Marzo me recuerda a los niños Down de Patricia y también a ella. Es en este mes que se celebra el día mundial del síndrome de Down, con el objetivo principal de promover el respeto, inclusión y eliminación de las barreras y prejuicios hacia las personas que lo padecen.
En Guatemala, desde 1998, la Fundación Margarita Tejada proyecta toda su energía en mejorar la calidad de vida de estas personas. Les provee una atención integral que impulsa la salud, la educación y la productividad.
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Marzo me recuerda a los niños Down de Patricia y también a ella. Es en este mes que se celebra el día mundial del síndrome de Down, con el objetivo principal de promover el respeto, inclusión y eliminación de las barreras y prejuicios hacia las personas que lo padecen.
En Guatemala, desde 1998, la Fundación Margarita Tejada proyecta toda su energía en mejorar la calidad de vida de estas personas. Les provee una atención integral que impulsa la salud, la educación y la productividad.
En este mes promueve el uso de tres lazos de distintos colores para conmemorar la vida, el espíritu y el talento de las personas con el síndrome Down. Sin embargo, es su labor diaria la que marca la diferencia en ellas y sus familias. Con los programas especializados que tiene la Fundación, atiende a 400 personas, desde los primeros quince días de nacidos, hasta su edad adulta, logrando impactar en su desarrollo, educación y capacidad de aprendizaje. Este trabajo, que lleva un trayecto de 16 años, reafirma a diario la dignidad, la inclusión y el valor de la vida de ellos.
Hoy, a diferencia de hace algunos años, el nacimiento de un niño con el síndrome Down ya no implica una tragedia o un obstáculo para que él se desarrolle en condiciones plenas. Éste ha sido el mensaje más relevante de la Fundación, pues es a través de ella que hemos aprendido que ese cromosoma adicional, más que ser una limitación, es la esencia de una persona que se caracteriza por un espíritu de lucha constante, de celebración de vida, de alegría infinita, de valentía y de amor al prójimo.
Seis millones de personas alrededor del mundo tienen el síndrome Down. Un niño, de cada seiscientos partos, nace con él. Conmemorar el día es honrar las cualidades, el talento y el valor de ellas. Es reconocer la dedicación de las familias y agradecer el esfuerzo de quienes trabajan para ellos.
Hace muchos años, Patricia me presentó a una joven europea que amaba la música, asistía a la universidad, se transportaba en monopatineta y estaba por mudarse a su propio apartamento. Era una persona con síndrome Down. Pienso en lo que Patricia me enseñó: encontrar la magia en las circunstancias menos esperadas. Y yo, como ella, la he encontrado en ese cromosoma especial.
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