Pérez, quien transformó el Frente Republicano Guatemalteco (FRG) en el Partido Republicano Institucional (PRI), ha declarado que José Efraín Ríos Montt, fundador del partido original, es su mentor y su padre político. Es decir, el diputado, quien además opina que no hubo genocidio en Guatemala, movió su patio político para favorecer a su padrino.
Técnicamente, el punto resolutivo carece de sentido imperativo y no tiene razón vinculante. Sin embargo, además de que representa una declara...
Pérez, quien transformó el Frente Republicano Guatemalteco (FRG) en el Partido Republicano Institucional (PRI), ha declarado que José Efraín Ríos Montt, fundador del partido original, es su mentor y su padre político. Es decir, el diputado, quien además opina que no hubo genocidio en Guatemala, movió su patio político para favorecer a su padrino.
Técnicamente, el punto resolutivo carece de sentido imperativo y no tiene razón vinculante. Sin embargo, además de que representa una declaración política desde el mismo Organismo Legislativo, crea las condiciones o como mínimo abre el paso hacia la búsqueda de un decreto de amnistía a los perpetradores de crímenes de lesa humanidad.
La parte resolutiva del acuerdo en cuestión, llama a las cortes a dejar de juzgar crímenes de lesa humanidad cometidos por el Estado durante el conflicto armado interno. De manera que, el Legislativo se mete a juzgador al valorar que el proceso por genocidio se impulsó sin fundamento legal, a la vez que se salta las trancas hacia otro organismo de Estado y le ordena dejar de cumplir su deber.
La ruta de la impunidad que ahora pretende seguir el Congreso empujado por los 87 traidores es constitutiva de por lo menos los delitos de usurpación de funciones, abuso de autoridad, atentado contra la independencia de poderes, violación a la Constitución y violación a los derechos humanos, A la carrera, estos malos legisladores llevan al país al sitial de la vergüenza al mostrar al mundo que aquí, la clase política sigue en la era cuaternaria.
Esos 87 cómplices del negacionismo, lejos de contribuir a la reconciliación han abierto una nueva herida en la memoria y el dolor. Con su acción contumaz de apañamiento del genocidio, le han dado la espalda a las víctimas de la política de tierra arrasada, le han vuelto a golpear el alma a las viudas y a los huérfanos, han vuelto a violentar a las mujeres que fueron esclavizadas sexualmente, han repetido en fin, los dolores que vivieron.
En aventura de impunidad, el diputado Pérez hizo de flautista de Hamelin para llamar a su paseo a diez congresistas de la bancada Todos, uno de Compromiso Renovación y Orden (CREO), dos de la Gran Alianza Nacional (GANA), 25 de Libertad Democrática Renovada (LIDER), 38 del Partido Patriota (PP), siete llamados independientes, uno de la Unión Nacional de la Esperanza y el propio legislador del PRI. Es decir, el grueso de la decisión que viste de impunidad al Legislativo lo representan el partido en el poder PP con 44 por ciento y LIDER con 29 por ciento pues, entre ambos reúnen el 73 por ciento –casi tres cuartas partes– de los votos alcanzados.
Y, ¿por qué el punto resolutivo 3-2014 es un acuerdo de impunidad? Porque no sólo niega que se haya cometido genocidio. Además, estigmatiza a quienes procuran justicia por dichos crímenes, establece como oficial el discurso de la contrainsurgencia y justifica la agresión contra defensoras y defensores de derechos humanos. Los 87 seguidores de la flauta de Pérez, deben recibir la sanción que corresponde a todo traidor a la vida. El escarnio público y la condena social local y nacional debe ser la respuesta ciudadana. En cada rincón a donde se mueva cada uno de los que engendró el acuerdo de impunidad, habrá de ir una mano que señale su vergonzosa actuación.
Más de este autor