El estudio

Formas de control y presión

Capítulo #5

Texto: Alejandra Colom
Edición: Enrique Naveda
Ilustración: Suandi Estrada

El estudio

Formas de control y presión

Capítulo #5

Texto: Alejandra Colom
Edición: Enrique Naveda
Ilustración: Suandi Estrada

El control y la presión para censurar opiniones y noticias se experimentó de distintas maneras dependiendo del papel que tenían en ese momento los participantes. Para quienes trabajan o trabajaban en medios de comunicación, la presión nunca desapareció. Para los empresarios participantes, la presió por autocensurarse o dejar de figurar comenzó de forma sutil, por medio de chismes o advertencias directas o a través de familiares o colegas cercanos, sobre todo a partir de los primeros casos que implicaron a miembros del sector privado, como el de defraudación fiscal. En esta sección se describen estos mecanismos de censura y cancelación, desde la experiencia de los participantes.

CHISMES, CHISTES, COMUNISTAS Y CADENAS DE WHATSAPP

Los guatemaltecos, poco acostumbrados a decirnos las cosas de frente, recurrimos con frecuencia a los chismes como mecanismo de control. "Me contaron que te vieron con tal", rumores sobre reuniones secretas con líderes de la sociedad civil o con el entonces embajador Robinson, y asociación con "listas negras" fueron y continúan siendo formas comunes de dejar saber a las personas que su comportamiento y su compañía levantan sospecha entre sus pares. Otro mecanismo pasivo agresivo comúnmente mencionado por los participantes fueron los chistes en privado o en público sobre su participación, bromas sobre "volverse comunista" o "dedicarle menos tiempo al negocio por meterse en política". El participante 12 comentó cómo sus clientes pasaron de aplaudir su participación activa en las protestas a manifestar nerviosismo porque parecía "comunista". Aunque no se perdiera a los clientes, las relaciones se desgastaron a partir de las sospechas y las admoniciones.

Iván Velásquez, durante la rueda de prensa en el Ministerio Público donde se involucra al presidente Jimmy Morales en un caso de financiamiento electoral ilícito. Agosto 2018. / Simone Dalmasso

Cuando pasa todo lo de la CICIG –que eso fue planificado–, todo el ataque mediático, redes, en el periódico, ¿hacia dónde se dirigió? Como que si esa era una agenda que beneficiaba a ciertos, a izquierda. Le echaron la culpa de que eran izquierdosos, que quieren establecer un estado comunista, para meterle miedo a la gente. Todo eso ha sido sistemático, [algo] que a la larga termina posicionando un tema en la mente de la clase media, ¿por qué? porque no leemos, se dejan influenciar por lo que están viendo y [por] lo que se hace viral sin siquiera ir atrás a averiguar un poco quién lo está diciendo, [de] quién es ese perfil, ni de investigar realmente. (Participante 11).

En las redes sociales también circularon las historias de las personas encarceladas y la lentitud de los procesos judiciales que impedían que sus casos se resolvieran con prontitud. Un participante, sin embargo, señaló que el alargamiento de los casos también era parte de la estrategia de los abogados defensores para cumplir un doble propósito: esperar a que cambiaran las autoridades del organismo judicial y, al mismo tiempo, generar más material sobre las injusticias de los encarcelados.

[A los abogados defensores] no les importaba tanto tener a la gente presa. La gente asume que tenía que estar presa. Pero había que esperar a que saliera la CICIG, las nuevas cortes, las nuevas salas, los nuevos magistrados, etcétera, etcétera. Iba a haber un cambio en las sentencias, entonces el peor escenario era dejar que los casos avanzaran... Tenían un doble propósito de estrategia judicial y una buena estrategia de medios. (Participante 16).

Las personas que trabajan en medios de comunicación hablaron de altos niveles de asedio por medio de chismes y noticias falsas, enfocadas en destruir la reputación de las personas, a agotarlos y hacerlos desistir. Para algunos, aunque el acoso en Twitter no represente un impacto en un público más allá de la burbuja que lee y escribe en esa red, supone un alto costo emocional. Los rumores también se reprodujeron por medio de cadenas de WhatsApp, que se convirtió en un campo de batalla entre posiciones opuestas, dentro de familias, entre colegas, compañeros del colegio o de universidad, etcétera.

