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“No nos sobra el dinero, pero al menos tenemos la pesca”

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“No nos sobra el dinero, pero al menos tenemos la pesca”

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CARLOS HERNÁNDEZ

Pescador artesanal
Las Lisas, Chiquimulilla
Edad en el momento de la entrevista (2017)/ 53
Lugar más lejano al que ha viajado/ “En 1984 fui a trabajar para el gobierno a Fray Bartolomé de las Casas, Alta Verapaz, en la Franja Transversal del Norte. También estuvo en Playa Grande, Quiché. Es lo más lejos que llegado. Tengo mucha ilusión de conocer Tikal”.

 

Carlos nació en El Ahumado, pero vive en la aldea Las Lisas, Chiquimulilla, Santa Rosa. Tiene cuatro hijos y cuatro nietos. A sus diez años sus padres se mudaron a Las Lisas para buscar mejores perspectivas económicas en la pesca y el turismo. A los quince consiguió una pequeña embarcación, y comenzó a trabajar como pescador artesanal de “róbalo, pargo, quinoga, pez sierra, bagre, y tacazonte” en el mar. Ahora también ofrece tours a la barra y a la reserva de manglares. Desde niño es consciente de las necesidades y el potencial de su comunidad: “un problema grande que hay que resolver es el de la basura”. Pertenece al Cocode y al Comité de Turismo, y consigue recursos para maratones de limpieza. “Cuando yo era niño, de doce o trece años, mis padres se iban al canal y regresaban con un costal lleno de pescado”, cuenta. “Antes, el gobierno hacía vedas de 45 días o dos meses cuando el pez desovaba. Ahora ya no se hace y la pesca es cada vez más escasa. Además, los cañeros echan químicos en los ríos que van a parar al mar y afectan la pesca”, se lamenta. Cada día hay menos peces y más pobladores. “Guatemala tiene mucho potencial en riquezas, pero hace falta crear fuentes de empleo. Nosotros, mi familia, por lo menos tenemos techo. No nos sobra el dinero, pero al menos tenemos la pesca. Eso nos da un ingreso para poder vivir”. 

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