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Bajo las cenizas de Los Encapuchados, un año después

“El desaparecido nunca se legalizó como persona ante los registros estatales. No hay certificado de nacimiento porque durante el conflicto armado quemaron los registros de la municipalidad de Chicacao (Suchitepéquez), de donde él era originario. No tiene célula ni DPI”, afirmó el fiscal auxiliar de Sololá.
“Muy pronto se va a destapar todo esto, vamos a llegar a la verdad, la verdad tenía que aparecer. Ha sido mucho sufrimiento el que ha pasado el pueblo de Panajachel”, Teresa Coello, antropóloga mexicana y secretaria del Comité de Seguridad de Panajachel.
No es la escena de un crimen. La cinta impide el paso a una área dañada en la playa de Panajachel.
Turistas nacionales en la playa de Panajachel.
El ingreso de las aguas negras que formaban "el jacuzzi"
Niños ingresan a donde antes estaba "el jacuzzi".
Lo que queda del "jacuzzi", lugar donde los encapuchados ahogaban a sus víctimas, según denuncias.
Las flores empezaron a brotar en donde antes estaba "el jacuzzi".
Las aguas negras de "el jacuzzi" van desapareciendo.
Las piedras superan el agua que formaban "el jacuzzi".
Gilberto Sente Sente, es el nombre del presunto desaparecido por los encapuchados.
Gilberto Sente Sente desapareció. No tiene identificación, y eso es un problema para el Ministerio Público.
El altar en la casa de Gilberto Sente Sente.
La familia de Gilberto Sente Sente.
Lorena, la Lorena supone que Sente Sente está muerto. Quiere encontrar el cuerpo de su esposo..
El bar Yax dejó de funcionar luego de ser quemado por presuntos encapuchados.
Del negocio de Montejo sólo quedó una casa vacia y quemada.
Montejo, acusado por los encapuchados de vender droga, estudia derecho.
El ex alcalde afirma que el Comité de Seguridad era legítimo.
Documento en el que se autoriza el Comité de Seguridad.
Los vecinos de Panajachel siguen organizados. Actualmente están en contra de la basura.
El barrio donde se concentraban los encapuchados.
Un agente de la Policía Nacional Civil en el barrio
Dirección a Panajachel.
Los encapuchados ya no están en Panajachel desde hace un año.
Los pobladores de Panajachel dicen tener más confianza de salir de noche.
Uno de los bares de Panajachel.
Una mujer se asoma a la entrada de una cantina de Panajachel.
Los pobladores de Panajachel dicen tener más confianza de salir de noche.
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Bajo las cenizas de Los Encapuchados, un año después

Historia completa Temas clave

La Comisión Municipal de Seguridad de Panajachel, los conocidos “Encapuchados”, llevan ya un año inactivos, tras la captura de sus dos principales líderes, Juan Manuel Ralón y Víctor Anleu. Pero hasta el momento, ni los victimarios ni las víctimas de los delitos cometidos han logrado pasar página. Mientras el Ministerio Público sigue investigando la desaparición de Luis Gilberto Senté, un grupo de ex integrantes de la comisión, liderado por su secretaria, la antropóloga mexicana Teresa Coello, está presionando para desacreditar la investigación. Cuenta de ello, el fiscal distrital de Sololá, Benedicto Tenas, anunció que probablemente renuncie de su cargo.

En un país en el que sistema funciona, un crimen implica una víctima, un victimario, un delito, una investigación, una captura, un juicio, una condena. Un crimen en un lugar donde el Estado se asoma de vez en cuando, implica todos los factores que lo preceden. El fundamentalismo, narcotráfico, la cerrazón ante culturas ajenas, la corrupción e inoperatividad de los sistemas de seguridad y justica, la perversión a la que lleva la pobreza. Un crimen, en un lugar así, no es solo un crimen, son todos estos crímenes juntos.

Panajachel ya se había tranquilizado. Los turistas paseaban tranquilos y transitaban entre los distintos restaurantes para cenar. Las velas, las luces de colores apagados, ofrecían ese ambiente hippie que atrae a unos y espanta a algunos de los propios. Se podía llegar tranquilo al lago de Atitlán y observar negritud de los volcanes bajo la luz de la luna. Ya no había hombres vigilando en las esquinas.

“Ya no hay encapuchados”, aseguró la camarera de un bar. “Estamos más tranquilos. Ha vuelto a subir el turismo. Antes la gente no podía pasear. A partir de las 11 Los Encapuchados los retenían”.

Era una muchacha joven y, como a los demás vecinos entrevistados, el tema le interesaba. Le parecía bueno que se siguiera la investigación sobre los hechos violentos perpetrados por Los Encapuchados entre 2010 y 2011.

