Y aunque la intención del mensaje es el mismo, quizá el titulo original podría hoy parecer morboso cuando sabemos que el covid-19 en este país, el más rico, pero intencionalmente el menos preparado del mundo, ha cobrado ya casi 300 muertos y todavía estamos viendo la puntita del iceberg, con más diagnósticos y decesos en la mira, según predicen los modelos. Es comprensible que la evolución y las consecuencias cada vez más palpables de este mortal virus ocupen todas nuestras preocupaciones y prioridades.
Sin embargo, el Censo 2020 no puede dejar de cobrar relevancia para todas las comunidades latinas en Estados Unidos. Antes de esta crisis existía ya un temor inducido en nuestras comunidades de responder al censo. Y vaya si no después de tanto ataque y hostigamiento por parte de la actual administración para disuadirnos de que no contamos. Pues ese sigue siendo el reto: resistir y decir que sí contamos, independientemente de nuestro origen, de nuestra edad, de nuestra situación migratoria. Y de esta calamidad. En especial, si tenemos hijos que han nacido en Estados Unidos.
Precisamente, esta pandemia nos demuestra la importancia de un censo exitoso. De un conteo exacto dependen la distribución de fondos federales durante una emergencia —como se está decidiendo ahora en el monumental rescate económico propuesto por el Gobierno—, la planificación de servicios públicos y la repartición proporcional de escaños en el Congreso y en las legislaturas estatales. O sea, si no nos cuentan, simple y sencillamente perdemos recursos económicos y representación política. Hoy más que nunca no nos queda más que ser resilientes —como siempre— y decir: yo también cuento.
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El cuestionario. El cuestionario es bilingüe, es confidencial, y no hay ninguna pregunta sobre ciudadanía o situación migratoria. Son nueve preguntas para la cabeza del hogar y siete de ellas para cada residente del hogar donde actualmente vivimos. El cuestionario se puede contestar en línea, en boleta impresa por correo postal (después del 16 de abril) o por teléfono. Si luego de varios recordatorios las personas no han respondido, entonces llegarán censistas debidamente identificados a los hogares para hacerlo en persona. Si desea preservar la distancia física requerida en esta crisis y evitar que alguien toque a su puerta y lo encuentre en bata o en medio de algún quehacer, más vale hacerlo lo antes posible por cualquiera de estos medios.
Las preguntas. Usted deberá anotar los datos de cada persona que viva con usted, incluidos edad y sexo. Hasta aquí, todo bien. Es en el constructo social de identidades donde hay más matices para la comunidad latina (de esto, en otra columna).
Sobre etnicidad, en la pregunta sobre origen hispano, si usted se autoidentifica como hispano o latino, tendrá que marcar esta casilla. Si usted no es de origen mexicano, puertorriqueño o cubano, en la casilla otro origen puede marcar guatemalteco o guatemalteca —como es mi caso— o cualquier otra nacionalidad hispanoamericana. Por ejemplo, esto nos ofrecerá un desglosamiento del número de latinos de origen guatemalteco en el país y en nuestros respectivos estados. Ojo: esto no quiere decir que estos guatemaltecos son todos extranjeros nacidos en Guatemala. Nada más quiere decir que quienes habitan en esa casa son de origen guatemalteco o, dependiendo de cada hogar, una mezcla de orígenes, pues sabemos de familias con herencias mixtas en las diásporas latinoamericanas.
En la pregunta sobre raza, la cosa se vuelve un tanto más complicada, pues el término generalmente causa confusión. Aquí también se trata de autoidentificación. En esta pregunta hay varias categorías: blanca, asiática, negra o afroamericana e indígena de las Américas. Aquí están listadas maya y azteca. Si usted considera tener orígenes mayas, puede anotarlo. Pero sabemos que el mestizaje es una realidad y se pueden marcar una o más casillas. Además, si usted se identifica con más de una raza, quizá prefiera autoidentificarse con alguna otra raza.
Responder al censo es obligatorio. Y aunque no resuelve nuestros retos inmediatos, es uno de los compromisos más importantes a futuro que no requieren salir de casa. En esta crisis, comparta recursos sobre el censo y anime a su gente que vive en Estados Unidos a que también cuente.
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