El mundo queda tan lejos

Recuerdo una historieta de Mafalda en la que uno de sus personajes dice una oración parecida a «gracias a Dios el mundo queda tan lejos». Y ahora la podemos aplicar a cómo nos encontramos en muchos aspectos del desarrollo. Lo que hace la diferencia es que ahora, a diferencia de épocas pasadas, el mundo puede estar lejos, pero nos damos cuenta en tiempo real de lo lejos que está.

Nuestras opciones son limitadas, por ejemplo, en cuanto a diversificar mercados. Las relaciones con la economía de los Estados Unidos de América siguen siendo la principal conexión a la economía mundial, y por mucho tiempo no se han diversificado ni los destinos de las exportaciones ni los productos. El tránsito hacia un modelo económico que pueda generar más y mejor crecimiento económico y desarrollo social se ha demorado de tal forma que las características de la economía mundial ya no responden a las premisas que pudieron haberse formulado hace dos décadas, empezando el siglo XXI.

[frasepzp1]

Llegamos al 2020 y no se consolidó el Área de Libre Comercio de las Américas ni se desarrollaron las cadenas productivas para vender en esos nuevos y frustrados mercados. Tampoco se desarrollaron las condiciones para atraer la inversión en proyectos de alto impacto económico. Tampoco se consiguió revertir el deterioro de los recursos naturales ni mejorar las condiciones laborales. Todos quietos mientras el mundo caminaba en dirección de las megatendencias del nuevo siglo, entre lo disruptivo de las tecnologías aplicadas, los cambios de las dinámicas poblacionales y el corrimiento de los centros hegemónicos de poder mundial.

Hay que recorrer distancia para acercar el mundo, pero el punto clave parece estar en que la variable, más que cuantitativa, es cualitativa. Es en nuestra forma de ver y comprender el mundo donde debemos dar los grandes saltos. Necesitamos cambios profundos en el interior para poder asomarnos al exterior. Y no importa cuánto tiempo nos pueda llevar, ya que, si dejamos el motor en neutro durante veinte años, bien vale la pena girar el timón y engranar la transmisión en la dirección correcta durante los próximos veinte.