Otto Pérez Molina improvisa una rueda de prensa, al finalizar una audiencia judicial, para quejarse de la persecución política recibida, en marzo 2016. / Simone Dalmasso

"La amenaza del comunismo" constituyó uno de los mensajes más frecuentes reproducidos en cadenas, chismes, bromas y acusaciones pasivo-agresivas. En un país con poco conocimiento sobre lo que es en realidad el comunismo, usarlo como fantasma se volvió una estrategia fácil y efectiva.

Tuvimos el convivio de Navidad ese 2017. Le pregunté: "¿por qué estás hablando de esto? Hablas de la izquierda y atacando a la CICIG y la lucha contra la corrupción". Entonces me dice: "nosotros estamos a favor de la lucha contra la corrupción, pero es que Iván y Thelma se fueron demasiado a la izquierda". "Pero explícame más a la izquierda, ¿cómo?" Y no, con estas personas no hay capacidad de discusión de conceptos, ni de temas, ni de ejemplos, ni de nada. (Participante 6).

La misma persona recuerda otro ejemplo de una conversación en un grupo de WhatsApp:

Alguien me mencionó el comunismo y les digo: "miren, el comunismo se murió en el 89. Se cayó el muro, terminó el Partido Comunista. En los ex países soviéticos gobiernan partidos de derecha. Entonces, ¿de qué estamos hablando? No hay ningún comunismo. Hay que ser más realistas". Silencio en el chat. (Participante 6).

Hablando del impacto que continúa teniendo la opinión de algunas personas sobre otras que no estaban involucradas ni relacionadas a casos de corrupción, la participante 6 ilustra cómo, en las redes sociales, personas para nada vinculadas a casos bajo investigación, escuchaban a la persona afectada por la corrupción "por los apellidos, porque ella sí es de los apellidos... por eso les digo «acólitas», porque hay dos o tres que inmediatamente repiten (lo que ella dice)". Ella y otros participantes mencionaron cómo las cadenas de WhatsApp permitían reproducir mensajes sobre la "amenaza del comunismo" de manera muy rápida. También este medio sirvió para reproducir rumores y chismes sobre la vida personal de periodistas y figuras vocales en las redes sociales y sus familias.

Otro mensaje que cobró popularidad a partir del 2016 fue el de la persecución política. Se comenzó a hablar de "justicia selectiva", y de que la CICIG, en particular, no era imparcial. Esta aseveración era sostenida por afirmaciones como "no le creas a la CICIG. Si no, ¿por qué no ha agarrado a Sandra Torres?" (Participante 7). La protección de la que aparentemente gozaba Sandra Torres fue uno de los argumentos para convencer a muchas personas de los sesgos de la CICIG (participante 14). El constante señalamiento y sospecha causó desgaste no solo a nivel profesional, entre pares, sino a nivel familiar. Las cenas y eventos sociales se volvieron incómodas pues parientes y amigos abordaban a los empresarios que continuaban defendiendo el trabajo de la CICIG y del MP, acorralándolos, a veces, para hacerlos escuchar su versión y sus advertencias. En algunos casos, las mismas familias establecieron nuevas normas de comunicación para evitar temas en donde las discrepancias generaban animosidad constante (participante 15).

Monseñor Raúl Martinez, administrados apostólico de la arquidiócesis, saluda los miles de manifestantes pro vida concentrados en la Plaza de la Constitución, en un evento organizado en el medio de mucha contestación por los escándalos de corrupción en el país, en septiembre 2018. / Simone Dalmasso

Una de las cosas más claras que me ha dado todo esto es que uno de los mecanismos más severos dentro de las élites, para manejar su disidencia, era el control social. Entonces la gente tenía muchísimo miedo al alzar la voz. (Participante 2).