1. Avalados por Gobernación

Este comité de seguridad comenzó a funcionar a finales de 2008, impulsada por el acalde municipal, Gerardo Higueros, quien señaló como motivo el incremento de los índices de violencia y secuestros. En 2009 se conformaron en la Comisión Municipal de Seguridad y recibieron el aval del Ministerio de Gobernación (Mingob), a través de la Unidad para la Prevención Comunitaria de la Violencia, del Tercer Vice ministerio de Apoyo Comunitario. Y también de la Gobernación Departamental.

Panajachel es el principal pueblo a las orillas del lago de Atitlán, de más de 8 mil habitantes y una tradición bohemia desde los años setenta. En este pueblo en apariencia tranquilo, a mediados de 2010, tras el caos que provocó la tormenta Ágata, miembros de los 14 sectores de Panajachel, coordinados a través del Comisión de Seguridad y de los Consejos Comunitarios de Desarrollo (Cocode), comenzaron a patrullar, equipados con fondos del erario municipal. También fue cuando en algunas zonas, como en el barrio Norte, principalmente en el sector conocido como Jucanyá, estos iniciaron a encapucharse.

La comisión se fue volviendo cada vez más puritana o fundamentalista, y los castigos aplicados a quien se saliera de esta moral, más desmedidos. Con el apoyo de la fiscalía distrital, la Policía Nacional Civil (PNC) y el juzgado de Panajachel, la impunidad se fue volviendo absoluta. Convirtieron en delito tomar alcohol o caminar por la vía pública después de las 11 de la noche. Las personas capturadas eran golpeadas y llevadas a un estanque construido dentro de un río de aguas fecales, donde los obligaban a introducirse e incluso beber de esta agua.

El grupo de encapuchados fue denunciado por violar a una extranjera, por cortar el pelo a machetazos a dos maestros, por obligar a un joven a caminar desnudo por la vía pública o por quemar un barra show; estos delitos siempre acompañados de golpizas. La denuncia más fuerte presentada hasta el momento fue por la desaparición de Luis Gilberto Senté Senté, de 24 años, el 4 de octubre de 2011.

Los Encapuchados también contaban con una lista de personas que constituían “una amenaza” al municipio, a quienes obligaban a exiliarse. “En un año lo perdieron (el rumbo). Todos estaban erráticos”, indicó el fiscal auxiliar de Sololá, Julio Alfaro.

2. Disueltos, pero no condenados

En octubre de 2011 dos hechos llevaron a la disolución del comité. A inicios ese mes, el fiscal de Sololá, Selvin Méndez Ríos, actualmente acusado de estar confabulado con Ralón y Anleu, fue trasladado a la fiscalía de Retalhuelu y sustituido por Benedicto Tenas, que llegaba de la fiscalía distrital de Izabal.

El día 4, despareció Luis Senté Senté, tres semanas después de haber sido amenazado de muerte en la cantina El Gato por Efraín Anleu, hijo de Víctor Anleu, uno de los líderes de la Comisión. Aquel día (12 de septiembre 2011), con Juan Manuel Ralón y Victor Anleu presentes, fueron golpeados por miembros de la Comisión, por Los Encapuchados, Estela Escobar, Andrés Díaz Díaz –propietarios de El Gato-, tres de sus hijos (conocidos como “los gatos”), y dos personas más. Senté salió en su defensa porque de niño vivió en su casa.

Ese mismo octubre de 2011, en quince días, con más de 20 denuncias interpuestas contra el comité, Tenas logró que se emitiese la orden de captura contra Juan Manuel Ralón y Víctor Anelu, presidente y vicepresidente de la Comisión. A partir de la captura de ambos el 31 de octubre, Los Encapuchados dejaron de patrullar. En febrero de 2011, Ralón y Anleu fueron condenados a 17 y 19 años de prisión, por las lesiones y daños provocados en la cantina El Gato. En agosto de 2012, la pena de Ralón se incrementó en 3 años y 8 meses, tras la condena impuesta por el juez de Nebaj por las agresiones contra la periodista Lucía Escobar, quien tuvo que abandonar el municipio fruto de las amenazas del comité.

Una de las pruebas más contundentes para la condena por las amenazas contra la periodista fue la grabación de un noticiero, emitido en el canal 10 de Panajachel en octubre de 2011 pocos días después de la desaparición de Senté. En éste programa Ralón sugiere que Lucía Escobar debería de terminar en un basurero o en el fondo del lago. Tanto Ralón como el alcalde, Gerardo Higueros, o la secretaria del comité, Teresa Coello, hablan con enojo de las publicaciones de Lucía Escobar que criticaban la Comisión.

