Resulta curioso, entonces, que también en mayo hayan surgido las experiencias estudiantiles más importantes de la historia política del país. Sin duda alguna, es el mes primaveral de los estudiantes universitarios guatemaltecos.
El 22 de mayo se conmemora el día de los estudiantes por la fundación de la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU), llevada a cabo ese mismo día, pero en 1920. La primera vez que se intentó incorporar a los estudiantes de las universidades privadas al esquema del movimiento estudiantil fue en mayo de 1979, siete meses después del asesinato de Oliverio Castañeda de León, como parte de una estrategia de contención de los daños sufridos desde la Secretaría de Divulgación, que dirigía Héctor Interiano. El 15 de mayo de ese año se incorporó a todos los estudiantes universitarios al Consejo Consultivo Nacional (CCN). El boletín que informaba la decisión rezaba: «Este organismo hará partícipe de los problemas nacionales y universitarios al conglomerado universitario del país. Y, por primera vez en la historia, todos los estudiantes universitarios tendrán representación en el máximo organismo estudiantil de Guatemala y podrán conocer y resolver aquellos problemas de índole nacional y universitaria». Ese sería el primer intento, pero no el último.
El 16 de mayo de 2015 se fundó la Coordinadora Estudiantil Universitaria de Guatemala (CEUG), la primera experiencia de unificación estudiantil en su especie, con organizaciones estudiantiles de diferentes universidades coordinadas entre sí. La CEUG fue la organización estudiantil universitaria más amplia, mejor organizada sectorialmente y más simbólica durante las movilizaciones sociales, en las redes sociales, en el debate público de medios y en las reuniones entre organizaciones sociales durante la prolongación de la crisis política de 2015-2016. En mayo de 2016, las asociaciones estudiantiles de Ciencia Política; Arquitectura; Agronomía; Ingeniería; Historia, Antropología, Arqueología y Archivística; Veterinaria y Zootecnia, y Trabajo Social, junto con USAC Es Pueblo, organizaron cuatro días de actividades para conmemorar el día de los estudiantes universitarios, los cuales terminaron el 22 de mayo por la mañana en la Plaza de los Mártires de la ciudad universitaria con una ofrenda floral y con sentidos discursos de Lucía Ixchiú y de Luis Ventura en memoria de los mártires asesinados en el capítulo más sangriento de la historia nacional.
Era la primera vez en muchos años que los estudiantes se recordaban de su día y organizaban actividades conmemorativas. Al finalizar los eventos del 22 de mayo, los miembros de las asociaciones estudiantiles (a quienes se sumaron los de la Asociación de Estudiantes de Medicina) y de USAC Es Pueblo formaron un círculo en plena plaza para intercambiar opiniones e impresiones sobre los retos del movimiento estudiantil. Ese día, después de los primeros acercamientos que tuvieron entre marzo y abril, hubo un reencuentro definitivo y comenzaría oficialmente la avanzada final por la recuperación y democratización de la AEU. Meses después, las asociaciones estudiantiles trazaron una ruta con dos estrategias: la legal, que consistía en desconocer la ilegal e ilegítima Comisión Transitoria y Reguladora y que se materializó con una marcha estudiantil el 20 de septiembre del mismo año, y la política, que consistía en convocar a elecciones libres, abiertas y democráticas el 17, 18 y 19 de agosto de 2017.
La avanzada por la recuperación de la AEU recobró tejidos organizativos que se habían deteriorado con la desarticulación del movimiento estudiantil, al punto de presenciar la recuperación de la Asociación de Estudiantes El Derecho (AED), una de las asociaciones históricas más importantes y combativas de la historia política de la universidad y del país. Sin restar los méritos pertinentes a ambas experiencias, la recuperación de la AED fue, en cierto sentido, más peligrosa que la misma recuperación de la AEU, pues en la Facultad de Derecho se refugiaron los operadores de las mafias que han acaparado la alma mater. Ante la inminente expulsión democrática que sufrían por parte de los estudiantes, la violencia que no se atrevió a ejercer la Transitoria fue ejercida por sus huestes.
Han sido meses difíciles, imperfectos, con errores; tiempos en los que ha correspondido luchar contra la inexperiencia y la oposición de los antidemocráticos y los violentos. Sin embargo, ha prevalecido la lucha por la defensa de los derechos estudiantiles, la fiscalización de los procesos políticos nacionales, el apoyo infalible a la lucha contra la corrupción y la apuesta por una universidad científica a través de la realización de actividades académicas. Vendrán tiempos de reafirmar el compromiso de los aliados y de convencer a los desilusionados de que recobren la confianza estudiantil hacia su movimiento: un movimiento que, más que estudiantil, es y debe ser universitario. Parafraseando a Jauretche, nos tuvieron tristes para que nos sintiéramos vencidos, pero ahora nos corresponde combatir alegremente, seguros de nuestro destino, para sabernos vencedores a corto o largo plazo.
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