Jesús García-Ruiz, residente desde hace décadas en París, acaba de fallecer. Es uno de los más connotados intelectuales contemporáneos, versátil y múltiple en su labor académica. Estudioso de la religiosidad, de la realidad colonial de los pueblos indígenas, del arte barroco en Guatemala, de la globalización y de las nuevas corrientes de la antropología; aportó a un número grande de personas e instituciones sus mejores pensamientos y propuestas teóricas. Lamentablemente, no han sido valoradas en toda su dimensión. Llegó a ser Director del Centro Nacional de Investigación Científica en Francia.
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Conocí a Chus, como lo llamábamos, allá por 1986 en un congreso de Sociología realizado en la capital guatemalteca, a donde vino invitado. Y escuchándolo, entendí que era la persona que podía apoyarnos acá en Xela, para ahondar en la realidad diversa del país, para complementar o ampliar los aportes de otros gigantes intelectuales como Guzmán Böckler, Martínez Peláez, Aura Cúmes, Irma Alicia Velásquez, Marta Elena Casaús y otros que pueden ser contados con la mano.
Vino a Quetzaltenango y se ligó sentimentalmente a esta región en muchas actividades:
Fundamos, sin recursos económicos, con otros y otras personalidades la Maestría en Antropología Social de la Universidad de París VIII, que en varias cohortes formó a antropólogos que hoy tienen una vida académica productiva. (No menciono nombres, para no cometer la injusticia de algún olvido)
Nos reuníamos en las instalaciones de IRIPAZ, allá por el parque Morazán y luego en una colonia en la salida a Amatitlán, nos graduamos en la universidad del Valle que nos facilitaron las instalaciones. Aprendimos que una tesis se empieza desde el primer día de clases, no al final de la carrera como acostumbramos por acá.
Acompañó emocionado el proceso del movimiento cívico de 1995, cuando llegamos a la alcaldía. En el despacho municipal discutimos la estrategia de rodear la lentitud burocrática de la Municipalidad y es como nació el instituto Munikat, que ha trascendido los límites municipales para apoyar otros municipios en diversos temas.
Se organizaron innumerables espacios formativos para líderes locales. Realizados en Quetzaltenango, en la Antigua, a la orilla del Lago Atitlán y en la capital. Fueron cientos de capacitados a nivel técnico y profesional.
En Munikat, bajo su dirección, se publicaron más de 100 ejemplares de la revista del instituto, con temas de vanguardia y con académicos de orden mundial. La revista El Cadejo es de grata recordación, también fundó el Instituto Centroamericano de Prospectiva e Investigación y que produjo otra serie de documentos que andan circulando aún.
Apoyó la investigación sobre las universidades en el Siglo XXI, con estudiantes mayas de la capital y lugares cercanos. Trabajó y publicó libros sobre la memoria y la nación. En su estudio en la zona 10 capitalina tuvimos muchos y largos encuentros donde uno no platicaba, porque era más importante escuchar al maestro, que hizo investigaciones en Bolivia y en China.
Lo vi la última vez en 2015, cuando me invitó a París a impartir un ciclo de conferencias con investigadores ahí residentes, ya venía padeciendo quebrantos de salud, pero quedamos de organizar la cátedra que llevara su nombre, para rescatar la vasta producción intelectual y divulgarla, pero sobre todo como un mínimo homenaje a su entrega a Guatemala, su país del cual fue alejado.
Quedó pendiente esta tarea. Ojalá la podamos rescatar y hacerla vida académica.
Mientras tanto, ¡hasta pronto, amigo, hermano, maestro, compañero, Jesús García-Ruiz!
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