganda, sí padecieron de sífilis y se negaron a ser tratados. Me refiero en este caso a Idi Amin Dada Oumee, un militar ugandés que fue presidente de Uganda entre 1971 y 1979.
Cuando se llega a ese extremo de la enfermedad (la demencia sifilítica), una persona puede presentar comportamientos erráticos, depresión, episodios no controlados de ira, euforia y pasar fácilmente de momentos de dulzura a una agresividad inimaginable. También, si tiene poder, ese individuo puede tomar las peores decisiones que alcance a concebir. Así lo fueron Adolf Hitler y Idi Amin Dada Oumee.
Sin embargo, la sífilis se ha sobredimensionado en este tipo de personajes porque hay una base psicológica que está y ha estado presente en ellos. Se trata de la cobardía como la conceptualizó el poeta Goethe: «El cobarde sólo amenaza cuando está a salvo»[2].
Se refería Johann Wolfgang von Goethe a esa necesidad que tiene el cobarde de apropiarse del poder omnímodo para sentirse cómodo, protegido, a salvo, dentro de varios círculos que lo protejan de enemigos reales o imaginarios. Estos le provocan un terror indescriptible y, para evitar sus acometidas (supuestas o verdaderas), es capaz de matar o de provocar aquellas crueldades que solo pueden concebirse en la mente de un desquiciado.
Centroamérica ha tenido los suyos. En Guatemala tenemos como prototipos a Manuel Estrada Cabrera y Jorge Ubico. En Nicaragua, la lista de dictadores enloquecidos encabezada por los Somoza, ha sido engrosada por Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo. Ambos tienen síntomas y signos extremos de paranoia. Esa condición los ha llevado a expatriar y despojar de su nacionalidad a más de cien ciudadanos nicaragüenses entre los que se cuenta a Sergio Ramírez Mercado (Premio Cervantes de Literatura 2017), la escritora Gioconda Belli, el prelado Silvio Báez, la feminista Sofía Montenegro y el periodista Fernando Chamorro[3]. Les acusan de traición a la patria.
Pero, ¿qué hay detrás de semejantes episodios de locura? Lo son (episodios de locura) porque semejantes delitos jamás han sido cometidos por los personajes ahora perseguidos, y, las acciones de la pareja Ortega Murillo constituyen ya un reto a la humanidad. La emprendieron en contra de ciudadanos universales.
No pocas personas han considerado la presencia de trastornos mentales atribuibles a una sífilis avanzada en esa dupla diabólica. Razón no les falta porque, cuando se ve a Daniel Ortega con sus constantes lagrimeos, sus intentos fallidos de enfocar la visión, su evidente sensibilidad a la luz, el nistagmo que padece a ojos vistas y la incoherencia verbal que con frecuencia demuestra, pues, en otra condición clínica es difícil pensar.
No obstante, esos actos de los Ortega Murillo encuadran de manera perfecta en la cobardía conceptualizada por Goethe: Sentirse cómodos y protegidos de un entorno que, aunque hoy parezca imposible, los alcanzará. Conste, científicamente, una posibilidad (la sífilis) no descarta a la otra (la cobardía).
¿Sífilis y cobardía en los Ortega Murillo? La verdad, es muy posible.
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