Pero, siguiendo la tendencia de las mayorías, es útil llamar la atención sobre aquel tipo de fraude que no es cometido contra la hacienda pública, sino en el campo de las corporaciones. El acercamiento al fenómeno tiene otras características cuando se efectúa en el campo privado que cuando se lleva a cabo en el campo público. Y perfilar a los defraudadores es un ejemplo de ello, lo cual de pronto podría ser incorporado al control de la corrupción en la esfera gubernamental.
En julio de 2016, la empresa KPMG elaboró el reporte titulado Perfiles globales del defraudador: la tecnología como habilitadora y los controles débiles alimentan el fraude. El informe se hace en seguimiento al previo, fechado en 2013, y analiza los detalles sobre los fraudes que fueron investigados entre marzo de 2013 y agosto de 2015. Las investigaciones incluyeron frecuentemente entrevistas con los defraudadores, lo que permitió que KPMG generara un perfil del defraudador y del fraude cometido. El análisis tomó en cuenta 750 defraudadores provenientes de 81 países.
El informe resalta que la tecnología ha sido encontrada como un «significante habilitador» de los fraudes investigados, a la vez que probablemente no esté siendo suficientemente utilizada para prevenir o detectar dichos actos. Otro hallazgo clave es que los débiles sistemas de control interno permanecen como un importante factor de contribución a los fraudes.
Y el tema central es la construcción del perfil del defraudador típico: tiene entre 36 y 55 años, suele ser hombre (alrededor del 79 % de las veces) y constituye una amenaza interna (el 65 % son empleados de la compañía). Además, el 35 % poseen cargos ejecutivos o directivos, estaban empleados en la organización desde hacía al menos seis años y son descritos como autocráticos.
También son estimados y se describen a sí mismos como muy respetados en la organización. En un 60 % de los casos han actuado en connivencia con otros. Además, sus motivaciones principales son, en su orden, la ganancia personal, la avaricia y el sentido de porque yo puedo.
Interesante sería perfilar en un ejercicio similar al defraudador público, aunque vaya que el nivel de dificultad para el estudio subiría de manera exponencial.
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