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Elección de Junta Directiva: oficialistas repetirán, la oposición se resigna

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Elección de Junta Directiva: oficialistas repetirán, la oposición se resigna

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A partir de octubre el Congreso podrá elegir a la nueva Junta Directiva, pero las negociaciones y nombres empiezan a surgir. Si bien no es el cerebro del Organismo Legislativo, es su marcapasos: define tiempos, determina el avance o parálisis de una ley y controla las direcciones del pleno. Por ahora, todo apunta a que la alianza oficialista controlará de nuevo este órgano, aunque solo cambien los nombres de la nómina.

La Junta Directiva del Congreso es un espacio político clave en el entramado institucional del país. Es la encargada de convocar a sesiones, proponer una agenda legislativa a jefes de bloque, además de llevar el orden y los tiempos de la discusión en el Pleno, algo que ha permitido, por ejemplo, retrasar la elección de magistrados.

También controla aspectos administrativos del organismo como nombrar y remover asesores para comisiones, la elección de directores legislativos, o la aprobación de viáticos y dietas. Se integra por nueve miembros, y se elige por mayoría simple de los diputados en el pleno.

Según la Ley Orgánica del Organismo Legislativo (LOOL) estas autoridades pueden ser electas 90 días antes del arranque del nuevo período legislativo, es decir, a partir de octubre.

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«Ellos van a ganar»

En el pasado, el interés por hacerse de la junta directiva ha generado alianzas y rupturas imprevisibles. Entre estas, la que sucedió a principios de 2020, cuando la alianza oficialista liderada por VAMOS logró hacerse del órgano legislativo con 69 votos distribuidos en 9 bloques (UCN, Valor, FCN, Todos, VIVA, PH, PC, PU, y Podemos), a los que se sumaron 13 votos de los bloques fracturados de BIEN (4 votos), Victoria (2), PAN (1) y la UNE (6), que hasta ese día se perfilaba como una bancada sólida y la principal fuerza opositora en el pleno.  

Aunque en el pasado esta elección despertaba interés, entre los diputados entrevistados parece haber un consenso de que la futura junta directiva estará en manos del oficialismo.  

«Ellos van a ganar», dice el diputado Carlos Barreda, jefe de bloque de UNE, ante la pregunta. «Habrá diferencias internas, desencuentros, pero es por negocios. A veces le hacen el feo al gobierno, porque no cumplen algún compromiso. Pero siguen unidos, y esta alianza no sólo expresa una alianza interna, sino la alianza entre el partido que ganó las elecciones, Mariscal (Zavala) y el sector privado», advierte.

Los bloques de CREO y Semilla, en tanto, manifiestan que proponer nombres para junta directiva no está entre sus prioridades. Bernardo Arévalo, jefe de bloque de Semilla, señala que no tienen ninguna discusión en el tema, y Rodolfo Neutze, jefe de bloque de CREO, indica que su partido «le da más prioridad a la reactivación económica. Se escuchan algunos nombres y vueltas, de los que no es parte CREO», indica.

El diputado Barreda enlista esos nombres. «Felipe Alejos promueve a Boris España como presidente, Humanista, Valor y VIVA proponen a Luis Rosales, otro grupo propone a Arzú, y el Gobierno piensa en Duay Martínez (para la comisión) de Finanzas», expone.

El diputado Mynor Mejía, jefe de bloque de VAMOS, aseguró a Plaza Pública que de momento no hay negociaciones, pero indica que pelearán la presidencia de nuevo. No confirmó la nominación de Martínez, pues «Alan Rodríguez aún es presidente, esperamos que regrese y se recupere pronto».

El bloque de UNE que lidera Barreda hará oposición, pero son realistas en que sus posibilidades son bajas. «La única posibilidad de ganar estará en el tercer o cuarto año, cuando el desgaste haga que los aliados ya no quieran estar pegados al gobierno. Cuando Humanista, Valor y VIVA empiecen a despegarse» indica.

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Una posible fisura

A Eddie Cux, director de Acción Ciudadana, más allá de los nombres, le preocupa la agenda que la alianza impulsará. Prevé que además de retrasar la elección de las cortes, buscan «destituir al procurador de Derechos Humanos, proponer reformas al código procesal penal, y otros aspectos de agenda regresiva». Sin una oposición que proteja la institucionalidad en el pleno, la única salida para sociedad civil será acudir a una CC que se ve desgastada. «Es un panorama sombrío», puntualizó.

Una posible fisura en la alianza fue visible hace una semana, cuando Felipe Alejos, líder de TODOS, hizo un día de oposición al partido de gobierno. 

En una citación realizada el 25 de agosto, exigió al canciller Pedro Brolo terminar el convenio de cooperación de las brigadas médicas cubanas, amenazándolo con una interpelación si no lo hacía. Después ordenó a su bloque salir del Pleno previo a que se votara la prórroga del estado de calamidad, y estando fuera del hemiciclo, achacó al gobierno la baja ejecución del presupuesto para enfrentar la pandemia.

Según el diario La Hora, estas acciones se explican en el malestar que causó la asistencia del gobierno al traslado de Alejandro Sinibaldi, quien se entregó al Ministerio Público después de permanecer prófugo por 4 años y y tres meses. Sinibaldi declaró que develará las redes de corrupción en las que participó como miembro del Partido Patriota. Entre estas resalta el caso Odebrecht, que vincularía a varios diputados vigentes en Congreso.

Alejos habría respondido a esta acción a sabiendas de la alta fragmentación del Congreso, que acrecienta la importancia de cada voto, como lo explica Celia Luna, politóloga de ASIES. Aunque en las alianzas de Congreso son «uniones, organizadas en cuestión de lo aprovechar lo que venga» los votos importan cuando se necesita pasar la agenda de gobierno, momento en que «las bancadas bisagras toman relevancia, negocian y empujan sus intereses, ya sean personales o de sus allegados», indica.

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La fisura habría sido corregida por VAMOS pronto. Al preguntar al diputado Mejía si la alianza con TODOS seguía, respondió: «afortunadamente, sí, se mantiene».

VAMOS cuida su alianza, pues le permite marcar los tiempos, determinar la agenda y permanecer un año más al frente del Congreso.

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