La noche que llegó la luz a las calles de Guatemala

El hombre de pelo espeso y bigote pronunciado leía una solicitud que se le había enviado. Era una petición para organizar un cuerpo de servidores públicos que se llamarían “serenos” y que velarían por la seguridad de la ciudad de Guatemala todas las noches. Era 1842 y la Polícia estaba lejos de existir. Además, en la carta le pedían autorizar la implementación del alumbrado público, para evitar que las calles estuvieran oscuras. “¿Quién requiere seguridad y luz en un lugar tan tranquilo como la ciudad de Guatemala?” pensó, y luego arrugó la petición que terminó en la basura. Cuatro meses después se le alumbró el foco, o mejor dicho el farol, y ordenó el establecimiento del  grupo policiaco además de luz pública todos los días. Esta persona era Rafael Carrera, Jefe de Estado, y ésta es la historia de cómo cambió de parecer…

n un callejón oscuro, detrás de una puerta, aguardaba agazapado José María Andrade con un cuchillo en la mano. Esperaba el momento oportuno para atacar a quién le había “robado la dignidad a su hija”, una bella muchacha joven y de clase media. El reloj pasaba de las 11 de la noche y Andrade, alias “el Marimbero”, esperaba lleno de rabia que su víctima apareciera por la calle de Mercaderes y esquina de la calle de la Universidad (actualmente 9 avenida y 8 calle de la zona 1).

Pronto escuchó las voces de sus víctimas. Rafael Carrera y el Coronel Álvarez hablaban a viva voz en un tono que permitía reconocer su ebriedad. Se dirigían a la casa del Jefe de Estado, ubicada en la Esquina de la calle Carrera y la calle de La Merced (actualmente 8 avenida y 5 calle de la zona 1), cuando fueron sorprendidos por el Marimbero.

n medio de la oscuridad, el cuchillo del atacante atravesó el costado de Carrera, quien cayó inmediatamente al suelo. El coronel que lo acompañaba reaccionó rápidamente, sacó su espada y la ensartó profundamente en el torso izquierdo del Marimbero, que murió inmediatamente. Carrera fue llevado malherido con el Dr. Lambur, un reconocido médico en la Guatemala de ese entonces. Para su buena suerte la herida no fue de gravedad, sobreviviría.

El suceso fue tan impactante que incluso la Gaceta de Guatemala, un periódico de carácter oficial, publicó una edición extraordinaria avisando del ataque. La versión oficial, cambiaba un poco la historia real, omitía la ebriedad del jefe y aseguraba que quienes lo atacaron fueron tres borrachos, y no un padre buscando venganza porque Carrera se había acostado con su hija.

Los serenos

 

no de los serenos más famosos de Guatemala fue “Güeguecho” Ballesteros, reconocido por su voz cavernosa que resonaba por las calles de la ciudad. Su trabajo comenzaba a las 6 de la tarde todos los días, él iba diligentemente al edificio municipal para recoger sus materiales de trabajo que constaban de una pistola, espada o lanza, dependiendo de la disponibilidad. Se colocaba su uniforme que comprendía de una capa y un sombrero. Ballesteros tenía una mejor arma que sus antecesores, los aisleros, que contaban simplemente con pitas entorchadas llamadas aisales.

Después de recoger sus implementos de trabajo, Ballesteros se dirigía a la calle que se le asignaba, el debía rondar de tres a cuatro cuadas y velar por la seguridad de los ciudadanos. También revisaba si las puertas de las casas o tiendas permanecían cerradas, en el caso de estar abiertas un sereno debía avisar al dueño del puesto o casa, mientras otro permanecía frente a la puerta, cuidado que nadie se aprovechara del descuido. Entre sus obligaciones además estaba apaciguar las riñas entre vecinos, y acompañar a las personas que debían salir por cuestiones urgentes como “buscar un medico o llamar un sacerdote”.

El turno de Ballesteros concluía cuando apagaban los faroles y se dirigía de nuevo al edificio municipal, donde presentaba una actualización de la noche anterior y entregaba sus armas limpias. Además de él había otros 61 elementos más.

Los serenos no eran los únicos cuidando las calles de la ciudad, sin embargo eran los que estaban para rondar las calles de noche. Existía otro grupo policial encargado de tomar el turno cuando los serenos se retiraban de sus labores. Este era el Cuerpo de Gendarmes, más conocido como los asoleros. Estos portaban espada y vestían traje de color gris con vivos azules lo mismo que el quepí, hecha de tela gris con visera y de cuerpo tubular.

