Es curioso. Pensaba que la anterior era una adaptación de la frase «la política no lo es todo, pero está en todo», a la que recurro con mucha frecuencia. Como buena millennial, para cerciorarme (según yo) la busqué en Google, pero resulta que ninguno de los grandes pensadores políticos la mencionó (según el buscador). Al menos salí de mi ignorancia (espero).
Esta semana se dio a conocer el índice de percepción de corrupción (IPC) de 2018, elaborado por Transparencia Internacional, el cual sitúa a Guatemala en el puesto 144 de 180 países evaluados —el rango va de 100 puntos (percepción de ausencia de corrupción) a 0 (percepción de mucha corrupción)—.
En una investigación realizada el año pasado quisimos saber si el Congreso, en su octava legislatura, atendió y logró cumplir las expectativas de la ciudadanía, que desde las manifestaciones realizadas en 2015 exigía una fuerte lucha contra la corrupción. Las preguntas que quisimos contestar fueron dos: 1) ¿hay una agenda común en pro de la transparencia y de la lucha contra la corrupción en el Congreso? y 2) ¿cuáles fueron los principales avances en la legislación a favor de la transparencia y de la lucha contra la corrupción durante cada una de las presidencias del Congreso?
El resultado de la investigación, según diputados entrevistados —entre ellos los tres presidentes del Organismo Legislativo en su octava legislatura—, es que el Congreso no cuenta con una agenda común enfocada en transparentar la función y la información públicas, como tampoco en proponer y aprobar leyes necesarias para facilitar y continuar la lucha contra la corrupción. Esta información coincidía con la expresada por el segundo grupo consultado: miembros de organizaciones de la sociedad civil cuyo enfoque es la transparencia. Ante tales resultados les preguntamos a los entrevistados cuál es la legislación pendiente de proponer y aprobar en el Congreso para que la lucha contra la corrupción continúe y se mantenga en cada una de las instituciones gubernamentales.
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Para contextualizar la relevancia de la lucha contra la corrupción, empezamos el estudio con datos del IPC para 2017. El índice mide el grado de corrupción en el sector público, según la percepción de empresarios y de otros entrevistados. En mi opinión, es natural que la percepción de los guatemaltecos sobre la corrupción venga en aumento desde 2015, año en el que estallaron casos de alto impacto que señalaban al expresidente y a la exvicepresidenta, a los cuales se han ido sumando otros que involucran a más autoridades de diversas instituciones gubernamentales, al sector privado y a profesionales, entre otros. Según la Real Academia Española (RAE), percepción es una «sensación interior que resulta de una impresión material hecha en nuestros sentidos». La sensación a raíz de la impresión material (el conocimiento de que cada vez hay más casos que involucran a más actores) es de que hay más corrupción. Lo lógico (mas no lo que se ha hecho) sería que, tras conocer esta problemática, las instituciones gubernamentales y las nuevas autoridades, comprometidas en esta lucha y en disminuir esta mala práctica, realizaran las acciones necesarias para coordinar esfuerzos y eliminar los males que han permitido que prevalezca.
En contraste con Guatemala, que bajó de posición en 2018 en comparación con 2017, Argentina obtuvo un punto más y se ubicó en la posición 85 del ranquin. Según el análisis que Poder Ciudadano hizo del IPC, el avance, aunque pequeño, se puede explicar por cierta normativa que se aprobó en el país sudamericano en los últimos años en materia de transparencia.
¿Qué nos queda entonces a los guatemaltecos después de percibir que es tanta la corrupción que golpea a diversos sectores del país? Proponer y exigir. Como en el ejemplo de Argentina, proponer leyes nuevas o reformas a las que ya tenemos y exigir que las instituciones gubernamentales realicen un trabajo coordinado para transparentar sus procesos, sus contrataciones, la información (que no sea sensible) sobre el trabajo que realizan… en fin, proponer y exigir una agenda en pro de la transparencia y de la lucha contra la corrupción. Y qué mejor manera de empezar que conocer la coincidencia de una pluralidad de voces para hacernos una idea.
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