Repensar la política en medio de la crisis

Si es lo primero, te quejas de lo que hay y a veces eres indiferente. Quizá a veces votes o solo hagas militancia en la academia o en las organizaciones comunitarias (Iglesias, sindicatos, organizaciones no gubernamentales, etcétera). Debido a la frustración, no falta razón en esta postura. Pero ayuda poco.

Si en cambio es lo segundo, entonces buscas una organización que encarne tus valores si estos son conservadores. También puedes buscar una con la cual coincidan tus valores progresistas. En cualquier caso, partidos conservadores o progresistas, ambos tienen en común que desean gobernar y participar en cargos de elección popular.

Si esos partidos tienen suerte, tendrán un programa de gobierno y liderazgos reconocidos por hombres y mujeres haciendo formación política.

Hasta aquí, todo bien. Esa es la teoría democrática (en un país normal). Pero no es el caso de Guatemala, donde desde el 2015 ni los partidos ni las instituciones responden ya a su razón de ser. La política entró en crisis. La política pasó a ser una palabra.

Pero esa crisis tiene nombre y apellido. Los partidos de la derecha y las élites son los mayores responsables. Entre tanto, la izquierda tradicional ha venido a menos. Y aunque hay varios esfuerzos serios por recuperar organizaciones, esto no se puede hacer sin hacer ciudadanía.

Para combatir el neoliberalismo y la corrupción, la ciudadanía progresista, la ciudadanía surgida en el 2015, necesita partidos nuevos, liderazgos nuevos.

Porque los partidos tradicionales ya hundieron el país, las instituciones y la democracia misma.

La ciudadanía implica participación, y la única forma de recuperar la alta política es con partidos serios y con agenda democratizadora. Una alianza también es posible: un movimiento nacional progresista.

La política es la única forma de recuperar el Estado y las instituciones. La plaza es loable, pero no va a traducirse en nada si no se recupera la política. Y el Estado seguirá fallando si la ciudadanía persiste en la antipolítica.

Y en el caso de la crisis actual, si esta se agudiza y solo queda vivo el Ministerio Público, entonces se va a necesitar una ciudadanía activa movilizándose en partidos. La antipolítica solo les sirve a los mafiosos de siempre y condena el país a más de lo mismo. Esa es la discusión clave de la coyuntura para salvar el país.