Este inicio de año y de década empata con el arribo al poder de Alejandro Giammattei, quien jurará como el mandatario nacional número 51 entre jefes del Estado independiente y presidentes de la república.
La ocasión puede compararse con el cierre de un calendario y el arranque de otro, cuando una persona define sus deseos y prioridades, por ejemplo cuidar su salud. Quien así piensa se organiza en materia de alimentación y acondicionamiento físico. Para alcanzar la meta debe actuar con disciplina y disponer de indicadores que midan un proceso que día a día genere resultados positivos.
Guatemala es entonces ese individuo que, conforme se fue diluyendo 2019, empezó a trazar puntos de mejora para 2020 y cree que Giammattei representa el medio para hacerlos posible.
Crisis en salud, con rasgos alarmantes en desnutrición infantil, y déficit en educación son características de este país en el que la niñez en edad escolar debe contribuir con la frágil economía del hogar antes de ir al aula y, cuando va, tal vez le tocará sufrir la suspensión de clases porque el profesorado anda en las calles y carreteras reclamando aumento salarial.
Falta de trabajo, temor por la inseguridad y malestar causado por el deterioro de la infraestructura vial en los cuatro puntos cardinales se añaden a un mapa lleno de focos rojos.
A lo largo de su andar, Guatemala ha tenido momentos de altas, pero sus bajas han sido las de más incidencia, pues paulatinamente la han llevado a un presente en el que la frustración y la desconfianza afloran en la sociedad.
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No obstante, y como la única puerta funcional de la democracia guatemalteca es la contienda electoral de cada cuatrienio, en junio de 2019 Giammattei y su partido Vamos motivaron a la ciudadanía votante a que acompañara la idea de que ahora sí.
Ocupar la primera magistratura implica para el también presidente número 11 desde la apertura democrática la consecución de un objetivo que le había sido esquivo en tres intentos: 2007, 2011 y 2015. Pero lo más trascendente es responder a las demandas de 16 millones de habitantes y a las expectativas de la comunidad internacional.
Vale señalar que, si bien la hoja de ruta para atenderlas es avalada en sus generalidades, cuando se entra en el terreno particular surgen enfoques, formas e intereses que causan inconformidades infranqueables.
En ese sentido, el gobernante que está por estrenarse cumplió durante su etapa de campaña con mostrar la propuesta identificada como Plan Nacional de Innovación y Desarrollo y dispuso del largo proceso de transición derivado de unos comicios celebrados en fechas inéditas respecto de los realizados a partir de 1985.
Sobre su Planid, el presidente electo ha afirmado: «Estoy convencido de que nuestro país puede salir adelante [...] podemos lograr una convivencia en paz y armonía [...] aprovechar las oportunidades de construir una sociedad en la que nuestras familias crezcan y alcancen su felicidad». Para ello, en 200 páginas describe su ideología, la visión y los pilares que delinean la plataforma 2020-2024.
Medios de prensa extranjeros, y también nacionales, han indicado que la valla le quedó muy baja. Sin embargo, los registros sociales y económicos exigen decisiones profundas, por lo que habrá que ver cómo aterrizará su oferta, que prácticamente cubre todos los aspectos estatales.
También es importante mencionar que la tarea no será fácil ni cómoda. Falta ver cuán sintonizada está la relación entre Giammattei y el vicemandatario Guillermo Castillo, cómo se desenvuelven los 14 ministros y las secretarías que mantenga.
Y como guinda se vislumbra que interactuará con un Organismo Legislativo adverso. La bancada oficialista apenas suma 17 escaños, aunque seguramente crecerá cuando fluyan los estímulos para romper cordones umbilicales, y tendrá un principal bloque opositor en la Unidad Nacional de la Esperanza, con 52 curules, pero igual no pocas muestran una fidelidad pegada con alfileres.
Queda en el gobernante y en sus equipos tomar decisiones que modifiquen o transformen lo que corresponda o recorrer otros cuatro años que, conforme avancen, se irán deteniendo en el tiempo, como ha sido la costumbre. Por ahora, la oportunidad está a la mano.
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