Por décadas, los crímenes y atrocidades cometidos en asociación a la construcción de la hidroeléctrica de Chixoy (considerada la obra de ingeniería más importante de la Guatemala moderna), principalmente la masacre de Río Negro, pero también el desplazamiento forzado y otras violaciones a los derechos humanos, perpetrados entre 1976 y 1983, han permanecido como un tabú, un susurro vergonzoso. Y es que, en este caso, los señalados (casi tácitamente), además del Ejército y las PAC como los perpetradores materiales, alcanzan al INDE, y ojo, a dos instituciones financieras internacionales de gran calibre: el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM).
Estos dos bancos multilaterales de desarrollo figuran entre los principales cooperantes de nuestro país, otorgando créditos en condiciones muy favorables (tasas de interés bajas y plazos largos, con generosos períodos de gracia). Sin duda, los préstamos de estos dos bancos han jugado un papel en general beneficioso para nuestro país. Pero, como todo en la vida, no todo es dinero.
Porque por poner el dinero por sobre lo demás es que estamos trágicamente inmersos en el círculo vicioso criminal de la impunidad. Pocas cosas son más dañinas que dejar a alguien que ha cometido un crimen sin sanción ni castigo. Eso hace daño, y mucho.
Por décadas, quienes perpetraron crímenes de lesa humanidad por la hidroeléctrica de Chixoy han permanecido ocultos bajo el velo de la impunidad. Pero no sólo en Guatemala, los funcionarios del BID y el BM de esa época también, porque supieron de la masacre y de otros crímenes, y no sólo no dijeron nada, sino además continuaron autorizando el financiamiento al proyecto. Las tumbas de los muertos y la desgracia de los afectados reclama justicia, y que los responsables sean llevados a juicio y, con todas las garantías de la ley, sean condenados por sus actos contra la humanidad.
No se vale que ex funcionarios de bancos multilaterales estén impunes. Nadie tiene derecho a la impunidad.
Por eso, la decisión del Presidente Obama de condicionar la ayuda a Guatemala a resolver este entuerto de Chixoy, así como casos de adopciones, es una luz esperanzadora al final de un túnel muy largo de impunidad y vergüenza. Ojalá sea el momento de la verdad, y que los chacales de hace 35 años, que han permanecido agazapados en la cloaca de la impunidad, puedan ser expuestos a la luz de la justicia, y con todo y sus canas y conciencias sucias, respondan por sus acciones y omisiones (el caso de Chixoy enseñó trágicamente que se puede hacer daño de ambas formas).
Espero de verdad que el BID y el BM tengan la valentía dar un giro hacia la decencia y la justicia. Colaborar con las investigaciones, y si es posible, denunciar a sus ex funcionarios o funcionarios en caso hayan cometido el crimen de la omisión, o la colaboración tácita con crímenes. Personalmente yo valoro mucho la cooperación multilateral, y es momento que estas dos entidades limpien su nombre en Guatemala. Algo que debe enriquecer nuestra condición de socios legítimos por el desarrollo y contra la pobreza.
Pero, se supone que somos socios también por la justicia y contra la impunidad. ¿No? Éste es un momento crítico, y para los dos bancos, un parte aguas.
La decisión del Presidente Obama podría suspender a Guatemala la ayuda militar estadounidense y los empréstitos del BID y el BM. Bien por Obama. Y nosotros, ¿qué haremos? ¿Continuar regalándoles impunidad a cambio de préstamos?
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