Pero la desaparición de Luis Gilberto Senté todavía no fue esclarecida por el Ministerio Público. Y a excepción de Ralón y Anleu, ninguno de los llamados Encapuchados, autores materiales de los hechos, fue puesto en prisión. Tampoco el alcalde del municipio, Gerardo Higueros, responsable de la creación del Comité.

Todos defienden su desvinculación de los hechos y de Los Encapuchados, a pesar de las pruebas ofrecidas, como la publicación en Plaza Pública el 30 octubre de 2011, de declaraciones de Ralón y Anleu, en las que ambos indicaban saber que Luis Senté tenía tatuajes, ubicados en partes de su cuerpo no visibles al público.

3. Jucanyá calla el crimen cometido

El barrio Jucanyá, donde comenzó a operar el grupo de encapuchados, está ubicado al otro lado del río San Francisco, cruzando el puente que une Panajachel con Santa Catarina Palopó. Es una zona donde el turismo ya no llega y parece una división del territorio entre un lugar desarrollado y otro lugar abandonado del país.

Debajo de este puente, en un punto del río que es solo un afluente de aguas servidas, se ubicaba el llamado “jacuzzi”, una laguna de agua sucia que el comité de seguridad convirtió en su particular centro de torturas. “Vi al menos tres veces llevar a gente al río”, explicó un joven que trabaja en un negocio próximo al lugar. ¿Y qué hacían con ellos? “Les pegaban, los metían dentro del agua”, contó antes de que su padre lo llamara para que dejara de hablar.

Otro joven de Jucanyá relató cómo fue retenido por Los Encapuchados; otros tres muchachos que platicaban en el interior de otra tienda pusieron una sonrisa cómplice y dijeron que no sabían nada, mientras un hombre de edad avanzada primero dijo que se encapuchaba, para luego rematar, a modo de broma, que lo hacía cuando llovía. Más tarde relató que había sido patrullero de autodefensa civil. Las patrullas de autodefensa, integradas por civiles, forzados por el ejército, fueron acusadas de graves violaciones a los derechos humanos durante el conflicto armado interno.

Tras la construcción de unos muros de contención a ambos lados del río, el llamado jacuzzi quedó oculto. Pero puede advertirse el punto en el que estaba ubicado, donde las aguas negras llegan aproximadamente a la cintura y el olor sigue siendo nauseabundo. 

“Lo que ustedes buscan ya no existe”. Un hombre se acerca. Tiene la cara llena de arrugas, un sombrero de paja, la ropa sucia y una gran barriga. Cuenta que es de la aldea Patanatic, pero que no dará su nombre. Se le pregunta sobre Los Encapuchados.

- Solo cuidaban al pueblo.

- ¿No golpeaban a la gente?

- Era a drogadictos, a borrachos.

- Pero les metían ahí la cabeza. Ese lugar huele muy mal.

- De alguna manera hay que castigarles.

- Se les acusa de crímenes más graves, como desaparecer a un joven.

- No está desaparecido. Lo tiene Montejo, escondido en su casa.

 4. Gilberto Senté sigue desparecido

El 4 de octubre de 2011, día de feria en Panajachel, fue la última vez que Lorena Caal vio con vida a Luis Senté Senté, con quien llevaba conviviendo 7 años. Lorena recuerda que durante 23 noches, después de que lo amenazaran en El Gato, su esposo soñó con su propio asesinato. “Él me decía que unos hombres encapuchados lo corrían y lo terminaban matando a golpes. Yo estaba harta y le decía ‘no se acuerda de Dios’”.

“El día 5 a las 6 de la mañana no había regresado a casa. Lo comenzamos a llamar y a llamar. Lo buscamos en todas las cantinas, en toda la feria y no lo encontramos. El 8 de octubre pusimos unos volantes y un muchacho nos dijo que fuéramos a hablar con un joven que había estado con él esa noche. Y cuando fuimos, estaba irreconocible de la golpiza. Él dijo que fueron los patrulleros (Los Encapuchados), y me dio la dirección donde los habían arrastrado. Fuimos a ese lugar, encontramos los zapatos que él llevaba y el sudadero”, relató Caal.

“En ese momento fue cuando ya no teníamos duda de qué había pasado. Pero en nuestra desesperación cometimos el error de ir a casa de Juan Manuel Ralón. Yo le dije ‘si ustedes lo hicieron yo no voy a hacer nada, yo solo quiero ver su cuerpo’, y él me dijo que él no sabía nada. Pero ese fue el error que cometimos, porque Ralón amenazó al muchacho y ya no quiso volver a hablar”.

