El 20 de febrero se presentaron los resultados del estudio Avances en las tensiones con el modelo de masculinidad dominante en estudiantes universitarios de Guatemala en el auditórium de la Escuela de Ciencias Psicológicas de la USAC. La presentación corrió a cargo de los autores, Herbert Bolaños, Alejandra Muralles y Gabriel Álvarez, mientras que Ana Lucía Ramazzini hizo los comentarios [1].
Dicho estudio presenta los resultados de un trabajo mixto de investigación. La parte cuantitativa incluyó un cuestionario a más de 800 estudiantes universitarios del campus central de la USAC, mientras que la cualitativa incluyó la realización de 11 grupos focales con población perteneciente al mismo universo. El estudio tenía por objetivo verificar si existían cambios en la masculinidad de los jóvenes universitarios respecto a otro estudio realizado en 2011.
La investigación partió de la idea de que existe una «masculinidad dominante» (hegemónica y que implica dominación), que mandata a los hombres en varios aspectos, por ejemplo paternidad, pareja, proveeduría, éxito y heteronormatividad (esta, a su vez, se divide en virilidad, homofobia y comportamiento sexoafectivo). Dichos aspectos se miden a partir de escalas creadas para tal propósito.
La vivencia de la masculinidad puede presentar afinidades, dudas o tensiones (incomodidad) frente al modelo de masculinidad dominante. Los resultados del estudio permiten considerar que, aunque todavía no se ha llegado a un estado de tensión con el modelo (que implicaría una «deconstrucción» de dicha masculinidad), sí se detectan cambios que se mueven en dirección a dudas y a menor afinidad con el modelo respecto a la medición de 2011.
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En otras palabras, en todas las escalas medidas hay una reducción estadísticamente significativa de afinidad con el modelo de masculinidad dominante y mayores dudas respecto a este.
Los resultados cualitativos, por su parte, parecen apuntar a una mayor afinidad con el modelo que lo recogido por el cuestionario. ¿Cómo se explica este fenómeno? Es posible que el discurso de lo políticamente correcto influya en las respuestas al cuestionario, mientras que los grupos focales, al profundizar, permitan mayor apertura sobre lo que los estudiantes piensan al respecto.
No obstante, pese a esta posible discrepancia, es posible afirmar que algo está cambiando en torno a cómo los hombres viven su masculinidad, incluso si el cambio está influenciado y no es posible mostrar tan abiertamente las disposiciones de afinidad con el modelo.
El carácter descriptivo del estudio no permite establecer las causas de este movimiento existente en torno a la vivencia de la masculinidad, pero es posible suponer que todo el trabajo en torno al género podría haber impactado en determinado grado. Igualmente, hay cambios sociales, como las dificultades económicas crecientes, que han modificado las expectativas en torno a la paternidad o a la proveeduría del hogar.
El estudio permite pensar el tema y mostrar cómo la masculinidad no es una vivencia universal, sino cambiante y dinámica, que se ve modificada por una serie de factores de la realidad social. Es un estudio valioso, metodológicamente robusto y que permite reflexionar sobre el tema. Se encontrará disponible dentro de pronto.
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[1] El estudio fue financiado y avalado por la Escuela de Ciencias Psicológicas de la USAC. Los autores son los señalados, pero hay que indicar que también participaron más auxiliares de investigación y que se contó con la participación de Ana Lucía Ramazzini y de Yolanda Aguilar.
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