«Coisa mais linda»

En el carro, en las reuniones familiares y en la sala de mi casa siempre ha sonado al compás de nuestros vientos esa música popular que evoca alegría, tristeza, sueños y amor, pero también protesta y justicia social como una forma irrenunciable de defender el derecho a seguir existiendo. Desde Cartola hasta Astor Piazzolla, desde Vinicius de Moraes hasta Mercedes Sosa, pasando por Elis Regina, León Gieco y Chico Buarque, toda esa música popular me llevó posteriormente a sentir empatía y cariño por su futbol, sus ciudades y sus historias políticas; a identificarme con estos; a formar analogías entre el silencio, el dolor y el terror de las dictaduras militares de acá y de allá; a anhelar la democracia y el cambio político; a sentirme hijo de una misma historia, como rezaba la camisa que Poncho Bauer Paiz utilizaba en algunas movilizaciones sociales.

Coisa mais linda es una serie de Netflix corta y envolvente que relata la historia de una paulista en su lucha por lograr su autonomía y autorrealización personal en la maravillosa ciudad de Río de Janeiro durante los años previos al inicio de la dictadura militar en 1964. Eran los años en los que Brasil, como dijo alguna vez Tom Jobim, «buscaba su identidad musical» y en los que las élites locales planificaban la expansión económica y territorial de esa nación con la construcción de una nueva capital (Brasilia) en el afán de consolidar su hegemonía en la región y lograr un reposicionamiento en el mundo globalizado, que estaba cambiando para siempre. Era la antesala a un período agresivo y represivo, que limitaría las libertades políticas de sus ciudadanos y asesinaría y desaparecería a más de 421 brasileños.

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La serie revela una realidad convulsa y contradictoria que la entrada a la modernidad y el breve e inestable período democrático 1950-1964 escondía: la violencia machista y su resistencia a los incipientes cambios culturales sobre el rol tradicional de las mujeres mientras se impulsaban las olas segunda y tercera del feminismo, la perversión y el enriquecimiento de la clase política, la liberación sexual, una desigualdad y una segregación social profundas, el mundo bohemio y la vida de excesos de los incomprendidos, y la transición artística y musical con la irrupción del bossa nova, que terminaría siendo una especie de mestizaje entre dos mundos musicales: la tradición clásica de los blancos, representada por el jazz, y la de origen africano, la de los negros, representada por la samba.

Eran dos países, uno que moría lentamente y otro que nacía con cautela. Por un lado, Malu (la protagonista) debía sobreponerse a los lazos estructurales de dependencia con su padre. Por el otro, ella tenía que superar su racismo interior y tratar en igualdad de condiciones a su socia, que provenía de las favelas. Asimismo, Malu debe sobrevivir a una lógica según la cual los negocios eran más importantes que la amistad, pero a la vez necesarios para alcanzar sus sueños; acudir a sus nuevas aliadas para enfrentarse a un modelo de sociedad conservador y profundamente machista y racista cuando todas se desenvolvían emocional y socialmente en su núcleo de poder; dar segundas oportunidades a los suyos y a las suyas cuando la evidencia reclamaba lo contrario; caer, levantarse y volver a caer. Es una serie que nos muestra algunas de las circunstancias que engendraron el mundo en el cual vivimos, ese que la crítica a la modernidad y la liquidez de la posmodernidad nos revientan a menudo en la cara y que forma nuestros dilemas: la constante fricción e incluso contradicción entre la reafirmación de los valores de una sociedad capitalista y la liberalización del alma y la búsqueda de la felicidad. La libertad como último fundamento de la propia existencia.