El intento más serio en contra del esfuerzo de depuración desde el campo de la persecución penal se realizó al declarar no grato al jefe de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), Iván Velásquez. Ante ello, el procurador Rodas se movilizó en cumplimiento de su mandato y accionó legalmente para gestionar un amparo que impidió la maniobra para descabezar a la Cicig.
A partir de ese momento, las voces del coro proimpunidad se alzaron para cuestionar el quehacer de Rodas. Así, cada paso que este ha dado en defensa de algún derecho, tal como ordena su mandato, ha servido para que continúen exigiendo que el Congreso, del cual es comisionado, le ponga límites a su actuación.
El momento cumbre, al parecer, lo han encontrado con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo. En el marco de las actividades de ese día, el procurador asistió en respaldo de madres de las niñas incendiadas en el mal llamado Hogar Seguro Virgen de la Asunción. Estuvo junto a ellas en la plaza central en horas de la tarde, justo cuando concluyó una de las muchas expresiones de grupos de mujeres en reclamo de sus derechos.
Esta acción, que consistió en la llevada en hombros de la efigie en papel de una vulva, lleva tres años de realizarse en esta fecha. Quienes la organizaron reclamaron en su espacio la presencia del procurador Rodas, quien acudió en cumplimiento de su mandato.
Sin embargo, al satanizar la actividad de las mujeres y promover un discurso populista basado en el fanatismo fundamentalista de la Inquisición, los grupos del #PactoDeCorruptos encontraron el pretexto para atacar al procurador Rodas Andrade. Revestidos de un falso reclamo de agresión a la diversidad religiosa, que no fue promovida ni tolerada por él, intentan construir un caso que dé pie a su remoción.
Así, desde acumulación de adhesiones en sitios de formulación de peticiones en línea hasta puestos de recolección de firmas en la plaza central, todos llevan como argumento la necesidad de exigir la salida del actual procurador de los derechos humanos. De tal suerte, mientras el capitán del Ejército en situación de retiro Óscar Platero Trabanino recoge firmas en la plaza central, el Congreso, con el voto de 88 diputados, cita al procurador al pleno para el martes 20. La cita, según han indicado algunos congresistas, tiene como objetivo asegurar los 105 votos para destituirlo.
Una acción de suyo grave y cínica. Grave porque descabeza a una de las pocas instituciones funcionales de la democracia. También grave porque es cobrar venganza ante la digna presencia del procurador en la lucha contra la corrupción y la impunidad. Cínica porque para la discusión de iniciativas vitales para el país no se reúnen los legisladores, pero, para intentar menoscabar la institucionalidad, en menos de 24 horas gestionan el citatorio y consiguen el cuórum y los votos para ello.
La estabilidad de la institucionalidad democrática ha sido puesta en riesgo por quienes tienen el deber de protegerla. Envalentonados porque sienten haber encontrado un argumento populista para alcanzar su objetivo, los operadores del pacto de la impunidad y de la corrupción no tienen empacho en destruir lo poco que aún queda de funcional en el sistema. Toca entonces a la sociedad movilizarse en defensa de sus derechos y de quien está llamado a protegerlos: el titular de la institución del Procurador de los Derechos Humanos, Jordán Rodas Andrade.
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