Más de un año después de su muerte, sin que su cuerpo haya sido encontrado, los rumores sobre que Senté se encuentra con vida han comenzado a extenderse. Caal relató una versión que hacía recordar lo que cuentan las viudas de desaparecidos del conflicto armado, cuando personas afines al ejército les increpaban que dejaran de preguntar por sus esposos, porque éstos se habían ido con otras mujeres.

“Cuando se escuchó la sentencia de Ralón y Anleu, que ni siquiera era por el caso nuestro, algunas personas decían que era injusto, que mi marido andaba no sé ni dónde. Yo les decía, ‘si ustedes dicen que está vivo, tráiganmelo, tráiganmelo y ustedes hagan su justicia”, dijo Caal. “Él adoraba tanto a su hijo que nunca nos hubiera abandonado, nunca nos hubiera hecho algo así”, añadió.

5. El testigo

Un hombre vio aquella noche lo sucedido.

“Eran como las 11 o 12 (del 4 de octubre de 2011) cuando venían los patrulleros”, comenzó a relatar. “Traían a tres muchachos. Les venían pegando. Salí a la ventana a ver qué pasaba y me di cuenta que ahí estaban. A Pixica (Luis Senté), lo botaron por el muro. Bajaron, le dieron patadas y lo volvieron a subir. Lo jalaron de las canillas, lo iban arrastrando por el suelo y se escuchaba como su cabeza se iba golpeando en el muro. Yo ya perdí la visibilidad. Unos se metieron hacia el jacuzzi y otros cruzaron el puente y se fueron para Jucanyá”.

Este explicó que ya había ofrecido su testimonio al Ministerio Público pero que todavía no inició el proceso penal, y no quiso identificarse. “Ralón y Anleu están en la cárcel, pero los hechores están aquí. Ellos me saludan, platican conmigo. Pero no saben lo que yo conozco”, añadió.

“Cuando pasó lo del Pixica pensé que iba a aparecer al día siguiente todo golpeado, como sucedía siempre con las personas a las que agarraban. Pero a los dos días me enteré de que no había aparecido. Contacté con el MP, hablé con el fiscal (Benedicto Tenas), él me dijo, ‘yo le voy a echar ganas y con estas pruebas agarramos a los líderes’”.

El testigo informó que contaba con un interceptor de emisiones de radio, con el cual podía escuchar la comunicación entre los diferentes sectores de encapuchados. Contó que tiene grabaciones que registraron otros crímenes y dijo que existen pruebas de voz que inculpan a Juan Cululén y David Argueta, coordinadores de dos sectores del Barrio Norte dentro de la Comisión de Seguridad, ambos con orden de captura y prófugos de la justicia.

6. “Somos nosotros, que estamos viendo el espectáculo”

“Yo grababa para ver qué caía”, explicó antes de mostrar algunas de las grabaciones. “Tengo audios donde Juan Cululén está hundido con ellos. De Ralón y Anleu no tengo tanto, porque ellos no participaban en las golpizas. Pero sí hay una grabación donde los compromete. Uno de ellos advierte ‘tengan cuidado hay un carro estacionado”. “No tengan pena –le responde Memín (David Argueta)– somos nosotros, los de la Comisión, que estamos viendo el espectáculo”.

El testigo agregó que escuchó la intención del grupo de violar a una mujer, la cual, según se enteró, era originaria de Puerto Rico, Estados Unidos, y denunció días después su agresión en el MP. Yo oí cuando dijeron ‘ahí viene una gringa’. ‘Intercéptela pues. Pero tengan cuidado de que no vaya a ver ninguno’. Después la agarraron y apagaron el radio”.

También vio la golpiza de tres homosexuales durante la feria, uno de ellos desaparecido. Indica que los jóvenes eran de Santiago Atitlán y que no volvió a escuchar sobre el caso. “A otros que son maestros yo tengo toda la secuencia, cuando los agarraron en la Calle de los Árboles, los trajeron aquí, les pegaron y todo (se refiere a los hermanos Edwin Ernesto y Francisco de León, a quienes el Comité además cortó el pelo a machetazos), yo mandé esa grabación al MP y no ha prosperado. Las cosas pasan así y lamentablemente no va a haber ninguna justicia”, añadió.

Este testigo -así como media docena de vecinos más del municipio entrevistados por Plaza Pública- indicó que Los Encapuchados patrullaban en compañía de Juan Manuel Ralón, Jordán Quenún (ex candidato del partido VIVA a la alcaldía) y el ex alcalde, Gerardo Higueros. También señaló a Noé Cululén, quien patrullaba en el barrio Jucanyá, como uno de los responsables de provocar las lesiones a los jóvenes. “Cuando ellos hicieron la plática en la televisión, señoras grandes, de mucho respeto, dijeron: ‘Juan Manuel, señor alcalde, a ustedes no les vi yo. Pero al que está detrás sí -era Noé Cululén- a él si lo hemos visto”.