La sanción social es un mecanismo fuerte de control pues, aún hoy en día, aunque algunas personas continúan pensando que la lucha contra la corrupción es importante, tienen miedo a represalias, como el ostracismo, la pérdida de empleo o negocios, y la pérdida de amistades.

Para cuando fue el paro, ya había más resistencia: algunas personas cercanas a la familia le habían hablado [a sus socios] del riesgo de ser demasiado públicos. Cómo esto afectaría los negocios [...] Voces adentro, en mi casa, en la oficina, frenándome, miedo alrededor. (Participante 7).

Muchas veces, cuando entro en un chat o en una fiesta o en algo donde está toda esta gente, la primera advertencia así muy: "yo te quiero y lo que sea, pero no vamos a hablar de política, no entremos en ese desgaste, no vayas a mencionar la palabra genocidio, porfa. Te lo ruego, no vas a arruinar la fiesta". Y eso me pasa incluso a nivel de mi familia, en mi familia es una cosa donde es también súper evidente. (Participante 13).

La misma participante relata cómo, cuando publica críticas o cuestionamientos sobre el sector privado, rápidamente la contactan amigas asociadas a este para "corregirla".

Parte de la estrategia de la manipulación y cancelación, que persiste hasta hoy en día, fue plantear las diferencias en términos de "ellos y nosotros". Homogeneizar al antagonista funciona en ambas direcciones, y así fue como se consolidaron las ideas sobre que cualquier disidencia de la postura oficial del sector privado era comunismo y su reacción opuesta: confirmar que todos los empresarios son iguales, egoístas, racistas y corruptos.

Telma Cabrera, lideresa de CODECA, durante la concentración de marzo 2017. / Simone Dalmasso

Desde sus trincheras, se hizo imposible comprender que, así como cualquier persona indígena crítica del sistema u organizada en algún colectivo era Codeca/expropiación y robo/comunismo, o cualquier líder de sociedad civil era vividor del Estado/promotor de la ideología de género/comunista, todo empresario se consolidó en el imaginario como Cacif/explotador/corrupto. Estas caricaturas persisten hasta hoy.

Y sí, es cierto, yo sí creo que corremos un riesgo de devastación, pues hay que saber qué pasa, que tal vez no sea como una situación estilo Bolivia o estilo Ecuador, donde el país de inmediato sale fortalecido, sino que podemos tener una situación tipo, tipo Venezuela, porque ellos la provocaron [se menciona cómo la idea sobre las élites empresariales como el enemigo se ha homogeneizado más y más y esto abarca a personas en medios de comunicación privados]. Eso es lo que yo tengo clarísimo. Aparte de eso, porque yo sí, o sea, yo sí soy empresaria en medios, pues soy al final "parte del problema", aunque no haya querido [...]. No sé cuál es el escenario para este país. No sé si el peor escenario es que de verdad tronemos y que pasemos en un período –¿cuántos años llevan los venezolanos con esto?– de cincuenta, sesenta [años]. (Participante 9).

Para las personas que trabajan en medios de comunicación, los ataques fueron también muy severos. Según una participante, "[parecía] como una estrategia militar, asustar a quienes se consideraban como voces del disenso". (Participante 5). Aumentaron los ataques en redes sociales y el trabajo de net centers para intimidarlos y desprestigiarlos.

