Ellos tenían claro que estarían bajo la lupa por el tema de derechos humanos. Tenían claro, los lúcidos, que era una preocupación justificada por los años 1978-85. Tenían claro, hasta el 11 de septiembre de 2011, que la alianza entre militares y élite en el siglo XX había sido un mal negocio. Y tenían claro, el 14 de enero, que problemas que dieron origen al conflicto armado no se han solucionado: pobreza, desigualdad y exclusión.
El presidente Otto Pérez sabía que no era conveniente m...
Ellos tenían claro que estarían bajo la lupa por el tema de derechos humanos. Tenían claro, los lúcidos, que era una preocupación justificada por los años 1978-85. Tenían claro, hasta el 11 de septiembre de 2011, que la alianza entre militares y élite en el siglo XX había sido un mal negocio. Y tenían claro, el 14 de enero, que problemas que dieron origen al conflicto armado no se han solucionado: pobreza, desigualdad y exclusión.
El presidente Otto Pérez sabía que no era conveniente militarizar toda su gestión (además de la inteligencia civil y los patrullajes en la calle). Por eso no militarizó la justicia, el Ministerio Público ni la PNC. Tampoco el combate al narco, sino que presentó la audaz propuesta de despenalización. Y parecía, hasta el 30 de abril, que en el tema de la problemática agraria y energética optaría por mediar entre campesinos y empresarios en vez de militarizar.
Esto a pesar de la campaña de un programa de “periodismo investigativo” que tachó de “terroristas” a los campesinos (que se oponen a la imposición de las mineras) y a los países europeos que financian (con toda legitimidad) a estos campesinos. A mí me pareció un programa superficial que reproducía prejuicios, pero al parecer el Cacif y parte del gobierno –aracnofóbicos– se compraron el discurso. Y sienten que están a punto de ser conquistados, invadidos, sometidos, por una alianza diabólica entre campesinos y europeos, por las arañas pues. Creo que deberían ir al psicólogo o desdoblarse y verse.
Los empresarios, en especial los que buscan muchas ganancias con recursos naturales y sin compartirlas, todavía no habían conseguido un espaldarazo total del Gobierno. Hasta que para dicha de este tipo de empresarios, sucedió el 1 de mayo de Barillas, cuando grupos de campesinos saquearon un hotel y apalearon a soldados en un destacamento después de que fuera asesinado su líder Andrés Francisco. Si lo hubieran planeado estos empresarios, no les hubiera salido mejor. El Gobierno, que ahora vio la evidencia de las arañas en el techo, siente que no puede tolerarlo y que el país se viene abajo. Y en vez de buscar justicia, opta por la venganza, una represalia, “una lección” contra las comunidades.
Pero hagamos una pausa, respiremos hondo, pensemos. Los beneficiarios directos de esta polarización no somos los demócratas, los moderados, los cooperantes, los campesinos o los que dentro o fuera preferimos que este gobierno tenga éxito (actuando bien) a que muera más gente por violencia o niños de hambre. Los beneficiarios de esta polarización son los radicales y los que obtienen más rentas del país con un Gobierno pensando como ejército contrainsurgente. Ojalá los de inteligencia estatal se hubieran dado cuenta de esto hace 35 años.
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*Esta columna fue publicada originalmente el 15/5/12 en www.elperiodico.com.gt
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