 “Yo estaba de acuerdo con las patrullas. Pensaba que si estaban avaladas por Gobernación y la policía, las iban a tener controladas. Pero de la experiencia, al civil no se le puede dar poder”, concluyó el testigo.

7. La traba para el MP: Senté nunca existió legalmente

El Ministerio Público de Sololá sigue buscando pruebas que inculpen al Comité de la desaparición de Gilberto Senté. El fiscal auxiliar, Julio Alfaro, indicó que las investigaciones han continuado y se ha ido enriqueciendo. Pero agregó que las pesquisas habían llegado a un punto muerto, que parece sacado de una tragicomedia: Senté no existe oficialmente.

“El desaparecido nunca se legalizó como persona ante los registros estatales. No hay certificado de nacimiento, porque durante el conflicto armado quemaron los registros de la municipalidad de Chicacao (Suchitepéquez), de donde él era originario. No tenia célula ni DPI”, afirmó éste.

“Necesitamos algún documento de él para poder probar que está desaparecido. Si no existe un documento de identificación, esta persona legalmente no existe”, agregó. (Lorena Caal aclaró que ya había entregado al MP un documento del IGSS del padre de Gilberto Senté, donde aparece el nombre de Luis).

Preguntado por los rumores que circulan sobre el hecho de que el desaparecido continúe con vida, Alfaro respondió que no son confiables. “Algunos dicen que está vivo, pero la DEIC (División Especializada en Investigación Criminal de la PNC) lo ha estado buscando. Buscó su cuerpo en el lago y también lo ha estado buscando vivo. Hasta la fecha no ha podido comprobar que esté vivo ni que esté muerto”, dijo Alfaro.

Preguntado sobre Teresa Coello, antropóloga mexicana que fungió como secretaria del Comité de Seguridad, el fiscal adjunto explicó que actuaba como la asesora del grupo.

“Todo lo consultaban con ella, se sabe a través de declaraciones. Hay oportunidades de ligarla a proceso. Pero ella tiene liderazgo y reconocimiento de la comunidad internacional. Ha utilizado esos recursos para desacreditar la investigación. El fin de la organización era poder cobrar por la seguridad. Arma de doble filo, según la investigación. Pensamos que trataban de conseguir recursos de organizaciones internacionales para seguridad municipal”, añadió.

De las demás denuncias interpuestas por vecinos del municipio que fueron víctimas de los abusos de los encapuchados, el único caso que se encuentra en los tribunales es el de Gerardo Montejo. En éste, explicó Alfaro, no fue aceptado el delito de tortura solicitado por esta fiscalía. “En base al ordenamiento legal, el delito de tortura lo comenten las entidades pertenecientes al Estado o con aquiescencia del Estado”, indicó. En el caso de Panajachel, fue creada por la municipalidad, con el aval del ministerio de Gobernación.

 

8. Montejo, víctima o victimario

Gerardo Montejo regresó a Panajachel en noviembre de 2011, después de permanecer seis meses exiliado en Huehuetenango y Quetzaltenango. Actualmente se dedica a todo y a nada. Montejo es señalado por vecinos de ser el responsable de la distribución de cocaína en el municipio. Le sindican también de otros delitos, ninguno demostrado hasta el momento. Es una persona que podría hablar durante horas sin aburrir el auditorio. Este hombre, originario de Nentón, Huehuetenango, relata primero los hechos violentos de los que fue víctima el 15 de marzo del año pasado. Después reflexiona sobre ellos.

“Eran como las 22.30. Estábamos en la barra show, teníamos bastantes clientes. El que trabajaba en la puerta me dijo, ‘jefe, lo llaman’. Era un grupo de 400 o 500 personas, encabezado por Ralón y Anleu. A la par tenían dos jóvenes que habían vapuleado. Me dijeron que yo los había mandado a robar. Cuando di la vuelta para querer entrar al negocio ya tenía a cuatro señores, altos, gordos, con palos, (y me dijeron) ‘una mierda hijoeputa’, me agarraron por la espalda y me metieron al grupo”.

Montejo contó cómo a partir de ese momento la turba quemó su barra show. Él fue llevado bajo el puente, donde le introdujeron en las aguas negras y le siguieron vapuleando “con palos, con cadenas, con piedras”. Le golpearon la cabeza. Perdió el conocimiento. Finalmente Ralón intercedió y pidió que lo dejaran. “Lo hacía para dárselas de salvador, después de haber permitido toda la golpiza”, dijo. A continuación, Montejo fue llevado a la cárcel de Panajachel. “Estuve en la cárcel martes, miércoles y jueves. Estaba lleno de caca, con las heridas a la intemperie”.