[Limitás] cosas que uno da por sentado que eran tuyas. Tu vida privada, tu Facebook. Yo lo tenía abierto, después lo cerré. Después me di cuenta [de] que, aun cerrándolo, ya no aceptando invitaciones, seguían usando mis fotos para hacer campaña negra. Yo sabía que había gente dentro de mi grupo que supuestamente eran mis colegas, que estaban sacando información mía. Mía y de todos. Entonces dije no, no, [esto] no puede seguir así, cerré mi Facebook que tenía desde el 2006, pero era mío, era mi vida... la borré. Luego, me di cuenta que jamás podría volver a poner en redes algo de mi vida privada sentimental, nunca más [...] Yo veo que la violencia en redes es ya una estrategia de comunicación política. Ilegal, clandestina, como querrás llamarla, pero es parte de la gama de servicios que ofrecen los "estrategas políticos". Y aunque no es real [la información], sí genera animadversión real con cosas sacadas de contexto o inventadas. Podés incidir en generar odio o rechazo hacia alguien. Hay gente que cree que mis excolegas son lavadores [de dinero], o abusadores de niños, o por lo menos tienen la sospecha, porque algo llegó, verdad, de ese mensaje. Yo no sé si eso se traduzca en real [refiriéndose a atentados a su integridad física] pero [en un caso en particular] me dijeron que me iban a linchar... Nunca llegó nadie, pero yo sí estada asomada en la ventana por si miraba, y sí, te juega la mente. (Participante 5).

Manifestantes reciben con insultos y empujones a diputados en Guatemala, durante las manifestaciones de septiembre 2017. / EFE/Esteban Biba

Entonces, si pudieran cortarte la cabeza y colgarla en el parque central lo hacen, pero no pueden. Pero es el equivalente a eso, [los ataques] a nivel moral, a nivel financiero, a nivel profesional. Son ejecuciones. (Participante 12).

La experiencia de desgaste y ataque también fue expresada por participantes que fueron abiertamente críticos del comisionado Velásquez, del trabajo de la CICIG, del MP y de Thelma Aldana. En su caso, no se trata de la etiqueta "comunista" sino "pacto de corruptos".

Estábamos, digamos que los que queríamos también cambiar el sistema y transformarlo en un sistema republicano, transformarlo en un sistema siempre de libre mercado, siempre de características de lo que simplistamente le dicen de derecha, algunos más conservadores que otros, otros más liberales, pero digamos republicanos del sistema... Eso tú lo puedes ver en Twitter, tu mira en Twitter quiénes me insultan a mí y a mí me insultan los de izquierda y los net centers de la derecha. Me insulta una que se llama [menciona cuenta] que estoy seguro que es de Sinibaldi, una chava que se llama no sé qué vaina me insulta, [otro que] que se llama [menciona cuenta], me insultan varios net centers de derecha y me insultan de izquierda. ¿Por qué? Porque yo no era amigo, ni soy amigo, ni quiero ser amigo de esos grupos. No te extrañe que detrás de esas cuentas esté [menciona a un diputado]. Pero qué pasa con la, qué hizo y qué hizo a propósito la CICIG y el MP de Thelma Aldana, nos unió a nosotros y nos trataron de poner en el famoso "pacto de corruptos" a todos juntos, y trataron de meternos en la misma canasta y trataron de decir que [nombre] son el mismo tipo de empresarios que los Mendoza, que Manuel Baldizón y eso no se vale. Eso no se vale, porque ahorita nosotros tenemos que gastar un montón de esfuerzo y de energía, separarnos de eso para poder empezar a crear puentes. Entonces es bien complicada la posición en la que nos pusieron a nosotros. (Participante 17).

Se comienza a sospechar de que personas cercanas estén trabajando de "orejas" para pasar información confidencial a quienes elaboran las campañas negras. Las personas mencionaron colegas y también amigos de quienes sospechan de haber compartido información. Todo esto genera inestabilidad y duda, incluyendo la posibilidad de que cualquier publicación pueda ser sacada de contexto y manipulada en contra tuya y tratar de destruir tu reputación profesional (participante 12). Otra persona del sector de medios de comunicación relata una postura similar respecto al asedio que recibieron por parte de personas que deseaban callarlos y de cómo ese "asesinato de la personalidad" (character assassination) a personas de la prensa escrita, radio y televisión privada la orquestaron personas afectadas por la lucha contra la corrupción, desde varios ángulos y con muchos recursos.

