El jueves 27 de junio el Instituto de Fomento Municipal (Infom) publicó un comunicado de prensa informando que su Junta Directiva y la Gerencia recibieron anónimos escritos conteniendo amenazas de muerte. Tal como lo dice el propio comunicado, este es un acto cobarde, típico de mafias y estructuras criminales que están acostumbradas a detentar cuotas de poder ilegítimo e ilegal.
En tanto las autoridades investigan el hecho (¿lo investigará el Ministerio Público y, en ese caso, la investigación tendrá la celeridad y rigurosidad técnica debidas?), solo se puede especular de dónde provienen las amenazas. ¿De alcaldes disgustados con las acciones de las autoridades actuales del Infom? ¿Del propio personal del Instituto como reacción a los controles y nuevas políticas de sus autoridades? Sea cual sea el caso, o se trata de gente cobarde fanfarroneando o que real y efectivamente gente que sí tiene vínculos o integra estructuras criminales capaces de perpetrar asesinatos.
En su comunicado, las autoridades del Infom dejan claro que no se sienten amedrentadas por las amenazas, y confían en que las investigaciones revelen quién es esa gente cobarde. Por seguridad y técnica de investigación, las fuerzas de seguridad deben partir asumiendo el segundo caso, que las amenazas sí representan un peligro real.
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Una perspectiva de este incidente grave que es importante destacar es que evidencia que las autoridades actuales del Infom han hecho algo que afectó los intereses de una mafia, de una estructura criminal asociada a actos de corrupción y al abuso de recursos públicos. Todavía es muy pronto para entender con certeza de qué se trata, pero lamentablemente, el abanico de posibilidades es muy amplio cuando se trata de irregularidades en las corporaciones municipales: fraudes en procesos de adquisición pública, plazas fantasmas y otras irregularidades con contratación de recurso humano, distribución de obras de infraestructura, solo por mencionar algunas de las más conocidas y frecuentes.
Es inquietante y revelador que la reacción de quienes están sintiéndose afectados por el actuar de las autoridades actuales del Infom no haya sido un comunicado, una acción de hecho como un plantón o una protesta callejera, un bloqueo vial, como lo hacen los sindicatos, los grupos ciudadanos, las autoridades indígenas o ancestrales o los propios veteranos militares, que no necesitan refugiarse en el anonimato para plantear exigencias, sean legítimas o no. No, reaccionaron con amenazas de muerte, por escrito y, por supuesto, anónimas. Necesitan ocultarse en las sombras.
Esto quiere decir que las autoridades actuales han afectado intereses o privilegios ilegítimos que no pueden reclamarse dando la cara y a la luz. Y la severidad de amenazar de muerte es porque los réditos de esos intereses o privilegios no deben ser poca cosa. A alguien le está doliendo, y mucho.
Así que, no toca solo solidarizarse con las autoridades del Infom, sino, además, exigir a las fuerzas de seguridad dar con la mafia que está reaccionando con dolor. Este tipo de esfuerzo anticorrupción es el centro del mandato del presidente Arévalo.
Por un lado es una desgracia que deban ser amenazas de muerte los indicadores de que las cosas se están haciendo bien, quizá por primera vez en mucho tiempo en una institución como el Infom. Pero, por otro lado, sin celebrar el agravio que sufren las autoridades del Infom, son un indicador de que se está haciendo lo correcto, que se ha tocado una mafia enquistada y que se siente capaz de defender sus intereses corruptos.
Como ciudadanía, no debemos dejar inadvertido este incidente, grave por naturaleza, alentador por su trasfondo.
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