8. Policía involucrada

-¿La policía entonces sí estaba involucrada?

-A parte de estar involucrados en todo este tipo de ilícitos, el comité los tenía dominados, - continuó Montejo- cuando me llevaban al “jacuzzi” pude ver que frente a la despensa estaba el jefe de la subestación, (Óscar René Coroy) Cuma.

-¿Él sigue al frente de la comisaría?

-Ese hijoeputa ya no está aquí. Si estuviera aquí nos hubiéramos matado a tiros en la calle.

-¿Cómo sigue el proceso judicial abierto tras su denuncia?

-Ahora estamos en la fase intermedia. Ahorita se nos está poniendo un poquito complicada la situación, porque el juez Gálvez (Miguel Angel Gálvez, juez de Alto Impacto) decretó el cierre provisional del proceso en contra de dos de ellos por falta de pruebas; uno fue Carlos Salazar, el más vapuleador.

-¿Cuántas personas denunció por su caso?

-Denuncié a 15, de esas hay 14 ligadas a proceso, con cuatro de ellas llegué a un resarcimiento de daños civiles: Américo Martínez, Robin Rodríguez, y Carlos y Miguel Tzul, que eran hermanos. Ahorita tenemos dos meses de plazo para presentar más pruebas, y ya pasó uno.

-¿Por qué le caía mal al Comité de Seguridad?

-Todo el tiempo han dicho que soy narcotraficante. Principio de inocencia en la Constitución. Nadie puede ser juzgado sin haber sido escuchado ante un juez competente. Y dos, nadie puede buscar la justicia con sus manos. Cuando Ralón llegaba a mi casa a pedirme Q5 mil, Q10 mil para satisfacer a sus trabajadores, yo le daba (Ralón tenía una constructora, Marsol, que recibía pequeños contratos de la municipalidad). En ese momento no le caía mal. En ese momento no era ningún narcotraficante.

-¿Usted les daba dinero?

-Siempre. Yo siempre he crecido con esta filosofía: si yo tengo en abundancia voy a salpicar a todas las personas. Lo que dice la Constitución de que todos somos iguales. Mentira. El Gobierno en Guatemala no vela por ese principio. Antes era vecino de Víctor Anleu y cada semana llegaba a mi casa a pedirme dinero para enviar a su hijo a la Universidad.

Montejo se queda en silencio por un momento y señala un dinosaurio de cobre que adorna el comedor del hotel Kakchiquel, al final de la calle Santander.

-Este es trabajo de Víctor Anleu. Solo démonos cuenta de la belleza de trabajo que puede generar. Pero dice un libro de filosofía: ‘hay personas que maduramos muy temprano, hay personas que maduran muy tarde y personas que nunca maduran’. Y entre las personas que nunca maduran está este pobre señor. Porque si no, estaría libre, pero ¿dónde están ahora?, ¿y dónde está el narcotraficante, el ladrón, el que era todo lo malo?, aquí estoy, compartiendo con usted.

-¿Por qué cree que el Comité de Seguridad llegó a ese punto?

-Política. Confundieron la seguridad ciudadana en Panajachel, llego a ser un poder. ¿Qué quiere una persona después de tener mucho dinero? El poder. Llegaron a tener el control de todo. Crecieron tanto que se creyeron los dioses del pueblo y que nunca los iban a tocar. Tenían dominada a la fiscalía. Cuando yo fui a denunciar mi caso, el fiscal de ese entones, Selvin Méndez Ríos, me inició una investigación por narco. Ahora le tengo una denuncia en el MP en administración en Guatemala y voy a luchar para que sea destituido. Es más, no tengo ganas de eso, ya lo iban a matar en camino a Xela hace poco, le pegaron un balazo en el ojo. La vida se encargó de ajustarlo. La vida es una balanza, hay bueno y hay malo. En esta vida no hay ninguna persona justa, correcta, santa. Todos somos humanos y cometemos errores.

-¿No le da miedo haber regresado a Panajachel?

-La verdad es que miedo nunca he tenido. Soy una persona muy realista. No comparto esa idea de las personas que quieren aferrarse más tiempo a la vida que Dios tiene pensado para cada uno. Yo soy estudiante de derecho, llevo cerrados dos años y medio, este es mi tercer año. Todo este proceso a mi me ha dado una gran escuela para aplicarlo a mi profesión.

-¿Ha pensado en volver a reconstruir su bar?