Manifestación en contra del presidente Jimmy Morales y del pacto de corruptos, en septiembre 2017. / Simone Dalmasso

A mí lo que me pareció ahora verdad abominable es que se pusieran a hacer todas esas cochinadas que hicieron de[de] Rodrigo Polo, del Vigilante, de Vea Canal. O sea que fue de verdad jugar sucio, sucio, sucio, sucio y al final, yo viendo, no me cabe la menor duda que si estos fueran los [años] 70, a montones nos hubieran matado [...]. O sea, no hubiéramos sobrevivido a esto, nos hubieran matado. Entonces, como no nos mataron físicamente, al final sí vieron qué es más barato y es igual de eficaz, el asesinato del carácter, ¿verdad? Entonces por eso se decantaron y eso nos hicieron a todos. [...] Y a mí, básicamente, por lo que me molesta, es el daño que le hicieron a la industria, a la profesión, a la institución de la prensa. Ese daño es gigante. No sé si será recuperable y, ponete, a mí que al final, si querés, a mí me callaron. (Participante 9).

Algunos participantes recordaron cómo los ataques a personas y medios de comunicación que cuestionaban y criticaban la legitimidad de Manuel Baldizón como candidato, aumentaron a través de net centers y medios afines, como el canal de televisión y la revista que él mismo financiaba. El mecanismo de usar net centers para asediar a quienes criticaban al gobierno de turno también se popularizó. Empleados y empresarios del sector privado que habían sido vocales respecto a la lucha contra la corrupción en sus cuentas de Twitter, por ejemplo, recibieron instrucciones de callarse y algunos contratos estuvieron sujetos a la autocensura y a eliminar publicaciones críticas. Para personas en los medios de comunicación, el negocio del desprestigio desde cuentas falsas, net centers, etcétera, se ha vuelto ya una nueva forma de vida "casi aspiracional", un nicho que creció durante desde 2015 y se quedó.

Mira, ellos van a andar ahí, mendigando contratitos, vendiendo miedo... Ellos venden un montón de miedo de decir que "la amenaza comunista", que la gente que no sé cuántos, la gente les empieza a dar [dinero] también, supongo yo, porque son sicarios, para que no los ataquen a ellos, para que no vengan, los contrate alguien más. (Participante 9).

Las intimidaciones incluyeron saber que sus teléfonos estaban intervenidos, recibir llamadas sospechosas y hasta amenazas de muerte.

Conozco a activistas que sufrieron amenazas de muerte y gente que perdió el trabajo y fue despedida. Conozco a empresarios que se quejaban también del cierre de oportunidades, grandes y medianos... Muchas veces tus clientes son clientes grandes, te cierra puertas. (Participante 2).

Manifestantes toman la Plaza de la Constitución durante los preparativos para las celebraciones del Día de la Independencia, el 14 de septiembre 2017. / Simone Dalmasso

Si tomamos cierta distancia de estas experiencias, es posible comprender que estos mecanismos de censura y control no fueron únicos al período de estudio. Varios participantes los compararon con estrategias empleadas durante el conflicto armado interno, con la diferencia de que las formas de "asesinato" se han vuelto más simbólicas, más no por eso menos dañinas para las personas y sus familias.

Una característica común fue que se identificaron como personas que incomodaban por ser críticos, opinar sin miedo, o por negarse a alinearse con un grupo u otro. Se castigó y continúa castigando a quien no toma una "postura definida". Es decir, respecto a una dicotomía de "conmigo o contra mí" (participante 2, participante 14, participante 15, participante 12, participante 13, participante 16). Al igual que el participante 17, los participantes 12 y 16 señalaron que han recibido ataques igualmente agresivos de la derecha y de la izquierda por no querer encajar en un bando. Una vez más, esta tipificación no es exclusiva del período histórico 2015-2019, sino más bien una característica cultural de la sociedad urbana guatemalteca.

Los de aquí lo van a ver a uno como, no como a una mente que piensa un poco diferente, que trae ideas positivas, no, van a verlo a uno como enemigo. Prefiero no sentarme [a su mesa]. Yo sí fui cediendo un poco mis lugares porque no, te soy sincero, me pasa constantemente, vuelvo a sentarme en una silla y vuelvo a encontrarme otra vez con que es muy desgastante estar. (Participante 14).

