El pasado 21 de abril dejó de estar entre nosotros una persona que para mí, para mucha gente de futbol y para el futbol en sí fue alguien muy importante. Luis Gril Prieto (“mi abuelito” como lo llamamos en mi familia), gran entrenador de futbol tanto a nivel mayor como en ligas menores, dejó huella en el futbol nacional. Sus títulos con Municipal, los jugadores que gracias a él llegaron a gran nivel tanto en este equipo como en selección nacional y en el extranjero, es lo que Guatemala tiene como aporte y recuerdo de él.
Yo lo recuerdo, no por lo que hizo en el futbol, sino por lo que significó en mi familia y para mí. No tuve oportunidad de estar con él en Municipal ni en Comunicaciones, pero fue una persona apreciada en mi casa. Fue como un padre para mi padre y como un “abuelito” para nosotros con mis hermanos. Le dedico este espacio para darle gracias al aporte que hizo, no al futbol, sino al que dio a la vida de mi padre y sus enseñanzas, que por medio de mi viejo tuvimos la oportunidad de recibir. Morir sabiendo que hiciste un cambio positivo en la vida de alguien, es morir tranquilo. Gracias, abuelito.
Las últimas semanas tuvimos oportunidad de ver por televisión cuatro clásicos del futbol español. Yo rescato muchos puntos de estos partidos (aunque no comparto la euforia con que los guatemaltecos viven un clásico que no es el de Rojos contra Cremas). Uno de ellos es que —después del primer juego donde Barcelona empata y en el segundo pierde la Copa del Rey— el técnico Josep Guardiola no cambió el estilo de su equipo, aun habiendo perdido cuatro puntos de seis disputados. Al final de los cuatro encuentros, vemos que tanto el Barcelona como el Real Madrid se llevaron la misma cantidad de puntos, pero me queda la sensación de que el ganador fue el Barcelona. Si bien el Real Madrid, hoy por hoy, es el equipo que tiene un título (la Copa del Rey), fue el Barcelona quien mejor parado quedó en las otras dos competiciones (la Liga y la Champions League).
Analizo el porqué el técnico Guardiola no cambió su estilo de juego, incluso sabiendo que el rival le presentó muchos problemas tácticos en los primeros partidos, y en realidad en toda la serie en que se enfrentaron. En mi forma de actuar y pensar tengo como prioridad el morirme con la mía. Hay un dicho que tengo presente a diario y trato de llevarlo a cabo:
“Que la actitud de los demás no condicione la tuya”.
Me imagino que ha de ser difícil perder un partido sabiendo que no llevaste a cabo las acciones que tienes como ley y que te han caracterizado. En este caso, el Barcelona cumple a cabalidad en todos los partidos y practica un futbol de posesión de pelota al extremo. Donde su mejor defensa es la posesión de balón y no prestárselo al rival. Donde lleva de un lado al otro la pelota cuando no encuentra un espacio en la defensa rival como para poder ingresar y hacer daño. Morir sabiendo que hiciste algo que no estás acostumbrado a hacer o enseñado a llevar a cabo, ha de ser morir el doble.
Morir en el campo y morir en tus creencias.
El Real Madrid consiguió los mismos puntos que el Barcelona en esta serie y tienen en su haber una copa. Pero los aficionados de este equipo tienen un sabor amargo en la boca, al saber que están traicionando a sus bases. A las bases de un equipo grande, que tienen el doble de títulos que el rival. Las bases mismas que el técnico actual dejó a un lado y llevó a cabo un tipo de juego que no es de un equipo grande, pero que es válido en el futbol. Un equipo cuyos jugadores valen el doble que los del rival. Yo prefiero pensar y creer en un futbol y un mundo romántico, donde cada equipo lleva al campo y a cada partido lo mejor de sí. Donde el vencedor será el mejor y el perdedor perderá de pie.
Es un tema bastante amplio y que, seguro, es de debate. He escuchado una frase que dice: “El cambio es desarrollo”. En este caso, creo que este equipo no creció respecto de sus bases, su historia y sus títulos.
Les dejo como análisis y reflexión esto: ¿Qué es mejor: morirse con la tuya o morir sabiendo que hiciste lo que no sabes hacer y que te caracteriza? ¿No hacer lo que tus bases, valores y modo de pensar te han ayudado a regirte en tu vida?