-Otro punto es aprender. A mí el Jacks me daba plata. Yo generaba de 12 mil a 15 mil quetzales por noche. No quiero volver a ponerlo. No más bares. Que quede claro, no es por miedo a nadie. Simplemente es porque me estoy profesionalizando en un área donde considero que no tendría sentido. Yo gracias a esta gente me visualizo y veo como un futuro abogado penalista. Me gusta el área penal, me encanta. Estoy aprendiendo mañas: de jueces, de abogados, de denunciantes, de todo tipo de gente. Yo ahora funciono dentro de la población como procurador. Hay personas que llegan conmigo y me dicen ‘don Montejo mire que tengo determinado problema’. Este caso me ha dado mucha popularidad.

El liderazgo de Ralón y Anleu dentro del grupo de Los Encapuchados fue confirmado por todas las fuentes consultadas, miembros de organizaciones o vecinos que prefieren mantenerse en el anonimato y decir lo que les venga en gana. Estos, además, señalan la participación del ex alcalde del municipio, Gerardo Higueros, a quien vieron patrullando en Jucanyá “en su carrito celeste”. Ninguno de los vecinos interrogados, a quienes se unen las declaraciones del MP y del testigo pusieron en duda que fueran ellos quienes lideraban el grupo.

A varios de los vecinos interrogados, sin embargo, no les parecía mal lo que hacía la Comisión. El trabajador de un hotel indicó que protegían de los mareros, y que los muchachos a los que cortaron el pelo se veían “más decentes” ya sin cabellos largos. Una mujer aseguraba que todo era por drogas, señalando directamente a Montejo. “A ese patojo (Senté) dicen que lo han visto en la Costa”, agregó.

9. El ex alcalde defiende su inocencia

El ex alcalde de Panajachel, Gerardo Higueros, fue llamado a declarar a los tribunales hace un mes por el caso de las lesiones y quema del local de Gerardo Montejo. En unas semanas, volverá a los tribunales. Las radios que utilizaban Los Encapuchados y que registraron los crímenes fueron compradas con dinero municipal. El acalde, además, fue quien impulsó el Comité y a quien los vecinos veían patrullar “en su carrito celeste”.

Higueros salió de la Municipalidad en enero de 2012, sustituido por el candidato del Partido Patriota, Abrahan Mayén. El ex acalde dirige actualmente un pequeño negocio de venta de electrodomésticos usados en el lugar donde antes funcionaba Canal 10. Un par de televisores viejos, un aparato de hospital y unos cofrecitos de madera son lo poco que se puede encontrar en este lugar. Se le preguntó sobre el Comité de Seguridad.

De esta manera responde Higueros, con el mismo argumento de Ralón y Anleu hace un año en el reportaje de Plaza Pública.

-Lo que la Comisión estaba haciendo era algo bueno. Pero algo empezó a pasar: Nosotros estábamos ya agarrando, no agarrando sino identificando, a los responsables del narcomenudeo.

-Pero sí golpearon a gente, de eso hay muchos testigos.

-Ahí se dio una situación. Se empezó a involucrar otro grupo, de encapuchados; eran del barrio de Jucanyá.

-Personas retenidas por ellos indican que cuando los agarraban y llevaban a la cárcel, allí estaban juntos policías y encapuchados. También vieron en estas golpizas a Ralón y Anleu.

-Estaban Los Encapuchados y de ellos sí puedo dar fe de que hacían de las suyas. Es decir, doy fe de que existían encapuchados, porque fui a hablar con ellos. Pero yo no vi cuando daban las golpizas.

-Desde que metieron en la cárcel a Ralón y Anleu ya no hay encapuchados.

-Ahí hay algo. Cuando supuestamente una persona desapareció, yo llamé a un señor que era parte de la Comisión, Noe (Cululén) porque siempre lo he visto muy honesto. Fui con él a ese sector de Los Encapuchados, hablé con ellos y les puse un ultimátum. Desde ese día ya no volvieron a actuar, agregó el alcalde.

10. Teresa Coello y el lobby de la inocencia

Entre tanto, varios ex miembros del Comité de Seguridad, como su secretaria y asesora, Teresa Coello, el ex candidato por el partido VIVA, Jordán Quenun; el candidato de Lider y presidente del Cocode de la zona central, Rufino Joj; o Tereso Joj, director de proyectos de la Universidad del Valle en Panajachel –quien según indicó Antonio Díaz Escobar fue quien propuso continuar con los patrullajes en 2010–, han iniciado una campaña en medios de comunicación e instituciones con el objetivo de defender la inocencia de Ralón y Anleu.

Teresa Coello, antropóloga mexicana, llegó al país como voluntaria para asuntos indígenas de la Misión de Verificación de Naciones Unidas (Minugua) y desde hace años dirige la librería Tzunún y el centro cultural El Romero en Panajachel.