Mucho antes, desde las luchas [que] hacíamos o dependiendo el círculo, siempre éramos minoría. Decidimos que era más cómodo también callarnos porque ya estábamos cansados. Entonces lo dejamos pasar, como por ejemplo cuando mandan memes. O sea, que un montón de cosas que uno sabe que están mal o que están equivocados, o que es mentira o que es totalmente ideológico. (Participante 15).

"Definirse", aparentemente, está asociado a la lealtad y al alineamiento con las ideas paradigmáticas de su sector. La búsqueda de lealtad también se refleja en cómo se le da prioridad a ésta, más que a la capacidad profesional, al momento de elegir empleados de confianza (participante 13). La lealtad, según algunos participantes, se demuestra callando el disenso o alineándose en los momentos clave. El participante 12 describe su cálculo de cuántas personas se alinean al statu quo por "lealtad laboral".

O sea, si yo me pongo a hacer cuentas, cuánta gente está callada o cómo verdaderamente se domina la opinión pública. Grandes consorcios de Guatemala que tienen 20,000, 30,000, 40,000 empleados, 10,000 empleados. Son una masa crítica de 500,000 personas que tienen que estar calladas porque obviamente [trabajan] para empresas que pertenecen al Cacif o son de ese grupo. Hay mucha gente ahí adentro, quizás más que empresarios, gente que ocupan cargos directivos en estas empresas, que también está callada, que no puede expresarse. Hay todo un aparato de censura [...] Tienen un aparato de fácil de unas 500,000 personas que están calladas, están reprimidas, porque saben que no hay una separación entre lo que yo soy como ciudadano, [y lo] que soy como profesional. Entonces [por] esa mezcla de qué haces como ciudadano y profesional vas a sufrir las mismas consecuencias, o sea que no puedes tener una voz como ciudadano y tener una vida como profesional separadas. Eso es un factor que está jugando a favor del poder, como te digo, en una masa crítica enorme de gente que, si se pudiera expresar, esto sería muy diferente, extremadamente diferente. Gente que está preparada es gente que tiene recursos, que tiene educación, es gente que tiene empatía, es gente que está callada y esa gente nos zafamos, de esos 500,000, entre 20,000 hemos hecho la bulla que hemos hecho. Imagínate, si de verdad esto fuera un Estado de derecho, yo como ciudadano tengo derecho a la libertad de expresión sin temor a represalias, ya sea públicas o privadas. Esto sería otro país. (Participante 12).

Además de los ataques a la identidad de las personas y la censura tácita y explícita, también se documentaron castigos asociados a los negocios, empresas y trabajo, que se detallan en la siguiente sección.

CLIENTES, PROVEEDORES, ACREEDORES Y ANUNCIANTES

Los ejemplos de cómo se ejerció presión sobre los empresarios y medios de comunicación, descritos abajo, incluyen estrategias específicas del período 2015-2019 pero también "reglas del juego" cotidianas que existían antes y persisten hasta hoy. Algunos incluyeron proponer negocios corruptos "para que estén también en el juego", el cese de contratos y pedidos, cambios en tasas de interés bancaria, la pérdida de pauta publicitaria de la noche a la mañana, y presionar a las personas a renunciar a su trabajo o vender su empresa. En el caso de los medios de comunicación, el castigo más evidente fue el retiro de publicidad, después de que el presidente Morales declarara persona non grata a Iván Velásquez el 27 de agosto de 2017. Los ceses de contratos siempre fueron comunicados sin hacer referencia directa a los temas que provocaban esta decisión. Se atribuían a cortes presupuestarios, cambios de estrategia, o a haber recibido mejores ofertas de otros proveedores.