El Alumbrado

 

e iba a necesitar muchos faros para alumbrar toda la ciudad, pero ¿Cómo los iba a conseguir? Simple: se los pidió a los empresarios. Cada uno de los comerciantes que tuviera un negocio en la ciudad estaba encargado de comprar un farol e instalarlo. Entre las especificaciones que se pedían es que estuviera a por lo menos una vara de alto, además debía estar sostenido por una barra de hierro. El farol también tenía que  estar a la vista y fuera de la pared.

Los faroles serían encendidos y apagados con presupuesto estatal, pero los mismos empresarios que pusieron los faroles también serían responsables de que permanecieran encendidos. Si se encontraba un farol apagado se le podría imponer una multa de 8 hasta 50 pesos, en el caso fuera reincidente. Si un vecino veía un farol apagado y no denunciaba ante las autoridades, también se le impondría una multa de 2 pesos.

Con la instalación del nuevo alumbrado, los serenos vieron la luz en esta época de la historia. Estos eran las personas encargadas de encender los faroles “al alba” y apagarlos “en las oraciones”, es decir antes que la gente despertara.

¿POR QUE EL NOMBRE DE SERENOS?

 

ran hombres que empezaban a trabajar durante la noche, en el momento más frío del día comenzaban sus rondas. Sin embargo, no se les llamaba serenos por la humedad de la noche, sino por otro motivo.

Cada día, cuando eran las 9 de la noche, toda la gente lo sabía aunque no tuvieran reloj, era el momento donde los serenos se hacían notar en la calle. A todo pulmón, cada media hora, tiempo en el que debía terminar una ronda, el anuncio estentóreo de los serenos se hacía notar. Gritaban “son las nueve de la noche, y todo sereno”. Es por ello que Ballesteros se había hecho famoso por su voz. Estos anuncios de la hora y el estado de las calles se notaban hasta las 5 de la madrugada en las calles del país. “Son las 5 de la madrugada y todo sereno” decía.

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Edición extraordinaria de la Gaceta de Guatemala, 9 de agosto de 1841

Dos días después el Jefe de Estado ordenó seguir estas indicaciones.

La primera propuesta de alumbrado público.

En 1837 los serenos debían cubrir de 3 a 4 cuadras.

Archivo general.

 La primera petición fue negada, y la misma fue aceptada 4 meses después

Según el historiador Fernando Urquizu, la desaparición del cuerpo de serenos se dio años más tarde, exactamente 1871, con la construcción de la catedral de Guatemala.

Esto debido a que fue la primera construcción con luz eléctrica, y fue dejando a un lado la labor de los serenos.

En ese mismo año inició el funcionamiento de la Policía Nacional, quienes se les conocían como perejiles, por su uniforme verde olivo. El fin de esta segunda era de la policía terminó con el conflicto armado interno.

FIN

Hasta que se sufre en carne propia…

 

l primero de septiembre en el periódico local se anunciaba con grandes letras: “Tranquilidad Pública”  para informar que el general estaba totalmente restablecido. Pero la verdadera tranquilidad llegó 10 días después cuando se anunció la ampliación del cuerpo de serenos.

 

El ministro general de Gobierno ya había solicitado a Cabrera la ampliación del cuerpo de serenos, pero este se negó. Tres meses después, el Jefe de estado fue atacado por un hombre en una esquina oscura de la ciudad, sin seguridad cercana. Ese fue el mejor argumento para aceptar la petición del Ministro. Antes del incidente, en la Gaceta de Guatemala no se mencionaba nada ni de seguridad ni de alumbrado público. Pero después de la puñalada que recibió Carrera, en el periódico de ese año, se mencionaba, aunque sea esporádicamente, estos dos puntos.

EL FINAL

 

o que fuera una buena noticia para muchos en Guatemala, fue el comienzo del final de los serenos. Según el historiador Fernando Urquizu, la desaparición del cuerpo de serenos se dio años más tarde, exactamente en 1871, con la construcción de la catedral de Guatemala. Esto debido a que fue la primera construcción con luz eléctrica, y fue apagando paulatinamente la luz que con aceite y fuego mantuvieron los serenos durante más de 30 años.  Fue así como surgió la Policía Nacional, conocidos como los perejiles, por su uniforme verde olivo, quienes tendrían  la responsabilidad de velar día y noche por la seguridad en las calles de Guatemala.

Presenta una historia de Francelia Solano con diseño y animación de Dénnys Mejía y edición de Marta Sandoval

La noche que llegó la luz a las calles de Guatemala
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