Varios miembros del grupo acudieron al plató de Vea Canal. Coello también se entrevistó con el ex Procurador de los Derechos Humanos (PDH), Sergio Morales, quien inició un proceso penal contra Karla Olascoaga por el cuento, “Crónica de un asesinato anunciado”, que ganó el Programa Permanente de Cultura de la PDH y en el que en la narración se culpa directamente al comité de seguridad y a Gerardo Higueros de la desaparición de Gilberto Senté. La validez del premio y el que se anulara el proceso contra Olascoaga fue defendido en agosto de 2012 por el nuevo procurador, Jorge de León.

11. Su verdad y el apoyo de la Fundación Myrna Mack

Plaza Pública trató de citarse con Teresa Coello, pero denegó la petición, todavía molesta por la publicación realizada el año pasado por este medio.

“Ustedes van a tener información muy pronto. Qué había detrás de todo esto. La verdad tenía que aparecer”, indicó muy molesta, sin permitir que se le cuestionara. Solo se pudo interrumpir la retahíla sobre las bondades de Panajachel para hacerle esta pregunta:

-¿Cómo una mujer que llegó con Naciones Unidas, que ha trabajado siempre en derechos humanos, terminó defendiendo a un grupo que ejercía la violencia?

-Le vuelvo a repetir que todo esto se va a destapar. Usted va a saber a quién he estado defendiendo, porque la verdad va a aparecer muy pronto, yo he estado defendiendo a un pueblo maravilloso, un pueblo tranquilo, lleno de esperanza.

Teresa Coello también ha llegado en varias ocasiones a la Fundación Myrna Mack. Su directora, Helen Mack, reconoció que varios vecinos de Panajachel se habían citado en varias ocasiones con ella y se mostró permisiva con el Comité de Seguridad.

“La defensa de ellos es que confluyeron distintos factores. Corrupción local, de funcionarios públicos copados, que sobredimensionaron los hechos. Y que la acusación y el juicio que se llevó contra los condenados no guardan proporcionalidad”, indicó Mack. “No podés tener 19 años de prisión por un vapuleo mientras tenés a mareros que están libres”, añadió.

A este punto, se le cuestionó sobre la desaparición de Gilberto Senté. “Hay muchos testigos que dicen que lo han visto, caminando por ahí o en el Renap. Lo cierto es que lo han visto. La cuestión es que el Estado constituye estas juntas de seguridad y las abandona. Si ellos no hubieran estado avalados y organizados por el Estado no hubieran podido hacer lo que hicieron. No hubo un seguimiento”, concluyó.

Quien lleva la investigación contra el Comité de Seguridad, antes investigó el asesinato de Myrna Mack. El fiscal distrital de Sololá, Benedicto Tenas, trabajó como abogado consultor de la fundación Myrna Mack desde 1997 a 1999.

12. Presiones para destituir a fiscal Tenas

La investigación a su cargo, de momento, continúa de bajo perfil. Benedicto Tenas informó que debido a las presiones ejercidas posiblemente dimita de su cargo. Este habló de la influencia de Helen Mack en la fiscal general, Claudia Paz y Paz. Y explicó que el MP se encuentra investigándolo por un caso de negligencia de uno de sus subalternos cuando se encontraba a cargo de la Fiscalía Distrital de Izabal.

Éste indicó que considera que se agarraron de este caso para sustituirlo de fiscalía de Sololá. “En el MP, si uno no se mueve de su escritorio puede permanecer durante años en su cargo, pero cuando se intenta agarrar a los delincuentes es cuando empiezan los problemas”, dijo.

Javier Monterroso, asesor principal de la Fiscal General, confirmó que el fiscal estaba siendo investigado, pero que no tenía que ver con el caso de Panajachel, en el cual el MP daba su apoyo al fiscal distrital de Sololá.

El oficial Gutiérrez Cifuentes, de la comisaría de Panajachel, preguntado sobre si había incrementado los delitos tras la desintegración de Los Encapuchados, afirmó que todo lo contrario. “Eran ellos (Los Encapuchados) los que cometían los delitos”, aclaró. Este indicó que las cifras de violencia se mantenían bajas, y que sobre todo atienden casos de maltrato intrafamiliar.

A los crímenes cometidos se unió, el pasado mes de junio, el hallazgo del cuerpo de Yolanda Ovalle, de 52 años, con señales de violencia según el informe médico. Ovalle, regresó hace unos meses a Panajachel después de haber estado también exiliada, tras ser amenazada por el Comité de Seguridad. Todavía no se iniciado la investigación del crimen.

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