La concentración de manifestantes frente a la sede de la Corte de Constitucionalidad en enero 2019. / Simone Dalmasso

Empiezan a generar desgaste con los clientes, falsas percepciones, a sacar de contexto cosas que hiciste y dijiste... y empiezan a afectar también la relación, obviamente, con tu cliente, con tus socios... El socio empezaba a recibir estas llamadas y los llamados de atención y las amenazas... Yo entiendo que un socio en esa posición espera que tu socio no exponga a la empresa, aunque lo diga, yo no la estoy exponiendo, nunca quise exponer porque no quisiera entender, va si se van a meter conmigo no es con mi empresa... lo primero que hacen es tocar con empresas, es terrorismo, terrorismo... [económico] fiscal, empresarial, económico, el famoso sicariato de carácter, la asfixia económica. (Participante 12).

Uno de los participantes reflexionó sobre las oportunidades de negocios que perdió porque le dedicó tiempo al activismo político frente a las oportunidades que perdió porque lo veían involucrado en política. Su experiencia, por trabajar con productos que tienen un mercado limitado fue que las relaciones personales contaban mucho. Mientras algunas personas le hicieron bromas sobre ser "comunista", otras manifestaron apoyo, pero pidieron que no se revelara esto a nadie.

Realmente tiene que ver con la forma como los empresarios pensamos sobre el riesgo, entonces yo veo que cualquier empresario sensato, no lo culpo por, en su momento, haber bajado los brazos, porque las decisiones impactan a muchos niveles. (Participante 2).

Yo creo que son mensajes también subliminales que se mandan, como diciendo, "mano mejor metete otra vez en el camino, en el que estabas, porque si te salís, esto tiene consecuencias y no creo que te convenga". Uno. Dos, también es el miedo que ellos tienen de que uno, pues, obviamente, sabe que obviamente nuestros valores o la manera en que pensamos es distinta y que en cualquier momento que ellos salgan, no sé, con sus historias o lo que esté debajo de las cobijas de ellos verá uno. Obviamente [uno] va a ser el primero que no estará ahí para apoyarlos. Y tercero, que mi servicio tampoco es como que yo le pueda decir [que] soy la única que hace eso en Guatemala. Es para ellos también como curarse en salud. Que por lo menos prefieren tenerlo con alguien que está alineado a lo que ellos valoran, a la visión y a la verdad que ellos predican. (Participante 15).

Este tipo de reflexión llevó a la mayoría de los empresarios a autocensurarse en ciertos espacios y sobre ciertos temas. El riesgo de perder negocios o ser castigados económicamente repercutiría no solo en sus operaciones sino en sus empleados.

Aquí operamos bajo condiciones asimétricas y de mucha arbitrariedad para competir, entonces los espacios de esas [condiciones] son las reglas del juego. Esa es la verdad, las reglas del juego... O sea, mientras los negocios dependan altamente de sus conexiones personales, en vez de [los] mercados. (Participante 2).

[Los pequeños empresarios] están claros que el pequeño espacio que han logrado lo han ganado a pulso, que no se les ha regalado nada, y que están a una patada de que les cierren un crédito, de que les suban la renta, de perder su espacio. A pesar de que pueden estar muy involucrados y sabiendo lo que está pasando [en el país], no se pueden arriesgar porque al final [en] la teoría del derrame, ellos sí están recibiendo algo del derrame. En cualquier momento pueden decir, vamos a quebrar, en tres segundos. (Participante 16).

Aquí hay una división empresarial clara y esa vos también la conocés, las grandes empresas que sacan ventaja de todo a los ojos de todo el mundo, y luego las pequeñas, que se las tienen que batir en su lanchita contra las olas como puedan y que no se sienten representados y no sienten que puedan sacar provecho de la situación nunca, siempre sienten que van en desventaja. (Participante 13).

En muchos casos no fue necesario recibir amenazas directas sobre pérdida de oportunidades comerciales, sino simplemente ver con realismo su situación de vulnerabilidad. El ambiente de rumores y miedo bastó para que muchas de las posturas disidentes se callaran. Para algunos, los efectos del repliegue del sector privado hacia uno en donde el diálogo intersectorial continúa siendo difícil se manifiestan en la reacción reciente, por ejemplo, a la propuesta de ley de competencia.

