Quizá recordarán que el pasado 20 de agosto, en una aldea del municipio de San Juan Sacatepéquez, una niña de nueve años cayó accidentalmente en un pozo mientras jugaba.
Un video viral muestra cuando un muchacho golpea a la menor rescatada. La indignación pública fue inmediata (aunque también abundaron los comentarios en defensa del agresor). Por curiosidad, me pregunto si las personas indignadas recuerdan el nombre de la víctima.
Walter, no te conozco ni sabía de tu existencia antes de este incidente. Ignoro si en tu conciencia existe culpa por esto o si eres como la millonada de Wálteres Baten de este país. En el caso de que en tu fuero interno te sintieras justificado, inocente y hasta víctima, te pido que me acompañes en una revisión de los hechos disponibles. Toda tu adultez está en juego.
Sabemos que tu hermana menor salió a jugar. A menos que tus padres te hayan mantenido encerrado durante la niñez (que no terminas de dejar a tus escasos 18 años), sabrás que salir a jugar es una necesidad de niños y niñas.
No sé tu experiencia, pero supongo que alguna vez tuviste algún accidente mientras jugabas. Puedo afirmarlo porque todos tenemos historias de cosas que nos asustaron o afectaron aunque hoy den risa.
Sigamos con los hechos: tu hermana sale empapada del pozo. Imagino que está medio traumatizada. Walter, cualquier persona noble, no digamos un hermano mayor, verificaría que no tuviera heridas o alguna posible fractura. Hasta un extraño preguntaría cómo se siente y si le duele algo.
Cuando sale, las personas presentes se lamentan y conduelen. Ya estás cerca con el cinturón en la mano. Hombres y mujeres te piden que no le vayas a pegar (según tu papá, que te defiende, fue tu mamá quien te dijo que le pegaras para que le pasara el susto). Aquí hay un punto importante. ¿Te criaste en un ambiente de violencia intrafamiliar? ¿Te pegaron con la brutalidad con la que le pegaste a tu hermana pequeña y por eso crees que estuvo bien? Porque no es repitiendo los patrones culturales violentos como vamos a mejorar la sociedad.
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¿Cuántas veces es tu peso comparado con el de tu hermana, Walter? Calculo que tres. Espero que te des cuenta de la cobardía que conlleva tomar a una persona desarmada, que pesa tres veces menos y mide casi la mitad que tú, y pegarle con la violencia con que lo hiciste. Para nadie será eso una costumbre sanjuanera, porque las personas insistían en que no la fueras a golpear. Una señora te dice: «Walter, la vas a enfermar». Tu violencia desproporcionada y tu rabia no se justifican. Le pegaste con odio. Admítelo porque tienes que sacar esas cosas enfermizas de tu cabeza y de tu conducta.
Repito algunas palabras salidas de tu propia boca:
«Con cariño no se compone». ¿Con violencia desproporcionada sí, Walter? ¿Con la violencia que recibiste?
«Que se componga la pisada. Si se muere, es peor. Que aprenda». ¿Qué es lo que está mal con tu hermana Génesis y de paso con tus demás hermanas, Walter? ¿Solo los hombres tienen derecho a jugar? ¿Qué piensas de las mujeres, Walter? ¿Qué solo aprenden a golpes y que el cariño no sirve?
Antes de que descargues tu furia, Génesis te pide: «¡No, Walter!». ¿Te enseñaron que las mujeres no tienen voz? ¿Es ese el patrón en el seno de tu familia? Porque, ante la justicia y la ley, todos somos iguales y los más vulnerables deben ser protegidos.
«Ella tiene casa». ¿No tuviste infancia, Walter? ¿Cómo se te ocurre que puedes ser un influencer, un modelo a seguir, si tienes la cabeza llena de misoginia, odio, violencia y resentimientos personales que canalizas en personas más débiles?
Ignoro en qué terminará tu caso. Pienso que la sociedad se olvidará pronto de él. Esta sociedad se agita con estas cosas al tiempo que calla frente al aumento de muertes por desnutrición aguda, por ejemplo. Su moral no es genuina. Ojalá que no te castiguen con odio y violencia, como hiciste tú. Lo que recibas será lo que dicte la ley. Pase lo que pase, no pierdas la lección, Walter.
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