Digamos que, si yo represento a la empresa A y tú sos alguien que quiere plantear la empresa B para competencia para la empresa A, yo procuro mover a todos los cuadros que tengo dentro del Estado para impedir que vos podás montar tus plantas y hacerme la guerra, o para retrasar lo más posible y desesperarte económicamente. Así funciona este país o funcionó por mucho tiempo. (Participante 4).

Aquí en Guatemala, si tengo a dos empresarios que son hermanos y se ponen de acuerdo con el precio, explicame cómo hago, si no tengo una ley de competencia para conseguir un mejor precio que me permita ser competitiva en mi sector [...], si aquí en Guatemala vale tres veces una medicina que yo compro en Europa o en Estados Unidos. O sea, explicame cómo hago sin una ley de competencia. (Participante 8).

Entonces yo voy a dejar de pautar en el medio más visto del país nada más porque este publicó una noticia que no me gustó. Entonces, ni me importa mi empresa, ni me importan ni los empleados, ni me importa mi marca. Me importa el miedo a perder mi patrimonio, mi posición social y tener que salir en una foto pidiendo una disculpa a todo un país. Entonces, tú dices: ¿hasta dónde llega tu amor a tu marca por tu empresa? ...Si vas a ahogar a otras empresas porque no piensan como vos. (Participante 12).

Estos ejemplos demuestran cómo el discurso de generar oportunidades de empleo y crecimiento económico, que es utilizado para advertir en contra de cualquier cambio político, entra en contradicción con una actitud proteccionista que no permite el crecimiento por medio de la competencia leal. Una participante recordó un intercambio en un espacio académico sobre la moralidad o inmoralidad de pagar impuestos en el que ella quiso entender esta postura que ilustra cómo, años más tarde, se verían sus consecuencias concretas en casos de defraudación fiscal. La participante narró su pregunta de ese entonces:

Usted está diciendo que los otros roban y que eso es malo. "Entonces, voy a robar yo". O sea, no, yo no voy a robar. Si la ley me dice: "usted tiene que pagar un impuesto#, entonces yo cumplo con la ley. Si los demás no cumplen con la ley, eso es problema de ellos. Pero yo no le voy a robar al Estado porque los otros, porque los demás lo hacen". En la mesa éramos solo ella y yo [las personas que disentían con la idea de que no tributar era moralmente aceptable] [...] La respuesta [fue] "no", que simplemente no es tu responsabilidad y que el Estado es nefasto. El Estado es un diablo y entonces al Estado lo abolimos. (Participante 9).

La participante luego elabora sobre las excepciones que estas mismas personas se permiten respecto a la relación con el Estado:

Y encima no te dicen todos los privilegios que obtienen para construir sus fortunas y sus empresas sobre privilegios, impidiendo que los demás compitan, como se supone que dicen sus valores [sobre dejar que el libre mercado regule las relaciones]. (Participante 9).

Estos modelos sobre la moralidad de la relación con el Estado ejemplifican cómo los grupos sociales cuentan con más de uno para justificar ciertas acciones y posturas. Además, parecería que esta disonancia está vinculada al miedo a perder control sobre el manejo del Estado, que fue lo que se percibió cuando los empresarios comenzaron a irse presos y poblaron el Mariscal Zavala. Mientras los presos fueran desconocidos, la prisión era aceptable, cuando les tocó experimentar el proceso, la duración de los procesos y la ineficiencia del Estado se volvió un ataque a sus derechos. Para algunos, el miedo a perder el control sobre estas acciones sigue impidiendo ver de forma racional a largo plazo, o lograr plantear estrategias que generen verdadera confianza en la población respecto de la voluntad del sector privado para unirse a consensos sobre mejorar la calidad de vida de la mayoría de la población.

Otros capítulos del estudio

Capítulo #1

Antecedentes

Capítulo #2

La Línea trazada

Capítulo #3

El tercer gran actor

Capítulo #4

Fragilidad

Capítulo #5

Formas de control y presión

Capítulo #6

¿Qué alimenta el miedo?

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